CAPITULO 3

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A Thomas se le ilumino el rosto, era obvio que yo había interrumpido lo que él quería hacer y no se le hizo para nada una mala idea, le sonrío y masculló. –Gracias eres el mejor Dom.

-Ve con él, no te comerá nena. –Fue lo que me dijo.

-¿Qué? No Thom ese tipo es muy pesado y no le caigo bien... - le susurré.

Después de esfuerzos inútiles, decidí que si me iba más rápido, llegaría a casa más rápido y podría alcanzar a Jazz, así que me despedí de mi primo sin más.

-Estas en deuda Thomas, te quiero. Adiós.

-Te quiero más bella.

Me subí al auto de Dom, me preguntó dónde vivía y al decirle se quedó algo sorprendido.

-¿Qué? ¿Todo bien? –le dije

-S-sí ahí viven las niñas engreídas –Repuso- Así que ahora entiendo porque eres así.

-¡Ahí no viven las niñas engreídas!

-Bien, bien, si tú lo dices...

Cuando hecho a andar el auto sentí que el corazón se me saldría del pecho, ¡como manejaba este chico! El camino a casa fue incomodo y en silencio. Por otro lado yo ya quería bajar, pensé que nos pasaría algo, respecto a la velocidad con la que iba, Al fin se detuvo en la puerta de mi casa, y yo suspire de alivio.

-Llegamos a tu destino princesa. –Lo dijo con una manera fría y mala.

-Gracias. –Fue lo único que logre articular de mi boca.

Entonces baje del auto y antes de decirle adiós, él se había ido, así que abrí la puerta, miré mi celular y eran poco más de las 12:00. Subí me cambié y me eché a la cama, estaba realmente cansada y Jazz también porque la encontré dormida, lamente no pasar tiempo con ella, pero mañana sería mejor.

A la mañana siguiente, mis planes con Jazz, fueron comer ensalada de frutas con miel como desayuno, solo así podíamos comer fruta. Luego de eso, nos duchamos y vimos un rato nuestra serie favorita, con un poco de pena sabía que tenía que aprovechar mi tiempo con ella pues hoy por la tarde viajaría a visitar a su familia y regresaría después de tres días. Eso indicaba que pasaría días sola en la escuela.

-¿No puedes ir otro día con tu familia? – Dije casi suplicando.

-Sabes que nos reunimos una vez al mes, no puedo faltar, pero te llamare cada vez que pueda.

-Está bien, entonces cuídate, saludos a todos. –La abrace fuertemente y se subió al auto que vino por ella.

Mi fin de semana parecía que sería de lo más tranquilo, hice mis deberes de escuela, leí algunos libros que papá tenía en la biblioteca y vi mi serie. Mamá me había pedido que por favor la acompañara a su trabajo, habían veces en la que ella me llevaba, y casi siempre que estaba allí, pedía mi opinión en algunas que otras cosas, como la forma y colores del bouquet, las cintas de las sillas, o los arreglos de flores, a veces coincidíamos y otras ella solo confiaba en mí y le decía a su personal: "Lo que ella dijo esta genial" Eso era un punto para mí, nunca había quejas... hasta ahora.

Esedía llegue rendida a casa, así que me dispuse a bañarme y ponerme mi pijamaverde con un arcoíris en el centro, séque era infantil, pero era muy cómoda y a mí me encantaba. Luego de un rato yal entender que en cualquier momento dormiría (aunque fuese temprano) puse algode música a un volumen suave y poco a poco empecé a caer en los brazos de Morfeo.    



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