Capitulo 4

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Pocas cosas enojaban a Shining Armor y eso se podía notar claramente en la expresión en su rostro mientras caminaba hacia una cueva cerca a las montañas llevando consigo una bolsa en su lomo.

*Maldición* – pensó el unicornio blanco.

Le juro por su vida, a la familia Pie que traería de vuelta a la pequeña potrilla rosa, más ellos no querían que se arriesgaran y le dieron todo el dinero que tenían guardado, hasta el último bit e incluso las hermanas colaboraron con su mesada que habían ahorrado.

Llego por fin a la entrada de la cueva, sin embargo se quedo quieto mientras apretaba los dientes.

Sentía que todo esto era su culpa... no, era su culpa. De no haberse distraído, de haberse centrado más en cumplir su misión no estaría en este predicamento.

Le falló a todos, a la princesa, a la familia Pie, a Pinkie y así mismo, como es que podía aspirar a ser capitán de la Guardia Real si no solo no capturaba a unos simples ladrones, sino también en su descuido estos miserables capturaron a una pequeña e inocente poni.

Quería entrar y darle a esos malhechores su merecido pero eso significaba arriesgarse a que saliera lastimada Pinkie, nunca se perdonaría que sucediera aquello así que la salida más segura era entregarles el dinero y sacar a Pinkie de ahí, luego ser iría a Canterlot a decirle a Princesa que ser retiraba de la Guardia Real.

–No sirvo para esto – murmuro mientras entraba a la cueva.

No tuvo que caminar mucho, la cueva en sí no era tan profunda ya que a solo unos metros de la entrada se encontró con aquel unicornio que se enfrento en el bosque.

–¿Lo tienes? – pregunto rápidamente.

Shining asintió y con su magia le entrego la bolsa llena de bits al unicornio que la recibió con una mirada seria.

–Ya tienen los bits, ahora entréguenmela y más les vale que no le hayan hecho nada – Armor amenazo al ladrón sin perder contacto visual con él para darle a entender que iba enserio.

–Oh no te preocupes no somos unos monstruos, además tú no estás en posición para amenazarnos – hizo un ademan con el casco y su cómplice un poni terrestre trajo en su lomo a la potrilla dormida – tenía que dormirla, era muy exasperante.

El poni la bajo de su lomo y la dejo en el suelo, en ese momento el unicornio lanzo un hechizo a Pinkie la cual poco a poco comenzó a moverse.

–¿Dónde estoy? – Soltó con la mirada perdida – ¡Shining! – grito contenta al ver a su amigo de juego frente a ella.

El soldado se tranquilizo al ver que a pesar de todo ella no perdía esa personalidad tan característica, odia que por este accidente se volviera fría y distante.

Pinkie ya estaba a punto de correr hacia Armor pero un casco la retuvo.

–¡Oye que crees que ha...! – Shining no pudo continuar hablando ya que de improviso un pegaso se apareció detrás de él y lo agarro de las patas delanteras, para el unicornio blanco que había sido entrenado desde muy joven solo le hacía falta hacer un simple movimiento para liberarse, más un rayo que cayó directamente a su estomago lo dejo tendido en el suelo con una gran dolor en aquella zona.

–¡Shining! – grito preocupada Pinkie que hacia lo imposible para soltarse de ese poni e ir auxiliar a su amigo.

–Creíste que no me cobraría ese golpe estúpido – el líder unicornio se acerco lentamente Shining que aun yacía tendido en el suelo.

–No... eres más que... un sucio ladrón – Armor soltó entre jadeos.

–No siempre fui un ladrón chico, yo antes pertenecía a la Guardia Real – Shining a pesar del dolor, abrió los ojos con sorpresa y vio al unicornio, su mirada decía claramente que no mentía – si me convertí en un ladrón fue por la culpa de esa inútil de Celestia.

Shining SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora