Capítulo 5

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Aquella mañana me levanté tarde.

No había escuchado sonar el despertador y me maldije todo el camino rumbo a la universidad. Estaba completamente furiosa por ser tan descuidada. No volvería a pasar toda la tarde en casa de Jennie; la universidad era importante para mí y no iba a descuidarla.

Al llegar a la universidad, era tan tarde que el profesor de Química no me dejó entrar a la clase. Otro motivo para ponerme furiosa; había pasado casi toda la tarde terminando el proyecto y no iba a poder entregarlo por haberme quedado dormida.

Me desplomé en el suelo y apoyé la cabeza entre mis manos mientras intentaba relajarme.

- ¿Qué haces aquí, boba? - aquella voz tan familiar me hizo levantar la cabeza.

Mi mejor amiga, Jisoo, se encontraba de pie a mi lado con una sonrisa burlona en el rostro.

- El señor Ok no me dejó entrar - dije haciendo una mueca de fastidio.

Ella negó con la cabeza.

- Tienes suerte de que tenga hora libre, ¿Vamos a desayunar? - dijo.

Miré mi reloj y comprobé que aún era temprano. Me levanté y caminamos hasta la cafetería del campus.

Después de pedir un generoso desayuno, nos sentamos en una pequeña mesa a comer y charlar.

Jisoo no paraba de hablar de la chica que había conocido el fin de semana: Lisa Manoban. Al parecer la había invitado a salir el próximo fin de semana y no paraba de mencionarla.

- ¡Es tan linda! - dijo dándole un sorbo al café. Yo sonreí. - Me dijeron que solía ser una idiota de primera, pero después del accidente que tuvo con sus amigos, cambió.

- ¿Tuvo un accidente? - dije intentando meterme en aquella conversación con mi amiga. Me encontraba completamente absorta en mis pensamientos.

- Sí. Automovilístico. Iba con sus amigos y, a lo que escuché, falleció uno de ellos y una de sus amigas quedó ciega. - dijo Jisoo con pesar. Sentí un extraño escalofrío recorrerme el cuerpo.

- ¿Q-Qué? - tartamudeé.

- Si, bueno... El chico que murió se llamaba Park Jimin y la que quedó invidente Jennie Kim. - sentí que el estómago se me revolvió en ése instante.

- ¿J-Jennie?, ¿Jennie qué? - dije intentando calmar el temblor de mis manos.

- Kim. - repitió - ¿Por qué?

Negué con la cabeza enérgicamente. No podía ser la misma Jennie... ¿O sí?

- Por nada - murmuré.

Aquella tarde, al terminar las clases, me dirigí a casa. No podía dejar de pensar en lo que me había contado Jisoo. Quizás sería bueno preguntarle a Jennie qué había pasado aquel día de su accidente. No sabía qué tan mala podía ser su reacción en cuanto le preguntase, pero tenía que intentarlo.

Me metí a la ducha y al salir me puse mi perfume favorito. Ése que solo utilizaba cuando salía a fiestas importantes. Me vestí mis vaqueros favoritos y una blusa holgada con transparencias en la espalda. Cepillé mi cabello intentando domarlo sin éxito y me puse una capa fina de máscara para pestañas y brillo labial. Salí de casa y tomé el autobús rumbo a la de Jennie. 

Al llegar, toqué la puerta y me recibió Taeyeon. Parecía angustiada y fruncí el ceño intentando averiguar qué había pasado.

- ¡Rosé! - dijo preocupada.

- Hola, ¿Qué sucede? ¿Está todo en orden? - dije mirándola con cautela.

Tae se frotó la cara con angustia.

- Moví el banquillo. Fue un accidente y... - ahogó un sollozo. Yo ya podía imaginar lo que venía a continuación. - Cayó, le sangró la nariz, y yo... - No pudo continuar.

Subí las escaleras rápidamente sin poder esperar a que terminara de contarme algo que no quería escuchar de su boca, sino de la de Jennie.

Moví el pomo de la puerta intentando abrirla. Estaba cerrada con llave. Toqué la puerta con brusquedad pero nadie me abrió.

- Jennie, ábreme - dije comenzando a sentirme más ansiosa de lo que ya me sentía.

- ¡LÁRGATE DE AQUÍ! - gritó con furia desde el interior de la habitación. Yo di un respingo al escucharla hablar así. No se parecía en nada a la Jennie que había estado conmigo la tarde anterior.

- No me voy a ir, ábreme. - dije intentando sonar tranquila.

- ¡¿QUÉ NO ENTIENDES DE QUE QUIERO QUE TE LARGUES DE AQUÍ?!,¡SOY UNA MALDITA INÚTIL, AHORA LÁRGATE DE AQUÍ!

El corazón comenzó a latirme fuertemente dentro del pecho. Tae estaba a mi lado y la miré.

- ¿Tienes llave de esta habitación? - pregunté.

Ella me miró dudosa pero me entregó un llavero.

- Es la única plateada - indicó.

Tomé la pequeña llave plateada y la introduje en la cerradura. Abrí el cerrojo. Cuando abrí la puerta, tuve que volver a cerrarla porque un zapato salió disparado en mi dirección. El golpe sordo de la madera de la puerta me hizo dar un salto y chillé. Si no hubiera reaccionado tan rápido, me habría golpeado en la cara.

- ¡¿Qué demonios está mal contigo?! - chillé con la voz una octava más arriba de lo normal.

Nadie respondió.

- ¡Lánzame lo que quieras , no voy a irme! - solté de pronto enfurecida.

Entré a la habitación y otro zapato voló en mi dirección. Yo me agaché justo a tiempo para esquivarlo.

- ¡Deja de actuar como si tuvieras cinco años! - grité en su dirección.

- ¡Nadie te pidió que entraras!,¡Lárgate de una puta vez! - me espetó enfurecida.

- ¡ERES UNA IMBÉCIL! - le grité encolerizada.

El silencio invadió la habitación. Mi pecho subía y bajaba al ritmo de mi pesada respiración. Estaba furiosa. Completa y absolutamente furiosa.

- Le dijiste imbécil a una ciega - siseó ella. Como si la culpa pudiera hacerme retractarme de haberlo dicho.

Me reí amargamente y solté:

- Le dije imbécil a una imbécil.

Pude ver como su cuerpo se tensaba con la rabia que sentía. Pero no me importaba. Yo sólo intentaba ayudarla y ella se comportaba como si yo fuera la culpable de todos sus problemas.

- Lárgate. - soltó con voz grave y amenazante.

- Quiero que sepas que si me voy, no voy a volver nunca. - dije intentando tranquilizarme.

- Nadie te ha pedido que vengas, en primer lugar. - me dijo con amargura.

- No va a haber nadie en ésta ciudad que esté dispuesto a ayudarte si tú no cambias tu actitud. - comencé - Deja de comportarte como una víctima porque no lo eres. Mejor dale las gracias a la vida que estás viva, no como Park Jimin.

- ¿Q-Qué dijiste? - tartamudeó.

En ese momento comprendí lo que acababa de hacer y me quedé completamente muda mirándola.

- ¿D-Dónde supiste lo de Jimin? - dijo con la voz entrecortada.

Yo no pude responder.

Si pudiera haberme fulminado con la mirada, lo habría hecho, estaba segura.

Tenía el rostro completamente desencajado y, a pesar de tener la mirada fija en la nada, podía notar el coraje en sus ojos.

- ¡Maldita sea, ROSÉ, responde! - me espetó.

Though I Can't See You (Chaennie G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora