Capítulo 2. Lo que amo de ti.

35 4 0
                                    


"El que tú ames profundamente a alguien, no significa que esa persona sienta lo mismo por ti"


El joven más caballeroso y genial que conozco, fuerte de espíritu, valiente, con el poder para afrontar cualquier situación que se le presente, que no juzga a las personas sin antes conocerlas, divertido, optimista, que siempre sonríe a pesar de las dificultades que pasa, honesto, que comparte su vida conmigo y es sincero en todo momento.

Aquél que daría su vida por las personas que verdaderamente ama, que no dudaría en dejarlo todo sólo por protegerlas.

El chico que no se encariña con las personas por miedo a perderlas, pero que reconoce a aquéllas por las que no puede aplicar esta regla y se promete ser su guardián por la eternidad.

La única persona por la cual mi corazón se ha sentido de esta manera, aprisionado y liberado al mismo tiempo; regocijado e inmerso en la tristeza por igual; en una emoción extrema al verlo y en un sueño utópico y etéreo al mirar sus ojos.

¡Esos ojos! Tan simples y típicos para la visión general de las personas, pero tan especiales ante mi vista. Llenos de vida y calor, fáciles de leer cuando brillan y dejan ver la hermosa alma que guardan dentro. Ese brillo por el cual yo estaría dispuesta a preservarlo por todos mis medios y a ver durante toda la vida.

Esa sonrisa que ilumina a la mente más solitaria y negativa del universo, y deja ver la verdadera felicidad y el significado de la vida. Que llena de regocijo mi corazón y me lleva a hacer cosas imposibles para poder verla de nuevo.

Tu risa, que invade el ambiente y contagia a reír junto a ti; clamando por vencer los miedos, las dudas, las dificultades y el dolor.

El simple calor de tu compañía y el saber que a pesar de la distancia puedo contar contigo.

Eso, todo eso y más aún es lo que amo de ti...


Si miras al cielo, encontrarás la respuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora