"Hay veces en que deseo apaciguar la furia y el sufrimiento de tu corazón. Luego me doy cuenta que no lo entiendo y a veces no sé su origen; ¿tengo el derecho de querer ayudarte?"
El entrenamiento fue más duro de lo que pensé, al parecer la princesa no tuvo un trato especial por ser de la realeza. Recuerdo que Alex comenzó con hacerme correr alrededor de toda la fortaleza. El pueblo y el palacio eran grandes, así que al principio fue extremadamente difícil. No solamente necesitaba correr, también tenía que brincar algunos árboles caídos, saltar algunos charcos e incluso nadar en formaciones de agua más grandes. A pesar de la ardua tarea, ni siquiera un instante pasó por mi mente la idea de rendirme o de dejarlo; además, ver a mi entrenador sonreír era muy gratificante.
Poco a poco se fue volviendo todo más fácil y en lugar de dar una vuelta a la fortaleza al día... o un cuarto de vuelta al principio; ya podía dar tres o cuatro. Era muy emocionante, aunque Alex siempre me llevaba la delantera y se colocaba un poco más delante de mí para burlarse un poco.
Un día, aproximadamente un mes después, decidimos hacer una carrera para ver si ya era necesario cambiar de entrenamiento. Había adquirido velocidad, agilidad, habilidad para nadar, entre otras cosas; era justo intentar técnicas nuevas.
─ ¿Estás lista Anyu? ─ dijo Alex con una sonrisa burlona en el rostro. Antes del entrenamiento yo era muy insegura, pero en muy poco tiempo él había cambiado todo. Ahora tenía confianza y podía contestarle con toda la decisión del mundo.
─ ¡Sí! Lista para hacerte perder. Creo que te voy a patear el trasero.
─ ¡Hey! ¡Qué modales son esos! Me parece que he creado una aberración.
Al principio lo noté sorprendido y al mirar sus ojos pensé encontrar rastros de compasión y decisión para dejarme ganar. Pero no, pude ver una firmeza inquebrantable de poner todo de sí y hacerme perder por todos sus medios. Eso me puso feliz y satisfecha; parecía que él siempre hacía las cosas correctas.
Recuerdo que al principio todo fue muy reñido, fuimos siempre a la par. No pude dejar que siguiera así, comencé a correr más rápido; supuse que él se dio cuenta de mi impulso y por esa razón cambió de ruta. Yo iba en el suelo mientras él iba saltando las tarimas de la fortaleza una a una, subiendo cada vez más alto pero también avanzando un poco más rápido. De repente lo perdí de vista o más bien dejé de escucharlo, sin información de su posición me sentí un poco más insegura, aunque seguí corriendo lo más rápido que pude.
Más tarde llegó el momento en que debería volver a verlo, cruzar el bosque de árboles gigantes era parte de la prueba; y solamente había una entrada reglamentaria. Observé a la distancia y después, a unos metros antes de entrar, me detuve bruscamente; algo me intrigó.
Pude ver la silueta de una persona a lado de un animal extraño, uno que no había visto nunca en los libros del palacio y luego una llama de fuego resplandeció entre los dos. Posteriormente la persona sacó una espada y gracias a la luz que había producido el ataque de fuego pude ver que se trataba de Alex. Corrí a ayudarlo, aunque ahora caigo en cuenta que no habría podido hacer nada.
─ ¡Alex! ¿Estás bien?
Sus ojos reflejaron ira, rencor, frialdad y estoicismo; me dio miedo y me sentí muy extraña; había pasado tantos años junto a él y nunca había percibido esa mirada en su rostro. Me pregunté qué había pasado en su vida para poder gestar esos sentimientos y si ellos habían surgido durante su ausencia; no era posible que él fuera así antes, tampoco que un simple monstruo hubiera propiciado algo tan profundo.
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Si miras al cielo, encontrarás la respuesta
FantasyUna historia de amor y fantasía; de pérdidas, de encuentros, de magia y de recuerdos. Prometo que te haré llorar, reír y hacer las dos cosas a la misma vez. También te llevaré a un mundo completamente mágico. Comenzaré poco a poco; así que esta no e...