No quiero que vuelvas a llorar en mi presencia, sólo si me permites llorar contigo.
"¿Por qué razón lloramos? Muchas veces me lo he preguntado... ¿Cuál es el propósito o beneficio? Puedo jurar que a pesar de los años, la humanidad nunca lo sabrá completamente."
Recuerdo que esa noche estuvo tan llena de impaciencia y sentimientos contradictorios que me impidió conciliar el sueño. Tuve miedo no sólo por lo difícil que pudiera ser el entrenamiento o la falta de conocimiento; sino por decepcionar a Alex por primera vez. Pero mis deseos de volverlo a ver y la convicción de que pondría todo mi esfuerzo para que se sintiera orgulloso de mí, ganaron sobre todo.
A primera hora de la mañana, antes de que saliera el sol, yo ya estaba despierta; aunque no es que hubiera podido dormir algo. Cambié mi forma de vestir, ya no fui una chica llena de olanes rosas y azules en su vestido; ni con su larguísimo cabello azul eléctrico suelto con una corona de cadenas y brillantes gemas color turquesa y plateado. Desde ese momento llevé una blusa blanca sin mangas a la que se unían dos hombreras de metal, un pantalón corto de tela negra gruesa, guantes negros de dedos abiertos, mangas que cubrían casi todo mi brazo y medias de color azul rey; así como botas blancas con azul claro. No llevaba ya corona, en cambio llevaba una capa negra con capucha; la cual se adaptaba a las hombreras y también tenía el detalle de hacerme pasar de incógnito por el castillo y el pueblo. En verdad era toda una vestimenta, considerando las pocas horas con la que logré formarla. Mi cabello estaba recogido con una liga para cabello, Alex me había dicho que sería mejor cortarlo para tener más libertad, pero obviamente no iba a hacer eso. Supongo que me veía graciosa, era una chica delgada que medía 1.60 aproximadamente; no era demasiado hermosa, pero supongo que mi belleza no era importante en ese momento.
Alex me estaba esperando fuera de la fortaleza del castillo.
─ Te ves... Tan linda. ─ dijo, inclinándose hacia abajo para poder ver mi rostro.
─ No mientas─ dije riendo, un poco avergonzada; no sólo por el comentario, si no por el recuerdo de lo que había pasado el día anterior.
─ ¿En serio usará esa capucha, princesa? No me permitirá ver sus ojos azules si hace eso. Usted es en verdad cruel.
─ Ya te dije que no me hables de "usted", ¿algún día lo entenderás?
─ Pero en ningún momento hablé de mí.─ Otra vez con sus bromas tontas y su risa tratando de ser disimulada─ ¡Oh! ¡Ya entendí! Disculpa, se ha vuelto un hábito. No te enojes conmigo, aunque debo admitir que aún enojada te ves hermosa.
Di un resoplido un poco apenada, pero supuse que a partir de ese momento, ese tipo de comentarios estaría presente en mi vida. Me puse un poco nerviosa y Alex lo notó de inmediato; rápidamente miró hacia mis manos, que ocultaban algo detrás de mí; una sonrisa traviesa se asomó en sus labios.
─ ¡No me digas que tienes ahí una carta de amor! No creo que sea necesario darme una, ya me he confesado ante la persona que amo. Aunque si quieres puedo leerla, será muy grato leer tan hermosos sentimientos. ¡Ah! Por cierto, esa chica a la que me he confesado debe ser muy afortunada ¿no crees? En el reino de Amster, la princesa me confesó su amor. ─ Dijo Alex con un muy bien actuado tono de dramatismo y me miró de reojo esperando mi reacción. Yo me limité a dejar una cara inexpresiva, aunque me intrigaba un poquito la curiosidad.
─ ¿En serio te confesó su amor? ─ No puede resistirme a preguntar. Torpe, torpe. Caí en su juego.
─ No... ─ Soltó una enorme carcajada, sintiéndose triunfante por haberme dejado llevar por su broma─ ¿Pero no crees que hubiera sido genial?
─ Si tú lo dices... ─ Creo que me molesté un poco, pero igual era gracioso.
─ Le hubiera dicho algo así como: lo siento princesa, pero este humilde caballero ya está enamorado de una hermosa dama. Y cuando me preguntara: ¿quién es esa chica? Le diría "la princesa del otro reino" y que también era correspondido. Luego le hubiera mencionado lo hermosa que eres. ¡Imagínate! Se hubiera enfermado de algo al sentirse inferior a alguien. ─ Dijo todo esto con tono caballeroso pero sin aguantarse la risa.
─ Y luego hubieras causado una guerra entre reinos─ dije con la misma cara inexpresiva de antes, fingiendo poco después, algo de enojo.
─ No te recordaba tan malhumorada princesa, el propósito de mi relato era que te sintieras especial y la chica más afortunada del mundo.
─ Sé que lo soy. Torpe. ─ Ahora si no me contuve y comencé a reír; a la vez que le di un pequeño golpe en el brazo con mi puño. Luego nuestras risas se mezclaron y reímos un poco más acerca de sus ocurrencias.
─ Bien, querido caballero enamorado. Tengo muchas riquezas, posesiones, terrenos, armas, armaduras y alguna que otra cosa de valor; pero no es lo que le daré ahora. Ya le he confesado mi amor y si acaso supiera el verdadero origen de este colgante en mi cuello tal vez también se lo obsequiaría; pero no lo sé. Mis manos hicieron esto y me gustaría lo conservara por siempre. ─ Dije, haciendo una especie de mención honorífica como las que se celebraban en el palacio, a la vez que le tendía una pequeña caja de alabastro.
Alex tomó la caja como quien recibe un nuevo título de la corte y la abrió delicadamente. Pude percibir que sus manos temblaban un poco.
La caja contenía un hermoso anillo con una figura de lobo, hecho mediante la técnica de cera perdida. Recuerdo que me demoró mucho tiempo e intentos poder hacerla; además de que necesité la ayuda de fundidores, herreros, artesanos y otra gente del pueblo. Me sentí muy feliz del resultado, pero me sentí profundamente dichosa cuando pude ver el brillo en los ojos de Alex al recibirlo y decir un feliz y emocionado "gracias". Ese simple gesto de agradecimiento fue suficiente, como mi sustento de la vida y mi motivo para seguir adelante.
Aunque para mi mala suerte el tamaño de sus dedos había cambiado en esos dos años y el anillo le quedaba pequeño. Me dieron ganas de llorar y bajé mi cabeza mirando el piso; una lágrima cayó de mis ojos y la tristeza me invadió instantáneamente.
─ Feliz cumpleaños número 21 Alex. Este 26 de marzo es un día especial─ Dije sin poder contener mis lágrimas
─ ¡Pero que anillo más genial! Queda perfecto en este adorno que hay en la saya de mi katana─ dijo Alex muy feliz y orgulloso; a la vez que colocaba el anillo en la funda de su espada─ ¿Por qué lloras Anyu? Gracias por el regalo, en verdad me siento muy feliz de tenerte a mi lado y eso es lo que verdaderamente importa.
Se acercó lentamente a mí, levantó mi cara con sus manos y besó mi frente. Luego me abrazó y al soltarme me dio un pequeño golpe en la cabeza con su puño.
─ No quiero que vuelvas a llorar en mi presencia, sólo si me permites llorar contigo. ─ Dijo a la vez que me enseñaba la lengua en un gesto algo infantil, el cuál cambió después a una sonrisa.
Cuando lo miré me pareció más alto, medía más o menos 1.80. También se notaban sus rasgos de hombre maduro; nos estábamos volviendo adultos pero seguíamos siendo algo infantiles e inocentes. Un leve temor tomó mi corazón desprevenido. ¿Qué era lo que en verdad queríamos en la vida? ¿Qué era lo que nos esperaba? Estar en el palacio no era lo que en verdad esperábamos hacer en el futuro, lo sabía incluso antes de ese momento. En el fondo sentí que algún día dejaríamos todo atrás, pero gracias a las estrellas me sentía segura, sólo por el simple hecho de saber que él siempre permanecería a mi lado.
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Si miras al cielo, encontrarás la respuesta
FantasyUna historia de amor y fantasía; de pérdidas, de encuentros, de magia y de recuerdos. Prometo que te haré llorar, reír y hacer las dos cosas a la misma vez. También te llevaré a un mundo completamente mágico. Comenzaré poco a poco; así que esta no e...