Muñequito

25 4 0
                                    

Siempre he creído que las casualidades no existen, ni que él destino es él que te guía. Soy más un alguien que es cien por ciento realista, directo y para nada sensible con las palabras. Pero cuando muevo mis recuerdos diecisiete años antes, es como si me cuestionara todo aquello de casualidades y destinos.

Es muy gracioso, porque yo tan solo tenia diez años, y se siente tan vivido como la primera vez.

En ese entonces, mi madre trabajaba en un consultorio como pediatra, y yo me quedaba con ella al salir de la escuela, por lo que me encargaba de ayudar a los niños mas pequeños que lloraban y nos divertíamos juntos, jamas me queje.

— Vamos Tae, no puedes quedartelo, es solo un bebe.- Musito mi madre con la diversión en su rostro y yo solo deje caer él llanto, sosteniendo mas firme la manita del bebe que padecía de bronquitis.– Cariño, por favor.

Mis ojos seguían derramando lágrimas, y al parecer al bebe no le gusto, puesto que empezó a llorar conmigo y fue un problema separarnos.

Mi madre me reprendió, y como castigo no me dio una de las paletas que les da a los niños buenos, así que me enoje y salí al pasillo echando humo por los oídos. Me senté en las bancas al frente del consultorio, y murmure barbaridad y media a la nada, deteniendo mis ojos en un niño de cabello negro con un peluche de conejo entre sus brazos.

Sonreí feliz, me acerque al niño y di un salto en mi lugar, extendiendo mi mano. Supe que no fue buena idea, cuando se escondió por completo entre él conejo y se hizo un ovillo, tapándome por completo su rostro.

Moví mi cabeza, confundido, y abrí los ojos sorprendido cuando la conversación de un doctor y una pareja llego a mis oídos.

— Lo lamento mucho señora, pero por cualquier cosa, empezaremos el tratamiento.– Dijo él hombre, mirándome y despues al chiquillo que se aparto aun mas si es que se podía.– Le daré una lista de lo que....– Y la conversación desapareció cuando los dos entraron al consultorio del doctor.

—¿Estas enfermo?.– Pregunte, obteniendo él silencio como respuesta.– Oye, ¿te sientes mal? Mi mami puede ayudarte. Ella ayuda a los niños enfermos.

No hubo respuesta, y yo hice un mohín, apretando mis manos y respirando para no soltarle un golpe en la cabeza al niño. Sonreí, acercando mis dedos al conejo y retirándolo poco a poco. Mis mejillas se sintieron calientes, y no pude quitarle él ojo cuando movió su cabeza para verme. Los ojos mas bonitos que alguna vez vi, la carita mas bonita que la de las niñas, y ese sonrojo de vergüenza lo hacían ver aun mas bonito.

Es como un muñequito. Pensé, volviendo a sonreír pero sin hacer que él niño se asustara.

— No te voy a lastimar.– Quite mis manos del conejo y me acerque un poco mas al niño, sin dejar de ver sus ojos.– Me llamo Tae, ¿y tu?

Y antes de que me dijera su nombre, corrió a las piernas de su madre, quien acababa de salir del consultorio, viéndome como un extraño que le haría daño.

—¿Tae?.– Llamó mi madre, saliendo del consultorio sin su bata blanca y con su bolso en mano.– Vamos a casa cariño.

Asentí, siguiéndola y tomándola de la mano. Para cuando llegamos a casa, yo ya le había terminando de contar mi encuentro con el muñequito, y mientras mas pensaba en él, mas claro tenia mi objetivo: Casarme con él muñequito.


Disculpen los fallos ortográficos, y todo eso. Espero le den una oportunidad a este pequeño fic y que lo amen como yo lo hago.

Entre Ventanas [VK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora