Min Yoongi, te dejo a cargo.

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Vive tu vida sin remordimientos, haciendo lo que quieres siempre, eso es lo que dicen. ¿Vives tú sin remordimientos? Yo lo hago. Me cuesta creer que nunca pude ayudar a mi muñequito, y sobre todo, que el ya no este aquí.

-¿Señor?.- Una enfermera entra a mi despacho, sacandome de mis pensamientos. - Hay una familia afuera con un paciente.

-Y eso es relevante porque....

-El chico tiene alzheimer, pero ellos no quieren entender que seria mejor llevarlo al hospital general, señor.

Suspiro.- Bien, habla con Min, seguro el sabrá que hacer.- Ella asiente, y vuelvo a recostarme en la silla. Mis hombros duelen y no puedo hacer mas que seguir buscando el rostro borroso de mi muñeco, y cuando no lo encuentro, alzo el marco al lado del computador, donde la hermosa sonrisa de Jungkook reposa. Cierro los ojos por un momento, y solo cuando tocan la puerta varias veces, me doy cuenta de que he dormitado veinte minutos.

-Kim, ¿Se puede saber porque una empleada tuya vino a decirme que era mi trabajo el tipo loco de la sala de espera?

-El chico tiene alzheimer, no un tipo de alteración traumática o transtorno, es tu departamento.

-No soy el único que esta tratando con esto.- Frunce el ceño, deteniendo sus pasos frente el escritorio. Volteo aun en la silla y lo veo directo a los ojos, y es ahí cuando se que estoy ganando esta discusión.

-Min Yoongi, te dejo a cargo de un chico que olvida todo en plazos de tiempo indeterminado, y tu te niegas a tratarlo, ¿debería descansarte sin paga?

-No... Yo...

-Bien.- Termino.- Si eso es todo, puedes retirarte.- Refunfuña, haciendo una mueca de disgusto y sonrio, viéndole hacer un pequeño reverencia antes de irse.

Mis ojos viajan a la bella sonrisa en ese marco, y recuesto mis hombros en el escritorio, acariciando con el pulgar derecho las mejillas rosadas de Jungkook.

-Lo estoy haciendo bien, ¿verdad, muñequito?.- Un repentino calor inundo el lugar, sintiendose repentinamente a gusto, y sonrio, porque el estaba ahi, respondiéndole.

Si, lo estas haciendo bastante bien, mi hombre invisible.

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