Los clanes

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Ben y Aaxia atravesaban el bosque que separaba los dormitorios y las dependencias del templo hacia la zona de entrenamiento. La niña estaba cargada con toda clase de pergaminos y mochilas mientras Ben lideraba la marcha. Aaxia resopló y, haciendo gala de sus exquisitos modales, se dirigió al joven.

- Disculpa. - carraspeó. - Creo que iríamos más rápido si portaras alguna de estas mochilas.

- Algo tendrás que hacer, ¿no? - Ben siguió mirando al frente, evitando a toda costa la mirada de la pequeña. - De cualquier forma, ya hemos llegado.

Una gran explanada apareció ante ellos después de apartar un gran arbusto. En la superficie delimitada de alvero estaba el Maestro Luke con cuatro de sus aprendices. A su lado se erguía una zona colmada de maniquís de entrenamiento, absurdamente maltratados y espadas de madera, talladas a mano, ordenadas en sus respectivos expositores.

Todas aquellas estructuras rudimentarias hacían que Aaxia se sintiera en otra época, en otro mundo. Acostumbrada a los sistemas informatizados de la capital, el olor de los tomos manuscritos o el tacto rugoso de las sábanas de su pequeña cabaña se le hacían terriblemente incómodos, pero supuso que no era más que una lección jedi que aprender: La humildad del trabajo hecho por uno mismo.

- Joven Solo. - El maestro sonrió. - Ni muy tarde ni muy temprano. Como de costumbre.

Ben esgrimió una mueca de disgusto. No había nada que le diera más rabia que ser consciente de su propia mediocridad. Luchó por calmar sus ansias de réplica delante de los demás aprendices, ya que cabía la posibilidad de que su ira le hiciera tartamudear y ser, una vez más, la mofa de sus compañeros.

Junto a él, una chica esbelta, con la cabeza bien alta y una sonrisa socarrona susurró unas palabras al oído de su compañero antes de soltar una tímida risita. Sus hombros estaban completamente erguidos y su figura exhalaba confianza y luminosidad, en contraposición al joven Ben, cuya espalda arqueada, delgadez extrema y semblante tacituno le daban una apariencia sombría.

El resto de aprendices no tardaron en llegar, acompañados de sus iniciados, niños de la edad de Aaxia llenos de temor y expectantes por lo que les reparaba el futuro.

El Maestro Luke esperó unos segundos antes de comenzar su discurso.

- Probablemente todos vosotros estéis llenos de duda y miedo ante lo inesperado de los acontecimientos. La senda jedi trata de prepararos para asumir los cambios imprevistos sin necesidad de dudar de vuestra voluntad y despojaros del apego. Es algo que los iniciados en la fuerza aprenderán pronto y los aprendices ya deberíais haber asumido.

Ben puso los ojos en blanco y cruzó los brazos con impaciencia.

- Desde la creación del primer templo jedi hasta su caída con el auge del imperio, es tradición que sean los propios aprendices los que introduzcan en la orden a los nuevos iniciados. Según el código sois los miembros más antiguos los que debéis encargar las enseñanzas de vuestros clanes. Me he permitido a mí mismo elegir estos clanes tradicionales en vuestro nombre, teniendo en cuenta vuestras aptitudes a lo largo de estos 5 años.

Empezó a oírse un murmullo nervioso entre los alumnos. Los pequeños se miraron entre sí, ilusionados: La pertenencia a un clan les hacía menos pesada la carga de haber abandonado todo cuanto conocían.

Aaxia, sin embargo, seguía portando los cachivaches de Ben, que era el único que transportaba equipaje, y parecía distraída, ajena a lo que ocurría a su alrededor, observando los pájaros que rodeaban las montañas a los lejos.

- Fillion Darek. - Un corpulento humano de ojos castaños y largo pelo rubio, portando la corta trenza tradicional, se adelantó a la multitud con semblante solemne. - Eres el líder del clan del Oso, pues posees la osadía para enfrentarte a cualquier enemigo por aterrador que sea.

Fillion sonrió, satisfecho y volvió con su iniciado.

- Kira Maeeram - La esbelta chica morena de ojos azules y porte recio, se aproximó hacia su maestro con paso decidido. - Eres la líder del clan del Dragón, porque nada te hará retroceder si tú no lo deseas.

Kira se volteó para esgrimir una sonrisa de superioridad mirando a Ben directamente a los ojos. Éste gruñó.

- Lorlei Pacht. - Un chico delgado, bajito y encorvado, de piel morena y pelo plateado, se aproximó a Luke. - Perteneces al clan del Katarn, ya que te distingues por tu sigilo y utilizas la fuerza de tu entorno como túnica.

Lorlei asintió y volvió junto a su iniciado con rapidez.

- Retchi Wert - Un chico gordito, alto y genuinamente corpulento, de pelo corto, mandíbula prominente y ojos pequeños, salió de la multitud hacia Luke con paso decidido. - lideras al clan Bergruufta, ya que eres leal y tu corazón te mostrará el camino cuando no puedas ver más allá de las sombras.

Retchi se dio la vuelta y sonrió al joven iniciado antes de acercarse y darle una palmada en el hombro en señal de aprobación.

- Orack Lae - Un chico delgado, atlético y de pelo muy corto se acercó al maestro enérgicamente. - lideras el clan del Squal; Eres el más ágil y tu paso te mantendrá siempre por delante de los enemigos.

El aprendiz asintió y se apresuró en volver con su iniciado.

- Y por último: Benjamin Solo.- Luke esgrimió una amplia sonrisa mientras Ben comenzaba a andar con paso taciturno hacia él, mirando a ambos lados y con las manos metidas en su túnica. Luke no podía evitar sentirse ilusionado por su sobrino, pese a que a él no le hiciera especial ilusión. - Lideras al clan del Heliost, ya que posees una gran capacidad de comprensión, intelecto y persuasión.

- No es muy difícil ser el más inteligente de este grupo de paletos. - murmuró Ben, inteligiblemente, mientras volvía a su sitio.

Antes de que Luke retomara su discurso, Ben se dirigió a Aaxia, con voz estable y mirando al frente.

- ¿Qué has observado en el grupo? - dijo el joven con voz solemne.

- Eh... - Aaxia dudó. - Que todos somos humanos. Y que sólo somos dos mujeres.

- ¿Sabes qué organización era xenófoba y machista? - espetó.

- ¿El imperio galáctico? - dijo Aaxia con timidez.

- Y la orden Jedi.

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