Capítulo 158

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Encuentro una soga, subo las escaleras rápido, ahí está él intentando escapar, tomo la soga y la tiro por debajo de la cama, ambas puntas quedan al costado, tomo su pie derecho y lo ato a la cuerda, tomo el otro pies y hago lo mismo, sus pies quedan colgados y amarrados.

—Perdóname Leisha, te prometo que me largaré lejos de tu vida —dice suplicando.

—No necesito que te largues de mi vida cuando yo misma puedo largarte en pedazos —digo guiño mi ojo y muerdo mis labios.

Tomo los chocolates y los paso por un velón aromático que está encendido, empiezo a colocar pedasitos de chocolates sobre su pecho mientras éste grita de dolor.

—Para Leisha, para.

—Si, ya casi.

Tomo dos fresas y las coloco en su ombligo, saco el cuchillo de la caja de zapatos y parto ambas fresas por completo hasta que dicho cuchillo lástima su ombligo, sus gritos de dolor me encantan, así lloré una y otra vez con la muerte de mis novios, principalmente por Justin.

Cada pedazo de fresa me lo como con un poco de chocolate, las fresas están deliciosas.

Otro chocolate llama mi atención, al igual que su miembro, tomo el rico chocolate y lo derrito un poco la barrita chocolate con la vela y lo coloco en la punta de  su miembro, que rico son sus gritos. Jajajaja

El puto chocolate no está derretido del todo, tomo el vaso donde está el velón y  le echo un poco  de cera sobre él.

—Ayyyyyy —grita al sentir el caliente que baja desde la punta hasta sus bolas.

De verdad es divertido todo esto.

—Me duele Leisha —dice con lágrimas en los ojos.

—Si cariño, de eso estoy clara, quiero que te duela como a mí me duele todo el daño que me haz hecho. Hasta que no sientas dolor no dejaré de lastimarte. —¡Seguimos en acción! —digo con ambas manos levantadas.

Ya estoy anciosa por matarlo y meterlo pedasito por pedasito en bolsas plásticas como la bazura que es.

Tomo la botella que está a mi lado, la destapo y pongo un poco del romo (bebida alcohólica) en su miembro, paso la encendedora encendida por los lados, veo como bellos de su pene se prenden y él llora.

Esto de estar quemando y maltratando a una persona dulcemente no es lo mío.

Tomo el cuchillo y empiezo a jugar con él, no se si apuñalarlo o cortarle el pene ese.

Aunque sería rico ver como llora y al mismo se desangra por cortarle su futuro.

Si, si, mejor se lo corto.

Quito la cera y el chocolate de su miembro.

—¿Qué piensas hacer, perra? —pregunta muy irritado.

—Una perrería haré, una perrería —digo muy concentrada en su miembro.

Lo tomo en mis manos, el grita y yo me alegro, no lo pienso dos veces para cortar el miembro, la sangre empieza a caer por todos los lados,

El grita como loco y yo con lágrimas en los ojos río hasta más no poder.

Recuerdo algo que me dije Justin una vez: —Para salvarse uno, tiene que joderse el otro.

Con cada recuerdo de Justin y Camilo es una puñalada en el pecho del asesino/acosador.

Finalmente muere con la última puñalada en la vena horca.

Aún me falta la parte más divertida... ¡Desmembrarlo por completo! ¡¡Yupiii!!

Cartas a mi difunto novio. Completa  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora