¿Quién lo diría?
El gran y famoso Deathmask.
El más sádico y cruel de entre todos los caballeros dorados, el enfermo que disfrutaba de los gritos de sus víctimas, que no le importaba cuantas vidas costaran acabar con sus enemigos.
En ese momento solamente se veía un tercio de la descripción anterior, soltaba ligeros sollozos y jadeos por su habitación (que parecía más un basurero de cantina que su lecho).
¿Y todo por qué?
Por los juegos sucios que le hacía su propia mente, por los sentimientos que tanto trataba de reprimir en su interior habían aflorado como rosas en primavera.
Había tratado firmemente de no dejarse llevar por sus sentimientos, por afianzarse en lo que su mente se negaba a creer pero simplemente... cedió.
No supo cuando, ni como lo hizo y jamás pensó que caería a los pies de un maldito narcisista que no ve más allá de su reflejo y de un imbécil que solamente pensaba en afilar su estúpido brazo.
Y sip.
Así es.
Su "corazón" estaba dividido justa y equitativamente en dos partes.
¡Y lo odiaba!
Detestaba el sentimiento de vulnerabilidad que sus compañeros le provocaban y lo incómodo que se sentía estando con alguno de los dos.
Hasta en un momento que llegó a odiar a sus compañeros pero era incapaz de hacerlo, sus sentimientos no lo dejaban.
Sabía que su mente no lo dejaría en paz, así que, se preparó mentalmente para otra noche de insomnio aunque... ¿Qué más daba? Eran las 3:30 de la madrugada cuando llegó tambaleándose a su templo, con algo de ayuda de Aldebaran, que después de que por poco vomita sus botas, lo dejó a la mitad de su templo, por lo que medio arrastrándose consiguió llegar a su habitación.
Giró la cabeza para ver el pequeño reloj de la ventana: 4:20
Lo mejor sería prepararse para su entrenamiento, con más flojera que con ganas, se levantó para dirigirse a la regadera y como sus singulares pensamientos no dejaban de fastidiarlo tuvo que darse una larga ducha de agua fría y ayudarse a si mismo a obtener un poco de placer.
Se vistió y se preparó un café muy cargado, por alguna razón el efecto del insomnio lo dejaba a mitad del entrenamiento, aturdiéndolo cuando estaba a punto de terminar de un solo golpe a su oponente.
Mientras tomaba su café, salió a la entrada del templo y respirando el frío del sereno, se sentó en las escaleras mirando en dirección a las estrellas.
-Jodido cumpleaños 22- dió un largo trago a su café y pensando que ese día estaría un día más cerca de la muerte se levantó para meter su taza a la cocina y salir dando pequeños pasos hacia el coliseo.
Se sorprendió un poco al ver que no había nadie, por lo general Escorpio, Leo y Acuario ya estaban ahí a esa hora, con mucha paciencia y arrastrando los pies fue a la parte más alejada del coliseo, colocándose las vendas en las manos empezó a calentar corriendo por el lugar.
A lo lejos un cansado Milo arrastraba al león que venía más dormido que despierto.
-Vamos, Aioria- jaló con más fuerza provocando que el menor soltara otro quejido -Te dije que dejarás que yo me encargara de la guardia nocturna, ahora te aguantas... ¡Y no voy a cargarte!-
-Entonces ¡Suéltame!- renegó el castaño soñoliento
-¡Vamos! ¡Apurate!- giró su cabeza hacia el coliseo y de la sorpresa, soltó la pierna del león abriendo muy grandes los ojos
-Aioria... ¿ese... ese es... Deathmask?- preguntó viendo fijamente al peliplata que lanzaba puñetazos y soltaba unas silenciosas lágrimas que podía jurar no había notado que estaban ahí.
Al escucharlo, Aioria se sentó de golpe, ganándose un ligero mareo por la repentina acción.
-Parece... parece que si- entrecerró los ojos para fijar más la vista
-¿Crees que... se encuentre bien?- preguntó el escorpión con curiosidad
-Siempre lo hace- una tercera voz se escuchó detrás de ellos y aunque no lo aparentaron su alma viajó al hades por el susto -Creí que ya lo sabían- el acuariano bajó las escaleras para el coliseo.
-Espera, Camus- el bicho lo miró sorprendido - Osea que... tú... ¿ya lo sabias?
-Correcto- respondió secamente irritando un poco a Milo.
-¿Y no has hecho nada para ayudarlo? Por más despreciable y vil que sea, parece que si tiene sentimientos- Aioria le dió la razón asintiendo con la cabeza.
-No lo he hecho porque es un asunto que no me concierne resolver, querido Milo- el pelirrojo se giró para darle una ligerisima sonrisa de superioridad que le bastó al rubio para acelerar su corazón.
Con mucho trabajo logró ignorar esto y bajó con el caballero de Leo para entrenar juntos.
Mientras que en el último templo, un par de caballeros trataban de llegar a un maldito acuerdo.
Ese par sabía exactamente lo que le pasaba al cangrejo, pero aún no sabían que tan sinceros eran sus sentimientos, por lo que decidieron discutirlo.
-¿Crees que acceda si se lo planteamos?- se giró para mirar al rubio que tenía la mirada perdida.
Estaba preocupado.
Y no por Saga y sus locos planes de conquistar el Santuario.
Al mundo le podían dar por el culo y a él solo le importaban sus dos mejores amigos, sus dos grandes amores y aunque la espada sabía exactamente de lo que sentía pero no fue hasta ese día que desesperadamente se lo confesó, tomando por sorpresa al español porque desde que habían matado a Aioros por órdenes de Saga se habían distanciado bastante, al grado de que únicamente se veían cuando el "Patriarca" los convocaba a una reunión.
-Dita ¿estás seguro de que lo escuchaste?- la verdad Shura se encontraba igual o peor que sus compañeros y es que el pececito llegó a su templo con la mirada perdida (bastante raro en el caballero de Piscis que siempre iba con una mirada de superioridad pintada en el rostro) y susurrando le confesó lo que ya sabía, aunque después le dijera que había pasado por el templo de Cáncer y que antes de poder molestar a su guardián, escuchó sus débiles sollozos.
-Sé lo que escuché, Shura- respondió secamente
-Entonces... ¿Tú crees que... piensa que no le correspondemos?- la cabra se rascó la cabeza en forma de duda.
-Estoy casi seguro que si- se giró en dirección al pequelo sillón que tenía Shura en su habitación.
-Entonces, no perdamos tiempo y vamos a recuperar lo que por derecho es nuestro- el tono decidido de la espada obligó a Afrodita a pensar con la cabeza fría.
-Un momento, Shura... tenemos que pensar como decírselo porque no creo que si le decimos "Oye Deathmask, creo que ambos estamos enamorados de ti desde que eramos niños y nos preguntamos si quisieras tener una relación conjunta ¿Qué te parece?"- Afrodita se cruzó de brazos para mirar a su compañero de armas.
-Tienes razón, nos mandará a Yomotsu- se tocó la barbilla para pensar.
Pasaron 20 minutos para que a ambos se les iluminara el rostro.
-¡Ya lo tengo!- gritaron al unísono.
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Hola! ♡
Solo quiero avisarles que esta historia es un trío de la cabra, el pescado y el cangrejo.
He visto que no hay historias de estos tres y leí una pero me mataron a Shura 7-7, así que me enojé y escribí mi propia versión.
Espero que les guste!
Nos vemos ♡
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Apostando Relaciones (ShuraxDMxDita)
Fiksi PenggemarLOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN SON PROPIEDAD DE MASAMI KURUMADA TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS