<FINAL>

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Apila las ropas una sobre otra mirando alrededor que no se esté olvidando de nada, quiere tener todo listo cuanto antes, le urge poder simplemente desaparecer. Su vida a dado un giro completo esas semanas, sus maravillosos planes fueron destrozados en solo horas aquella noche y su vida se vino abajo días después, habían dos caminos que escoger y él solo quería tomar el de desaparecer lejos de los recuerdos que no le hacen bien. Sin querer una gota de agua corre por sus mejillas, se ha prometido no llorar pero es imposible cuando tienes emociones derritiéndose y queriendo salir en forma de lágrimas.

-¿Taeil?-

La voz conocida hace que él se limpie la cara cerrando la maleta antes de voltear a ver a la mujer que lo ha estado cuidando desde siempre.

-¿Hijo estas llorando otra vez?-

-No, es que soy alérgico, hay cosas bastante guardadas aquí- respira hondo levantándose con cuidado.

Ella niega con la cabeza dándole un abrazo, lo conoce demasiado para ver que miente, deja que su pequeño deje salir ese peso de su espalda.

-Está bien, todo está bien- dice ella dándole un beso en la mejilla –El desayuno está listo ¿no quieres comer?-

-Espero poder retenerlo- dice él sonriendo.

La mesa tiene algunos platillos que se ven deliciosos a la vista, el apetito matutino se hace presente en Taeil que se sienta junto con su madre agradeciendo antes de poder alimentarse, quiere comer todo lo que puede. Es bueno para él compartir este momento con compañía porque odia estar solo y sin embargo tiene que luchar con ello cuando este lejos, debe hacerse la idea.

Desde ese día Taeil ha desaparecido de la vista de todos, renunció por carta sin siquiera esperar el pago, no se despidió de nadie, tomo el tren a Incheon y desapareció, felizmente nadie conocía la nueva casa de su madre, no podían buscarlo con facilidad, se sentía apenado por sus amigos o los padres de su ex marido pero las cosas estaban hechas.

-¿Estás seguro que no quieres quedarte aquí hijo?-

Taeil niega dejando de comer, toma algo de agua antes de poder hablar.

-Estoy arriesgándome demasiado, si se enteran van a querer luchar por eso-

-Pero Jihoon tiene todo el derecho, ¿crees que puedas manejarlo solo?-

-Lo iba a manejar solo de todas formas mamá- dice con algo de molestia –Nunca lo hubiera aprobado y estoy agradecido de que suceda ahora, voy a estar bien. No pienso regresar nunca, tendré una mejor vida en los Estados Unidos, un trabajo seguro y una casa acogedora para mí y para él o ella-

Su madre baja la vista a su vientre suspirando antes de sonreír, no aprueba la idea pero tampoco desea ver a su hijo sufrir cuando ya ha aguantado suficiente todos esos años, quiere lo mejor para él y ese bebé.

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Cuando Jihoon sale de aquella sala de reuniones trata de poner su mejor cara despidiéndose de los demás, han culminado los últimos detalles del proyecto para el canal aun cuando tiene muchas cosas en mente por ahora. Espera que uno a uno se retire para que al fin pueda tener un tiempo a solas en la oficina pero cuando regresa se encuentra a una persona conocida sentada en los sillones de espera, él frunce el ceño queriendo escapar.

-Joven Pyo- dice el hombre de edad poniéndose de pie –Que bueno verlo, ¿tiene un minuto?-

Él mira a su secretaria que no sabe cómo esconderse, su única función era decirle a ese señor que no estaba disponible pero aquí esta, otra vez molestando su día. Jihoon camina de frente siendo seguido, va directo a su silla viendo como el abogado cierra la puerta poniendo su mejor sonrisa.

A bouquet of tulipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora