Capitulo 8

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Eran las 19:30, quedaba solo una hora para que empezara el baile.

A Amaya le parecía algo cada vez más estúpido. Sabía que solo iría allí para alimentar a las voces.

Ellas se alimentaban de la inseguridad, de la desgracia y del sufrimiento. Era por eso que eran tan fuertes en la mente de Amaya.

Se duchó con el champú de coco que olía tan bien y se puso un vestido de color negro hecho de tul. En un principio, ni siquiera pensaba ponerse un vestido, pero sabía, que entre todas aquellas chicas, ninguna llevaría uno negro, o al menos, no como el de ella. El suyo no era ceñido, ni tampoco un vestido de gala. Las chicas de su generación, probablemente irían lo más "provocativas" que pudieran. Se puso unas botas, también negras, y por último, los pendientes de aro que tanto le gustaban.

Pasó de ponerse maquillaje. Nunca se había maquillado, y tenía claro que esa no sería su primera vez. Era algo que no iba con ella.

Solo le faltaba beber agua para no deshidratarse en el baile (porque sabía que si bebía Coca Cola o algo por el estilo, solo le daría más sed), coger el móvil, e irse.

No era el mejor momento puesto que tenía un vaso en la mano, pero las voces empezaron a hablarle.

"Mírala. De verdad se cree que se va a fijar con ella. Con las chicas guapas que van a haber. ¡¡Ja!!"

"Si... Eres tan estúpida..."

"Callaros, ya estoy cansada de vosotras" trató de defenderse Amaya.

"Formamos parte de ti. Solo te lo decimos porque tú quieres oír la realidad."

"Tiene razón. Nadie se fijaría en ti. Fíjate. Con ese vestido tan cutre. ¿Y esos pendientes? Dime, ¿quién te has creído que eres?"

"Callaros porfavor. Hoy no" dijo Amaya a las voces.

"Y no me hagas hablar de las botas. Tu gusto es una mierda y la gente lo nota. ¿Porque te crees que no tienes amigos?"

-¡¡CALLAROS!!- Amaya empezó a chillar en voz alta, ya fuera de su mente. Por desgracia, a causa de la rabia apretó tanto el vaso que acabó rompiéndolo en su mano, cosa que le hizo heridas medianamente profundas.

No tenía tiempo para ponerse una venda o algo por el estilo. Cogió el móvil, se despidió de su perro, el cual parecía enterarse de la guerra interna de Amaya, y salió corriendo.

Fue caminando, así que tardó unos 20 minutos en llegar al instituto. Eran las 20:45, por lo que había comenzado hacia quince minutos. Solo quería ver a Jacob y comer gratis.

Se oía la música desde fuera. De alguna manera, eso le ponía nerviosa, pero no en un buen sentido.

Entró al gimnasio. No estaba muy cambiado. Solo habían puesto luces de colores para que pareciera un baile de estos estadounidenses que se ven en las pelis, y las mesas con comida.

Allí estaba Jacob. Estaba a un metro de sus amigos, pero aún así estaba separado de ellos. Estaba mirando fijamente a su bebida. Seguramente sería Aquarius, y en el caso de que no hubiese, agua.

Se fijó más detenidamente. Llevaba una chaqueta de cuero negra, junto con unos vaqueros, que le venían ligeramente grandes, y sus zapatillas, como no, negras.

Decidió ir a saludarle. Se acercaba lentamente, como una acosadora o algo por el estilo.

-¡Hey!- exclamó Amaya fingiendo estar feliz. Lo estaba porque en ese instante, estaba hablando con Jacob, pero sabía que en cualquier momento todo se podría ir al garete.

-¡Hola!- dijo Jacob con una sonrisa melancólica. Amaya se dio cuenta enseguida. Conocía a Jacob. Pero no podía decirle que sabía que le pasaba algo. Ni siquiera se atrevía a preguntarle. Quizás las voces tuvieran razón. Quizá sí que era una inútil (o al menos, eso pensaba ella de sí misma). Por suerte, Jacob cortó esos pensamientos intentando continuar la conversación.

-Eeehhh...- (como he dicho, intentando). No sabía que decir. Se fue caminando lentamente hasta mezclarse entre la multitud. Lo gracioso de ello, fue que Amaya podía ir cada vez más lejos el Eehhh de Jacob, indicando que seguía diciéndolo a pesar de haberse ido.

Quizá, si podría estar feliz por una noche.

Solo acababa de empezar.

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