Capítulo 19

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Ese nombre me causaba ganas de arrancarme los pelos.

Nayara...

Sonaba tan... No sabría explicarlo.

Decidí preguntarle a Jacob, para calmar las ansias.

-¿Quien es?

-¿Quien? ¿Nayara?

-Si.

-Ya sabes. Nayara. Va a nuestra clase, siempre viene con un peinado diferente a cada día, su nota media no baja de 9'5...

Ya recuerdo. Esa Nayara. La perfecta. ¿Ella había preguntado por mi? ¿A Jacob? Seguro que sería una excusa para hablar con él. Míralo. Que perfección.

-¿Nadie más preguntó por mi?- dije, sabiendo que la respuesta sería que no.

-No exactamente- pues eso, que lo sabia- a los chavales del patio se lo dije antes de que pudieran preguntar.

La puerta se abrió de golpe, y una señora desesperada vino corriendo y me abrazó. Era un abrazo cálido y reconfortante. Era mi madre.

-¡Amaya! ¿Cómo estás? - dijo mi madre con los ojos llorosos. Después, miro a Jacob- Él ha estado viniendo a verte. Tienes buenos amigos.

Jacob sonrió.

-Me tengo que ir Amaya- dijo Jacob. Supongo que este momento tendría que llegar algún día.- Adiós.

Y se fue como si nada. Me gustaba ese no sé qué que hacía parecer como si nada le importase.

Mi madre me cogió suavemente la mano, y me sonrió.

Seguidamente, yo le devolví la sonrisa. Decidí preguntarle cómo había llegado aquí. Ella tenía que saberlo.

-Mamá. ¿Por qué estoy aquí?

A mi madre se le apagó la sonrisa.

-Todo ocurrió una semana después de lo que ocurrió con tus amigas.- hizo una pausa, para comprobar cómo lo iba tomando- era por la tarde, y estabas cansada, así que simplemente decidiste dormir un rato. Una hora más tarde pasé por al lado de tu habitación, y como estaba la puerta abierta te vi a ti- hizo otra pausa, mientras se le volvían a poner los ojos llorosos- estabas tumbada en el suelo. Como si te hubieses caído.

-¿Y eso por qué? - pregunté yo. Mi madre le ponía una énfasis mucho mejor que cualquier telenovela.

-Tuviste una sobredosis de las pastillas para dormir. Estaba la caja por el suelo, vacía.

Eso no me lo esperaba. En el fondo lo entendía. Era algo que yo haría.

-Por suerte- siguió narrando mi madre- te encontré a tiempo. - intentó sonreír para que no viera su tristeza, pero yo podía ver más allá. Sabía que estaba a triste. Era algo más que obvio.- Y Jacob. ¿Qué tal? ¿Es simpático, no?- sino mi madre para cambiar de tema.

-Si. Supongo.

-¿Supones? Ha venido varias veces a verte. Recuerdo que vino bastante preocupado, preguntando donde estabas y si estabas bien.

-¿Y estaba bien?

-Normalmente, la gente no está muy bien si entra en coma.

-Supongo...

Mi madre se puso a contarme recuerdos de cuando yo era pequeña. Me solían gustar esas historias, pero en estos momentos, me daban ganas de llorar. A pesar de todo, intentaba hacer como si todo fuese bien. Soy buena fingiendo.

Unos quince minutos más tarde, llegó mi padre.

-¿Cómo vas?

-Aguantando.- dije imitándolo. Él solía decir eso cuando alguien le preguntaba a él.

Mi padre sonrió. Él era todavía mejor ocultando lo que sentía. Sabía que estaba preocupado, pero tenía una habilidad para que nadie lo supiese.

Los dos tenían que irse a trabajar, así que me volvería a quedar sola. Cómo lo había estado no sé cuánto tiempo, hasta que vi a Jacob. Para que me entretuviera, mi madre me dejó un lápiz y una libreta. Sabía que dibujar me animaría, y estaba en lo cierto.

Cuando se fueron, me dejaron a solas con mis pensamientos. Todas aquellas voces volvieron. No solo habían sido parte del coma, al parecer.

-Has vuelto...- dijo una de ellas.

-Y vosotras conmigo, al parecer.- les respondí, sin saber exactamente qué contestar.

-Pensabamos que moririas. Lastima que no lo hayas hecho.

-Si yo muero, vosotras también. Y yo nunca la dejaría morir- dije sarcásticamente.

-Ahora mismo te crees superior, por haber despertado. Pero créeme, no lo eres.

Entró la misma enfermera de antes, y con ella, las voces de callaron.

-¿Estás mejor?- me preguntó.

-Si... Gracias por callarlas.

-¿Qué?

-¿Qué?

No me podia creer que lo hubiese dicho, sabiendo que soy la única que las oye. Por suerte, el carácter algo pasota de la enfermera, hizo que se olvidara rápidamente del tema

Me dijo que pronto me darían el alta, aunque el tiempo variaría dependiendo de los resultados de una supuesta revisión.

Ahora, solo me quedaba adaptarme a la situación.




Punto y comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora