3. Necesito volar bien alto

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La independencia había sido hermosa. A veces no volvemos a casa por nuestro propio pie. Al menos yo en mi caso fue por obligación.

- Aloha, te vienes a casa.- Gritó mi madre entrando por la puerta de mi casa.Yo estaba tumbada en la cama. Llevaba días con el bazo inflamado. Parecía que me habían dado una paliza. No había pedazo de piel que no me doliese. Mis ojos estaban amarillentos. Mi cara pálida. Había pillado la denominada " Enfermedad del beso".

Eso significaba estar manteniendo tu cuerpo a base de suero, patata, pavo y zanahoria. Un buen puñado de pastillas y remordimientos por haber decidido follar con cualquier cosa con vida.

Parecía ser que ver cómo los tíos iban detrás de mí, me hacía sentir bien por un momento, Aunque no disfrutara del sexo. Es extraño, pero no había obtenido orgasmo alguno en mi vida. Triste hasta para eso.

Lo malo es cuando ya todos vienen a ti, porque los rumores son "Fresca" "Puta" "Fácil". Ahí es cuando todo se agrava.

Te prohíben seleccionar. - Va nena, vamos a los baños.- Decían algunos. -No gracias.- Soy yo la que seleccionaba, no ellos. Pero desgraciadamente, cuando en tus venas lo que circula es un diez por ciento de sangre y un noventa de alcohol la fuerza no existe. ¿Qué ocurre? Que como eres la fresca que se acuesta con todo cerdo a dos patas, te acaban levantando la falda en un baño e introduciendo su erecto y asqueroso aparato sin tu consentimiento. - No - dices de forma que no se entiende. Tampoco te resistes.

En esos momentos estás sumergida ante los efectos del alcohol.Pero al día siguiente es cuando tus dragones atacan con su llama más intensa. Si no hubiese ido tan bebida aquel NO hubiese sido alto y claro como para que lo escuchara. La ostia se la hubiese llevado.

Pero no fue así. Lo dejaste Aloha.

Eso es lo malo, que te culpas tú. Crees que eres tú la que actúa mal. Crees ser tú la que tiene el problema. Ya no solo eso, ahora te traes una enfermedad merecida por no ser cuidadosa. Pero hay que dar gracias, gracias de acabar con una mononucleosis y no con una ETS.

- Ya están todas tus cosas en el coche. Volveremos a por lo que falta.

- Vale mamá. - así fue como retorné a mi dulce hogar.Llegué hasta el coche apoyada sobre su hombro con un precioso pijama de bambi y una bata rosa que me cubría del frío.

"Felices 19 Aloha"

Estaba recuperada. Las velas las iba a poder soplar en el comedor. Mi cumpleaños lo iba a poder celebrar con la única amiga que tenía en estos momentos, Alicia.

Esas tres semanas intensas habían servido para reflexionar, leer mucho y encontrarme un poco a mí misma. Aunque hubiese encontrado mi versión hundida y melancólica que quería evitar con el sexo y el alcohol. Pero aquí estaba yo, no iba a permitir venirme abajo por unos estudios. Era Aloha, fuerte y valiente. Encontraría alguna solución para remontar y me toparía con la profesión correcta y adecuada.

Lo primero sería dejar de servir hamburguesas. Encontrar un trabajo que me diese una nómina más elevada. Ahorrar un poco más y volar. Salir de casa de mi madre.

No es que no estuviera a gusto, simplemente que cuando has estado un año independizada coges costumbres diferentes a las que tenías. Limpias a tu ritmo el día que tú quieres. No das explicaciones de entrada y salida. Con quien o a donde. Los horarios de comida al estar sola son cuando tu estómago pide hambre y no cuando se debe. Eso si cocinas, porque con tal de no cocinar cenas un yogur, una fruta o una triste lechuga.

<< Aloha, a las 21h en Beach Bar >>

Alicia como no dando aviso de que mi fiesta de cumpleaños empezaba. Lo bueno de cumplir los años en Agosto es que puedes celebrarlo en un chiringuito.

Con mi vestido blanco ibicenco, un maxi collar lleno de colores y unas sandalias salí por la puerta de casa.

Cumpleaños fantástico. Unos mejillones al vapor. Twister de langostino. Patatas de la casa. Gambas a la plancha. Croquetas de queso de cabra. Sangría de cava y soplar las velas sobre un pedazo pequeño de tiramisú.

- Cumpleaños Feliz, Cumpleaños Feliz, te desea tu Moji... Cumpleaños Feliz -

" Que mi línea temporal no se me tuerza más" " Que mi yo verdadero luzca por siempre"

Deseos de una chica de diecinueve años que siempre se exigió ser perfecta.

- Buuff... - Velas sopladas. - Gracias Moji. Me puso el regalo sobre la mesa. Como si de una niña pequeña se tratara lo cogí con afán y lo abrí rápidamente con ilusión. - ¡Oh! Te amo Moji. Gracias, gracias. Millones de Gracias. - Me incorporé sobre la mesa y le di un abrazo.Solo ella podía acertar tanto con un regalo. Era un reloj con la esfera dorada. La correa de colores pastel tejida a mano. El reloj estaba colocado sujetando una cartulina plateada enrollada. Lo más bonito fue la cartulina y su mensaje.

<< Nunca es tarde para nuevas metas. Sueños y una nueva línea temporal >>

Había una línea negra. Su primera ramificación : Felices 19. Me había encantado. Ella era la única que sabía todo lo que significaba esa línea para mí.

Un cielo negro estrellado. El ruido del mar de fondo. Ver la luna reflejada en las olas. La brisa marina. La música del chiringuito. Dos hamacas en la arena, en cada una de ellas nosotras.

Feliz cumpleaños, invita la casa.- Ese camarero dejó sobre la mesita que había posicionada entre las hamacas dos Raspberrys. Con un solo sorbo pude descifrarlo. Lo caracterizaba ese color granate y el sabor cítrico con trozos de mora y arándanos.

-Muchas Gracias.- Dije esbozando una sonrisa con el cóctel en mano.- ¡Bebe que está bueno!

-Te creo pero yo hubiese preferido un moji.

-Lo sé.- Mirándola de reojo mientras sorbía. Era la chica de los mojitos. De ahí su mote.

Parecía que arreglábamos el mundo. Bailábamos en las hamacas. Hablábamos. Reíamos a carcajadas. Los Gin'S y los mojitos de fresa pasaban por nuestras manos. Nos quedamos en silencio con la mirada perdida.

- ¿Tienes un boli?- Moji me miró extrañada. Rompí uno de los silencios para un boli, pero iba a escribir mi primera ramificación en esa línea temporal.

Segunda ramificación de los felices 19 : Volar, volar bien alto (un hogar).

- ¿Sabes Alohi? Tú ya vuelas alto. Conseguirás brillar más aún.

- Tú también Moji. Eres muy grande.

Así concluyó la noche. Dos amigas arreglando el mundo ante la inmensidad del mar y un cielo estrellado.

Aloha y sus dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora