Los madrugares formaban parte de mí. Me encantaba dormir, pero mi cuerpo no despertaba más tarde de las ocho de la mañana. Cuando salía de fiesta, por mucho que llegase a la hora del desayuno, mis despertares no sobrepasan las once de la mañana.
Esta vez había despertado a las seis de la mañana para a las ocho de la mañana estar en mi cafetería favorita Hidden Coffee BCN.
Era una cafetería pequeñita y acogedora.El suelo era de racholas trianguladas de varios colores, azul, rojo, verde, blanco, mostaza. Las mesas de madera con la sencillez de un cactus y un azucarero de star wars. El café te lo realizaban con todo el amor del mundo midiendo y pesando el grano para que estuviese en su justa medida. Los tés los recomendaban a razón de tus gustos y tu forma de ser. Era el lugar perfecto para comenzar el día. Una agenda con una lista de ofertas de trabajo interesantes. Una carpeta llena de currículos acompañados de una carta de presentación. Té Matcha en mesa, actitud positiva y una gran sonrisa. A comerme el mundo.
Necesitaba encontrar un buen trabajo que pudiese compaginar con los estudios.
Había decidido estudiar un grado medio Sanitario. Iba a realizar Técnico de enfermería.
El curso lo iba a realizar en Barcelona, lo cual necesitaba un trabajo por los alrededores para compaginar de mejor forma.
Las clases comenzaban en menos de quince días. Debía darme prisa.
Solo me faltaba un currículo que había guardado para el mejor puesto que se ofertaba de todos. Era de recepcionista en un Bufete de abogados. Debía gestionar la agenda de estos. Preparar las salas, cafés. Ser la primera imagen que se llevasen los clientes.
"Buffet Narcís" Ahí estaba ante la puerta. Me coloqué la americana. Comprobé que ningún botón hubiese decidido desabrocharse sin permiso alguno. Me puse ante la puerta y piqué.
- Buenos días, mi nombre es Aloha.- Cerré la puerta y di pasos firmes hasta la recepción.
-Buenos días, siéntese y espere ahí. Ahora mismo la atenderemos.- Esa mujer impresionaba. Era una mujer de unos cincuenta años. Su tez era firme, sin apenas arrugas. Alguna de expresión. Unos ojos penetrantes oscuros ante una tez morena. Parecía un bronceado artificial. Era elegante, vestía un vestido negro largo. Unos zapatos que reconocí a kilómetros. Eran unos Manolo Blahnik Esfirapi, era de satén color azul atados al tobillo con una lujosa pedrería floreada. Toda amante de zapatos desea unos en su zapatero. Pero no toda amante tiene un estatus que permite gastarse más de mil euros en ellos.
Asentí con la cabeza y una gran sonrisa. Me mantuve a la espera más de 20 minutos. Mientras tanto saqué el libro que estaba leyendo actualmente. La pequeña Dorrit del conocido escritor y novelista inglés Charles Dickens. Estaba sumergida en la lectura cuando una mano se posó en mi hombro. - Disculpe, Aloha dijo que se llamaba.-
- Sí, perdóneme. No la escuche.- Guardé rápidamente el libro en mi bolso y le mantuve la mirada en los ojos. Era la lujosa mujer que me dió la bienvenida.
- No pasa nada. La compañía de un libro es la mejor de todas. Sobretodo en momentos de espera. ¿Qué es lo que deseaba, Aloha? Mi nombre es Carme Narcís.
Le di la mano. Mi padre siempre me había enseñado que ante personas desconocidas hay que apretar la mano con fuerza, seguridad y decisión en el momento de presentarse.
- Verá, Traía un currículo junto a una carta de presentación. Me gustaría ocupar la vacante.- Abrí la carpeta y meticulosamente, dejando ver cómo todo iba ordenado y organizado con post-it, le extendí uno.
Se colocó unas gafas que llevaba atadas a una fina cadena al cuello y le echó un vistazo.
- Me figuré nada más verte con la carpeta, ese aire jovial y los nervios en la piel que venías a ello. Pasa. Tengo un hueco y nos urge cubrir el puesto.
Nos dirigimos a una sala grande. En ella había una librería de unos seis estantes repletos de libros con leyes. Una gran mesa ovalada de madera cerezo con unas doce sillas. Ante cada silla se encontraba un posa vaso con un fino vaso de cristal boca abajo sobre este. Una carpeta roja y una pluma al lado. En la mesa había dos lapiceros con más plumas, dos jarras de agua y en el centro un centro de flores secas. Elegante, colorido y original.
- Siéntate Aloha. Háblame un poco de ti. ¿Porque estás aquí? - Se colocó bien la melena dejándola caer sobre un hombro y centró su mirada en mí.
El corazón me iba a mil por hora. Si le comentase el motivo de estar aquí quizá se echaba a reír como que se echaba a llorar junto a mi yo interior. La verdad es que no sabía qué decir. ¿Aspiraciones? ¿Sueños? ¿Volar? ¿Ser alguien en la vida? Mi padre siempre me había dicho que llegaba uno más alto con la verdad que con la mentira. Así que no pensaba maquillar la realidad.
- No quiero darle pena, tampoco que se ría. Pero le voy a ser franca. El único motivo que me ha llevado hasta esta mesa con usted es el económico. He estado una semana estudiando el Bufete desde que vi la demanda de empleo. Son unos abogados exitosos. Han defendido a gente de alto prestigio. Guían a famosos en el tema de sistema jurídico. Han defendido y ganado grandes casos emitidos por televisión. Lo que significa que entrar aquí es estar bien posicionada en cuanto a trabajo estable. Dudo que al ser tan conocidos y estar tan bien posicionados paguen por seis horas diarias de lunes a viernes los miseros quinientos euros que cobraba sirviendo hamburguesas en unas condiciones pésimas. Mis aspiraciones son muy altas señora Carme. Siempre he soñado con ser alguien en la vida. Es más, si por mí fuera llevaría un año en la mejor facultad de medicina de estados unidos- Siguiendo el camino correcto para ser una gran neurocirujana.
- ¿Y porque no está allí señorita Aloha? Dudo que sea economía. Cuando alguien quiere algo con tanta fuerza, no la puede parar nada ni nadie.
Por un momento sentí que me iba a venir abajo, recordar que aquel sueño no podría ser, era doloroso. Miré al techo, respire hondo y me dispuse a contestar, cuando me cortó. - Veo que si por usted fuese ya estaría allí.
- Si. El motivo de no estar allí es que me echaron atrás. La tutora de Anatomía comentó que con mi pulso no podría ejercer de ello. He decidido cambiar mis aspiraciones. Aún no sé hacia donde dirigirme. De momento si me dan el trabajo, cada día al salir de aquí iré a la Salle a estudiar Técnico de enfermería. Más adelante decidiré qué camino continuar. Quiero un piso, recuperar mi libertad. Según vaya dando pasos firmes estoy segura de que podré labrar un buen destino. Estoy segura de que llegaré a cumplir mis aspiraciones.
- Estoy segura de que llegarás muy alto Aloha. Mañana te quiero aquí. He podido comprobar que la única experiencia de la que dispones es como camarera dos años y cuatro meses.
- ¿De verdad me está dando el puesto? Juro que no se arrepentirá.
- Si, tienes buena presencia. Una educación excelente. Vas de frente, clara y decidida. Creo que puedes ser una buena imagen de entrada para nuestros clientes. Tu función será preparar las salas tal y como ves. Archivar la documentación. Mantener los archivos ordenados, dar la bienvenida a los clientes y llevar las siete agendas.
- ¿Siete agendas? Había leído que son ocho abogados.
- Es correcto Aloha, pero la mía la llevo yo personalmente. El horario será de ocho de la mañana a dos del mediodía. Cualquier duda consúltala.
Continuamos hablando alrededor de cinco minutos. Debía darle la documentación para el contrato. Era un contrato de seis meses con un periodo de prueba de dos. En caso de superar los seis meses pasaría a un contrato indefinido.
Era hora de ser aquella Aloha centrada, luchadora y positiva.
Adiós fiestas llenas de alcohol, cigarros de la paz y actos irresponsables. Adiós sexo.
Hasta que no llegue el príncipe azul con el que había soñado toda la vida no iba a fijarme en ningún hombre.
Hola trabajo fijo, porque así serás. Hola sueños. Hola clases, responsabilidades y vida asexual. Piso con habitación de ensueños en camino.
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Aloha y sus dragones
RomanceAloha es todo lo que su nombre significa. Amor, sueños. Ella cree en la magia del amor, en los cuentos de hadas, en los príncipes de toda película Disney. Pero a sus 20 años su vida cambiará por completo. Sus sueños se derrumbaran. ¿ Seríais capac...