Capítulo 1

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Un poco adormilado, extendió su brazo a la mesa de noche al lado de su cama, buscando a tienta su teléfono. Al fin lo tomó, solo deseaba ver la hora y saber si por lo menos había dormido lo suficiente o si aún tenía tiempo de seguir durmiendo. Aunque ¿quién podría dormir con esas pesadillas rondando cada vez que conciliaba el sueño?

3:01 am

Decía la pantalla de bloqueo, tenía de fondo un Joly Roger con un gran sombrero de baja en su cráneo. Solo durmió media hora, no tanto como había creído o necesitaba. Pese a estar de vacaciones, no podía ni dormir bien en esa enorme cama.

Sin nada de gracia, dejó caer la mano, la cual sostenía el celular, entre sus ojos. Podría decirse que se encontraba irritado ¿Cómo no? Era la cuarta noche que no lograba dormir correctamente.

Se movía de un lado a otro en esa enorme cama matrimonial buscando un punto cómodo que jamás conseguiría. Optaría por llamar a cualquiera de sus amigos y conversar hasta que le pegara el sueño, pero eso no pasaría y tampoco quería molestarlos en sus días de vacaciones.

—Todo es su culpa —refunfuñó aún con la parte de atrás de su mano cubriendo sus ojos.

Le faltaba algo, en esa enorme calma, alguien le faltaba. Extendía su mano libre inconscientemente a ese lado vacío, intentando alcanzar algo que no estaba ahí, aferrándose a las sábanas como si eso lo compensará. Dejó escapar un suspiro de resignación, no valía la pena darle vuelta a ello, ni tampoco valía la pena seguir torturándose si ni siquiera era su culpa, era culpa de él.

Tenía que haber un culpable, era muy obvio. En las noches le era difícil dormir por su culpa, por culpa de quien provocaba en él que su corazón latiera descontrolado, la persona que inundaba sus pensamientos mañana, tarde y noche. Aquel quien sus ojos brillaban dorados con luz del sol con destellos grisáceos hermosamente distribuidos por alrededor de su pupila.

—Ash ¡Es un tonto egoísta! —lanzó un grito frustrado reaccionando casi al instante por lo alto que había sonado.

Llevó ambas manos (una de ellas seguía sosteniendo el celular) a sus ojos, sonó los dientes y chasqueó la lengua. Se olvidó completamente de su huésped que se encontraba a una puerta de su habitación y que debía aún estar durmiendo. En el fondo agradece que tuviese el sueño pesado.

Las tres de la mañana pasaron a las cuatro, de las cuatro a las cinco y ya el sol se asomaba, intuyendo gracias al borde de la cortina que ondulaba suavemente por la brisa, dejó un poco la ventana abierta y se le olvidó cerrarla. No le importaba, la fría brisa no le molestaba. Aunque, la luz era muy opaca, no quiso aún levantarse y averiguar el por qué, cuando aún en su cabeza rondaba otras cosas.

Se dijo muchas veces que lo había perdonado en cuanto recibió el primer mensaje, todos los días desde hace una semana más o menos, mensajes de "Buenos días" un "Buenas tardes" "Buenas noches" acompañados de hermosas palabras y un mensaje aparte que le preguntaba si seguía enojado —cosa que ya no era verdad, pero ahí seguía.

La verdad, su enojo no duró ni un día, pero quería hacerle sufrir un poco, aunque de seguro el otro ya sabía las intenciones del menor. No importaba, han pasado 3 días y ni una llamada, ni un mensajes, ni en la mañana, en la tarde o en la noche, ya lo estaba preocupando, pero su estúpido orgullo no le dejaba llamarlo.

La última llamada que había recibido fue exactamente hace tres días, a las 21:24 p.m. y allá debía ser como las 14:24 p.m., el último mensaje fue a las 12:15pm. Oh sí, andaba de viaje a otro país, casi al otro lado del mundo.

"Buenas tardes Mugiwara-ya, partiré en tres minutos. Estoy dentro del tren en un asiento frente a la ventana viendo el paisaje invernal. Hace tanto frío como en aquellas vacaciones a Toscana ¿Lo recuerda? Todas esas pizzas que comiste y nuestra visita al Ponte Vecchio. Pienso que deberíamos volver algún día ¿No te gustaría...?

Missing a piece ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora