Capitulo 4

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El pitido en sus oídos comenzaba a desvanecerse, siendo reemplazado por el viento fuerte que se golpeaban entre si, soplaba con tanta brusquedad. Sus ojos permanecían cerrados, la negrura de un sueño sin sentido se disipaba y se asomaba la imagen borrosa de un paisaje entre blanco y gris. Los copos caían con agresión al suelo invernal y los entre los árboles el viento ruge.

Lo primero que sintió fue la frialdad de su rostro, luego intentó mover sus dedos, pensaba que estaban pegados a la nieve, pero con ligeros movimientos fue quitando la rigidez de ellos. Levantó un poco la mirada hacia la zona de sus manos, extendidas en el suelo, la punta de su índice, a lo más que pudo ver, estaba morada; eso indicaba adormecimiento de las articulaciones, disminución de oxígeno y disminución de temperatura, por eso veía sus manos tan pálida...

Apoyándose con sus antebrazos logró levantar su cuello y parte de su torso, sintió al instante un latigazo en el cuello, también dolor en la mandíbula y la región superior de la espalda.

Latigazo cervical... pero ¿por qué?

La claridad se escondía por alguna parte del cielo, con la poca visión que le prestaba la tormenta de nieve apenas pudo identificar que se encontraba en medio de un plano de tierra cubierta por nieve, rodeado de pinos, quizá.

Volvió a intentar levantarse, dándose cuenta que estaba cubierto en la mayor parte de su cuerpo por la espesa nieve. Temblaba, su cuerpo le dolía, trató de identificar las zonas afectadas. Sus piernas las sentía, pero el tobillo izquierdo estaba roto, no podía salir corriendo. En cambio, sus piernas solo tienen lesiones menores, son capaces de moverlas. Su espalda lo está matando, le duele ligeramente respirar, el cuello no lo puede mover con brusquedad.

Estoy casi inmovilizado... pero debo escapar de la tormenta.

Justo cuando la poca luz se desvanecía, algo más llamó su atención muy cerca de él. Sintió gran presión en cada región de su cuerpo, era sofocador cada movimiento. A pesar de sentir cada fibra de su cuerpo rogándole que no se moviera, no le dio importancia, todavía podía ponerse de pie y salir de aquel sitio.

Logró hincarse en la helada nieve con su única pierna buena. Observó a su alrededor, no lograba ver absolutamente nada, más que ese objeto que sobresalía de la nieve. Un mareo insoportable se apoderaba de él. ¿Dónde estaba? No reconocía nada a su alrededor.

Tocó la parte de atrás de la cabeza, sintió una punzada y notó al tacto algo seco pegado; la vaga imagen de lo que pasó aparece, su cabeza estampando contra el vidrio. Miró sus dedos índice y con dificultad observó su sangre en las puntas de estos, aún brotaba, revisó su frente y efectivamente también tenía algo de sangre.

—Ahh —se quejó con fastidio—, tengo una leve contusión en la cabeza, podría ser peor...

Evaluando cada centímetro de su cuerpo nuevamente, las piernas eran lo de menos, no había tantas lesiones en ellas, más el tobillo, pero sí podría sentir moretones a lo largo y quizás una pequeñas fisuras, con dificultad se sentó y llevó sus manos al tobillo, lo tomó y respiró profundo, la mente la dejó en blanco y clack.

—AGH —gritó, al menos tenía de parte el frío para apagar rápido la sensación, pero tragó de golpe tratando de mantener la compostura.

Su cadera le dolía a muerte, quizás un golpe seco en la región derecha y golpes repentinos en la espalda; y con respecto al pecho era más intenso el dolor que externo, producto quizás de alguna costilla rota, no más dos o tres, pero sobreviviría.

La espalda, por debajo de su espina dorsal, en la vértebra lumbar sentía más dolor y sumado a la cadera, eso imposibilitaba sus movimientos. Una región que le preocupaba era el cuello, ya que era la cervical uno de sus puntos más dolorosos, quizás un golpe mortal, pero si fuera así ni moverse podría o peor, ni debería estar vivo, así que pudo ser leve. El cráneo, a parte de la contusión, sentía un gran golpe bajando por la coronilla.

Missing a piece ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora