Capítulo 6

61 9 2
                                    

La mujer regresó con un par de cobijas más, el frío podría calar hasta los huesos. Luego se retiró dejando a la pequeña en la habitación. El fuego se mantenía en la chimenea, cortando en grietas la madera recién lanzada a ella. El joven sin memoria veía las llamas bailar, alzándose para luego desvanecerse, formaban siluetas ante sus ojos, pero imágenes de sombras que no lograba enfocarlas.

Todo era un burlesco espejismo, su mente jugaba con él.

—Entonces ¿no recuerdas nada? —preguntó Gabriel posando su codo en la cama a la vez que apoyaba su rostro en la palma de su mano.

Se veía muy tierna intentando aparentar que era más alta que la cama.

—No —respondió con calma desviando su atención del fuego a la niña—. Supongo que he sufrido un daño en una parte de mi cerebro, un traumatismo quizás, bloquea los recuerdos, pero solo algunos. Se llama amnesia postraumática.

—¿A qué se refiere? —preguntó ladeando la cabeza la niña-

—Puedo recordar conocimientos básicos —empezó a explicarle—, quizás no es tan severo, siento que solo ha bloqueado los recuerdo de conocidos, pero tengo ciertos recuerdos sobre conocimientos tomados de medicina. No recuerdo a mi familia si es que la tengo, tampoco recuerdo mi nombre.

—O sea que eres enfermero como mi mamá —se atrevió a concluir la niña con entusiasmo.

—Sería una buena teoría. —respondió desviando sus ojos a sus manos también vendadas, cerraba y abría sus dedos, aún las sentía rígidas, como si sus nervios estuvieran congelados, pero a lo que le comentó la señora, tuvo suerte de no haber perdido sus dedos—. Siento como si mis manos hubieran abierto cuerpos a la vez que cocido.

—Que miedo —dijo sin realmente apoyar lo que decía.

—Supongo que sí —respondió pensativo curvando sus labios en una fugaz sonrisa.

—Es terrible —soltó la pequeña atrayendo la atención del muchacho—. No recuerdas nada importante.

El chico la miró incrédulo.

—No recuerdas a tu mamá ni a tu papá. —explicó la niña al entender que el chico no le comprendía, pensaba que era muy despistado.

Él soltó un ruido, como una risa contenida, hubo una pausa en que pensó en las palabras de la niña.

—Tienes razón —afirmó—. No recuerdo a mis seres queridos.

Si es que los tengo.

Soltó un suspiro cansado, no tenía caso esforzarse en aclarar las imágenes en su cabeza, solo ocasiona más dolores en la región trasera de la misma.

Blanco, así era como se sentía, una página en blanco —no totalmente si lo analizamos correctamente—. No recordaba a las personas que una vez estuvieron en su vida y tampoco sabía si hubieron personas cercanas que valieran la pena por recordar. No recordaba su nombre, no recordaba su edad ¿Quién era él realmente? ¿Un enfermero? ¿Un médico? Tal vez alguien malo o quizás alguien quien ayudaba a los demás ¿Tendría padres? ¿Tendría pareja? No tenía anillo así que descarta el hecho de que estuviese casado, tampoco encontró en sus bolsillos alguna cartera que le indicase alguna identidad y una foto de alguien a quien pudiese acudir; estaba prácticamente sin nada.

—Deben estar preocupados —comentó la niña recostando su mentón en la orilla de la cama.

—¿Quiénes? —preguntó el azabache observando a la niña.

—¡Tu familia! —exclamó Gabriela como si fuese lo más obvio—. Deben estar preocupados por saber si estás bien.

—De eso nadie puede estar seguro —respondió apartando la mirada sin girar la cabeza.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 18, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Missing a piece ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora