Capítulo 1

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El golpeteo impaciente del lapiz contra la mesa inundaba toda la instancia, esa acción podría haber resultado irritante para muchas personas, pero la causante del sonido en cuestión no se daba por aludida

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El golpeteo impaciente del lapiz contra la mesa inundaba toda la instancia, esa acción podría haber resultado irritante para muchas personas, pero la causante del sonido en cuestión no se daba por aludida. Escuchando su música a tope hacía caso omiso a cualquier cosa que no fueran sus auriculares, aquellos causantes de la paz que estaba sintiendo en ese momento.
Acababa de discutir con su madre, y, como siempre, ella no la había escuchado, literalmente, porque, aunque es tendencia de madres dar argumentos haciendo oídos sordos a los contrarios, este caso era diferente, era peor.
Lea tomó de la repisa donde se encontraban todos sus libros una libretita turquesa, creadora de sueños y esperanzas en su corta y, al parecer, maldita vida. Allí, ella atesoraba sus historias y escribía otras nuevas. Se lo había regalado su padre, tres años atrás, como una forma de que ella no se sintiera tan mal, y, poco a poco, la pequeña libreta se había ido llenando de tinta, de mundos y de aventuras, que Lea acostumbraba a soñar siendo ella la protagonista que llevaba a cabo las hazañas.
Ella resopló, tenía ganas de gritar y sacar afuera todas las cosas que la enfurecían, pero, vaya sorpresa, no podía, y eso no hacía más que hacerla sentir peor.
-- ¿Lea? -- se escuchó la voz de su madre entrando en la habitación.
Y, aunque ella la había escuchado, ésta hizo caso omiso a su presencia.
Su madre algo enfadada aún, pero sobre todo cansada, avanzó hasta la silla donde ella se encontraba y le sacó sus audífonos.
¡Mamá! Fue lo que Lea tuvo ganas de gritar, sin embargo lo único que hizo fue llevarse dos dedos a la mejilla derecha y luego a la izquierda.
Su madre la miró sin entender
-- Espero que ese gesto no sea una mala palabra -- amenazó
Su hija sólo puso los ojos en blanco.

"Significa mamá en el lenguaje de señas de México", Gestualizó.

-- mmmm -- gruñó la otra, poco convencida -- Bueno, hija, vine a preguntarte si no querías salir afuera, el día está precioso y he oído que tu compañero de la escuela, Markus ha venido también con su familia, tal vez podrías pasar el rato con él -- le propuso como si nada hubiera pasado antes
Lea solo asintió y tomó su libreta en conjunto con una lapicera, no era que adorara salir, y de hecho Markus le caía muy mal, pero sabía que era inútil discutir, sobre todo teniendo en cuenta de que ella aún no podía verbalizar ni una palabra.
Dos años habían pasado desde que había presenciado el accidente que había terminado con la vida de su padre, dos años habían pasado desde la última vez que había podido hablar.
La mudez causada por traumas es temporal, decían sus doctores, aunque les faltó aclarar el pequeño detalle de que "temporal" puede durar de una semana a varios años o incluso décadas... Insignificante detalle.
La muchacha salió al patio trasero de la cabaña en la que se alojaban esas vacaciones. Su madre había decidido que ella y su hermano,Mathis , aunque éste sólo contaba con un año y medio de vida, necesitaban "cambiar de aire" después de tantos meses sin salir siquiera de su comuna. Al final no había conseguido suficientes días libres como para salir de Suiza, pero eso no había quebrantado las buenas energías de su madre, la cual había alquilado una cabaña en la comuna de Schangnau.
Y allí se encontraban ahora, en unas vacaciones lejos de todos sus amigos.
Grandioso plan, mamá, pensó.
Ella finalmente terminó su corto recorrido de "su casa" a la gran pradera que se extendía en derredor, sentándose a los pies de un antiguo roble, sabía que aquello sería lo más cómodo que encontraría en aquél lugar. Tomó el último regalo de su padre y se dispuso a escribir. Últimamente la inspiración no llegaba a ella, y, al parecer, ahora no sería la excepción.
Lea estaba escribiendo su LPH, o, mejor dicho, su Lista de Palabras Hermosas, o, como mínimo, interesantes. Allí escribía todas sus palabras favoritas con sus significados y etimologías, llevaba escritas ciento veintiún palabras hasta ahora, pero parecía que se hubieran agotado, y ya no se le ocurría cómo continuar.

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