Capítulo 4

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El agua jabonosa resbalaba por los mosaicos de la ducha, única espectadora de los dilemas sentimentales que una adolescente muda poseía en un lugar que para muchas personas podría ser considerado el paraíso.
Lea jugueteaba con su collar abstraída en su propio mundo sin tomar conciencia del agua cayendo a su alrededor.
La madrugada anterior ni siquiera había tenido las fuerzas suficientes como para cambiarse de ropa o siquiera destender su cama, se había tirado al colchón sin más para despertarse luego a la medianoche de aquél día.
Al pasar un rato suspiró rendida y apagó el agua caliente mientras tomaba la toalla que había encontrado en un armario de su habitación que se asemejaba con una de hotel.
Se paró enfrentada a un espejo de medio cuerpo completamente empañado por el vapor, trazó unas líneas rectas hasta formar lo que serían los ojos de una cara pero al llegar al lugar donde iría la boca de detuvo ¿Triste? ¿Feliz? ¿Horrorizada? Finalmente desdibujó los trazos pasando la palma de su mano por toda la superficie del vidrio.
Su reflejo le dió la bienvenida, su cabello castaño claro anudado en su gran longitud la retaba a intentar cepillarlo y sus ojos cafés surcados por grandes ojeras la ayudaban a recordar su gran fatiga. A pesar de haber dormido tanto ella no había descansado, no realmente.
Acosada por las pesadillas y pensamientos urgentes sobre todas las cosas que debía hacer, el día había pasado lento y tortuosamente para ella.
Pensando en todo y en nada a la vez, tomó lo que parecía ser un uniforme de color rosa pálido del armario y procedió a ponérselo con una parsimonia digna de la realeza, o, en este caso, digna de un sopor casi tangible.
Luego de un rato, se decidió por fin y salió a recorrer el pasillo. La luna afuera aparecía gloriosa entre los árboles, dando una delicada luz plateada al lugar a través de los ventanales.

"Luna gibosa menguante" reconoció Lea con la satisfacción propia de haber reconocido un fenómeno y poder nombrarlo de manera correcta, algo que no muchas personas podrían haber hecho.

Ella sabía que estaba perdida, la cantidad de alas, pasillos y habitaciones eran un completo laberinto para una novata como ella. Sin embargo, no estaba asustada ni desesperada, en algún momento llegaría a alguna parte... ¿A dónde? No lo sabía, pero ¿Qué más daba? Al fin y al cabo no tenía idea de a dónde quería llegar, así que cualquier camino sería el correcto.
Con su mano derecha trazaba un rastro invisible por las paredes y puertas, como si se tratara de un hilo de Ariadna invisible, uno que solo ella era capaz de reconocer entre el granito y el ébano.

-- ¿Lea? ¿Eres tú? -- se escuchó una voz detrás de ella.

Con desgano, se giró para quedar enfrentada a una silueta un poco más alta que ella y con el pelo cortado al ras del cuello. Si hubiera tenido que adivinar, apostaría que llevaba el mismo uniforme que ella.
Dudaba en qué Alessia pudiera distinguir bien en la oscuridad las manos del resto del cuerpo, por lo que se limitó a extender ligeramente su mano a un costado y hacer un breve vaivén a modo de saludo.
Lea pudo entrever una pequeña luminosidad en la cara de su contraria por lo que supuso que habría sonreído.

-- Me alegra verte, bella durmiente -- dijo divertida -- ven, yo desperté hace algunas horas y ya me aprendí todo este edificio de memoria. Si quieres puedo llevarte con Zeus que aún no debe haberse dormido, o, si lo prefieres, podemos ir al comedor para que puedas tomar un tentempié o algo-- sugirió

Lea levantó dos dedos.

-- segunda opción, entonces. Ven, te llevaré al comedor -- comprendió Alessia.

                          ~°0°~

-- Entonces, ¿Tú tienes idea de por qué estás aquí?-- preguntó Alessia luego de un rato.
Lea negó con la cabeza mientras tomaba otra cucharada de la sopa que había escogido.
El comedor era un espacio amplísimo con muchas mesas redondas y sillas de madera que eran bastante cómodas. De hecho, para Lea se asemejaba mucho a un restaurante.
En ese momento, el lugar estaba completamente vacío a excepción de las dos chicas que se encontraban en una mesa al lado de los grandes ventanales.
-- Hummm qué lástima -- murmuró su amiga -- nadie quiso responderme nada, como si fuera una espía o algo así -- refunfuñó molesta.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2019 ⏰

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