Introducción

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Es impresionante la cantidad de personas que viven en lamentos actualmente en Venezuela, pareciera que una atmosfera de sufrimiento, derrota, tristeza y abatimiento nos rodeara. Es increíble ver como personas que simplemente lo tienen todo, deciden echarse a sufrir por situaciones completamente insignificantes.

Podemos ir en un autobús y lo primero que veremos y escucharemos, será muchas caras abatidas, seguido de un lamento o un insulto. Si alguien nos trata bien pensamos que está loco o que quiere algo a cambio, nos hemos vuelto tan dependientes de nuestras preocupaciones que cuando no tenemos ninguna creemos que algo anda mal.

La única solución que creemos conveniente para todos nuestros problemas es, que el otro cambie sus actitudes. Siempre esperamos que otro mejore para nosotros poder empezar a actuar bien; "si tú no fueras tan egoísta yo no lo seria contigo" Típico comentario en el día a día de cualquier Venezolano, ¿no?

Nuestra sociedad de a poco se ha ido suicidando, lanzándose al pozo de la resignación, nos hemos convertidos en adictos de nuestras autoflagelaciones dadas con el látigos de la lastima. Pretendemos que todos se compadezcan de nuestros dolores, incluso procurando que dejen de lados los de ellos. El egoísmo que hemos alimentado como población se ha hecho tan grande y fuerte que hoy día pareciera que nos está tragando vivos, o es lo que queremos creer.

Cada día que voy a la universidad internalizo cada comentario de personas que creen que estamos en el fondo del vacío, comentarios como: "YA NO SE PUEDE ESTAR PEOR" "AGUANTADO LA PELA" "AL MENOS ESTAMOS VIVOS" y no saben lo mucho que me sorprendo al comprender la capacidad de emprendimiento que tenemos para inventarnos cada día un lamento nuevo, estoy seguro que si utilizáramos ese mismo espíritu e ímpetu para cosas productivas seriamos una sociedad completamente distinta. Lo increíble de todo es, que por las condiciones físicas de esas personas puedo deducir (quizás erradamente) que seguramente en sus casas tienen un colchón donde dormir y que seguramente antes de acostarse tres comidas en su estómago tendrán. ¡CONFORMISTA! Seguro piensas al leer esto, pero, ¿acaso es eso estar en el fondo? ¿En qué clase de ideal hemos caído, creyendo que con el solo hecho de estar vivos ya es suficiente ¿Qué es, acaso la vida si no tenemos un motivo para sonreír?

No pretendo justificar ningún hecho ideológico o político de ningún bando, es más, si crees que esto es un escrito relacionado a la política puedes ir dejándolo de lado porque no se trata de nada de eso, ni siquiera de cultura, es algo mucho más básico lo que pretendo referir a través de estas cortas líneas: NUESTRA FALTA DESMESURADA DE VALORES.

Este es un humilde planteamiento que desde la perspectiva de un joven de 19 años, busca animarte y decirte que la felicidad es una decisión diaria, donde ningún factor es más influyente que tú mismo. Desde mi vida te daré ejemplos más que evidente que es así, coloco mi vida como prueba irrefutable, y no solo la mía si no la de grandes personajes que a través de sus convicciones arraigadas, no solo liberaron a sus pueblos a contra corriente, sino que cambiaron la mentalidad de millones de personas encausándolas en un mismo sentimiento de euforia esperanzadora perpetua.

¡ESTO NO ES UNA CRITICA SOCIAL, ES UN GRITO DESESPERADO DE AMOR!







Exhortación a los verdaderos héroes de nuestra tierra criolla.Where stories live. Discover now