Una vez me contaron la historia de una estrecha relación entre una familia Siria y una venezolana.
Cuenta la historia que:
"Siempre se escribían cartas metidas en botellas, enviadas a través del mar. La familia de sirios, oriundos de Alepo, siempre esperaban con ansias los escritos de sus estimados venezolanos (no me dijeron de que ciudad eran exactamente estos últimos). Un día; tristes y abatidos, por el reciente bombardeo a una de las comunidades cercanas a donde ellos residían, pudieron observar que el padre se acercaba con una botella en la mano, se dibujó una gran sonrisa en sus caras, porque sabían que tendrían nuevas noticias de sus amigos <<los venezolanos>>, como ellos cariñosamente les decían. En esta carta un poco distinta a las anteriores, los sirios pudieron leer sus lamentos, los venezolanos se referían a sus preocupaciones, como si el mundo se estuviese derrumbando en sus cabezas y de pronto los fueran a aplastar confinándolos al olvido y a la descomposición eterna. Lo que más les causo conmoción fue, que en cierta parte de aquella carta estaba escrito, con letra temblorosa y muy bien marcada: "YA NO PODEMOS VIVIR ASI" de pronto toda la familia al unísono comenzó a reírse, tan fuertemente que sus risas fueron detectadas por los radares de un pequeño regordete cerdo con traje y copete amarillo, como ondas semejantes a las de un ataque de algún grupo terrorista, inmediatamente al observar las ondas presiono con sus pesuñas el botón rojo, activando instantáneamente una docena de misiles precisamente dirigidos a las coordenadas que mostraban las ondas de las risas de la familia siria.
Esa historia me fue contada por un niño con cáncer de tan solo 10 años de edad, con voz muy triste y apacible, refiriendo cada palabra a su ritmo.
Con sus ojos llenos de alegrías por suplir un poco el espacio silencioso en el que nos encontrábamos, me dijo:
"No supe cual otra historia contarte."
¿Pero saben lo que hizo al final?
Al ver mi reacción un poco extrañada, me dijo con voz muy alegre y una sonrisa increíble, dibujada en la tez:
"No te preocupes amigo, estoy seguro que solo es un cuento de esos que las enfermeras malvadas nos cuentan."
Con todo eso, recordé que una vez leí en algún lugar:
"Sufrir y permanecer firme, eso es la vida"
¡Y sí comprendí su significado!
El pequeño fragmento literario relatado, es una muestra directa de lo mucho que se puede sufrir sin dejar de lado los valores necesarios para preocuparnos por el bienestar del prójimo. Tanto en el relato principal como en el cuento, se demuestran al máximo los límites del sufrimiento y las capacidades de unos valores bien arraigados al amor.
Nuestros inconvenientes no pueden ser comparados, pero si pueden colocarse en una escala de magnitud y darle la importancia correspondiente a su nivel. Lo que quiero decir es, que nuestros problemas siempre serán enormemente irreparables, hasta que aparezcan unos mucho más grandes y así sucesivamente, es una cadena interminable. Decidir preocuparnos 24/7 por ellos nunca nos hará feliz, ni mucho menos nos ayudara a alcanzar un estado de paz interior que nos permita observar con objetividad cada bendición que se nos es concedida diariamente.
Si decides comprender estas palabras desde otro ángulo e internalizarlas, tendrás una razón para sonreír cada mañana que se levanta con la luz del alba.
Y siempre recuerda que:
EN ALGÚN LUGAR DEL MUNDO O DE TU MISMA COMUNIDAD HAY ALGUIEN EN PEORES CONDICIONES QUE LAS TUYAS, NUNCA LO OLVIDES, ESTES DONDE ESTES, Y COMO ESTES.
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Exhortación a los verdaderos héroes de nuestra tierra criolla.
SpiritualNuestro lamentos actualmente nos controlan, olvidándonos de nuestro verdadero sentido de vida. Dedico este escrito a cada Venezolano que se siente abatido por la situación que hoy pasamos.