TU PASADO ES MI PRESENTE

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Kid salió de la ducha, sin importarle si estaba escurriendo se dirigió a su habitación donde encontró a Killer sentado en la cama y leyendo una revista porno. Al escuchar la puerta abrirse, el rubio levantó la vista encontrándose a su amigo en pelotas.

-¡¡POR TODOS LOS CIELOS, KID, PONTE ALGO DE ROPA!! -gritó mientras se tapaba la cara con la revista-. Dios, con eso es suficiente para odiar a los de mi género y pensar seriamente en cambiar de sexo -decía mientras escuchaba al pelirrojo revolver entre sus cosas, y nada más, no oyó una réplica, un regaño o una maldición.

Killer esperó y siguió esperando, a esas alturas ya debería de haber tenido una buena reprimenda con groserías incluidas y hasta un golpe por entrar a la casa sin permiso... y siguió esperando. Nada. El rubio se atrevió a bajar la revista, un poco, para aventurarse a ver a su amigo y asegurarse que tenía mínimo la ropa interior puesta, observó a Kid ponerse sus pantalones amarillos con negro y su larga gabardina negra, el atuendo que generalmente usaba cuando buscaba un ajuste de cuentas.

-¿Kid, a dónde vas? -no recibió contestación. Decidió cambiar la pregunta- ¿Kid, a dónde vamos?

-¿Yo? Por ahí. ¿Tú? No sé, pero espero que sea lejos.

Esta vez Killer no habló más, bien conocía a su amigo y sabía en qué momentos no abrir la boca; Eustass necesitaba espacio y tiempo, cosas que Killer, por su integridad física y mental le daría. Exhaló todo el aire contenido ante la tensión de no saber como su amigo iba a reaccionar cuando lo vio salir; confiaba en él, sin embargo siempre había tenido esa espinita de ser tomado como un desahogo, un costal de arena para su desahogo. Ver a Kid tan calmado era un arma de doble filo: como bien pudo haber tomado su plática con su amado Trafalgar el día anterior en una especie de punto final y vuelta de hoja para esa parte de su vida; como puede estar esperando el momento para saltar y ponerse a morder a medio mundo (?). Killer sospechaba que era la segunda opción, ya que para la primera se necesitaba algo de madurez de parte del pelirrojo.

Mientras no se desquitaran con él y no empezara a aventarle bombas molotov a la casa del ojigris, Killer creía que la situación se encontraba aún dentro de buenos parámetros, así que bien podía encargarse de sus propios planes sin meter su cuchara en asuntos de desamor. Sus planes, sus intrínsecos planes, y la primera parte era visitar cierto dojo de cierto peliverde.

*****

«No fue amor a primera vista...» pensó mientras caminaba. «¡Mierda! Sí lo fue...»

Sanji se detuvo, de una sola calada se acabó el cigarro que tenía en la boca, exhaló el humo y siguió su camino. Había salido de su casa más temprano de lo habitual, el día anterior no le hizo la cena a Luffy ni el almuerzo así que ya se imaginaba al pequeño fastidiándolo para darle de desayunar. Apenas llevaba dos cuadras recorridas y ya se había acabado cinco cigarros. Se sentía tenso, frustrado y culpable, vaya que culpable. Aunque durmió desde que puso la cabeza en la almohada y no se despertó sino hasta la mañana, el cuerpo le pesaba y tenía unas tremendas ganas de seguir acostado, durmiendo; eso siempre la pasaba después de una palea con Zoro, algo que estaba ocurriendo con mucha mayor frecuencia.

Durante los últimos minutos se la pasó recordando viejos tiempos o más bien viejos sentimientos. Sentimientos causantes de su impotencia para poder hablar y decir lo que realmente sentía. Los recuerdos le llegaban como retazos de un pasado doloroso en el que fue herido por su cobardía. Algo de lo cual no podía hablar, hacerlo sería revolcarse en la vergüenza de su error y, lo peor para él, era sentirse infiel y mentiroso frente los ojos de Zoro.

-Me gustas... -había dicho Sanji en un lapsus de estúpida honestidad que no le alcanzó para confesar el hecho de no solo gustarle, lo amaba.

"Fue amor a primera vista..."

Shin SekaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora