Capitulo 4

40 1 0
                                    

Ya era tarde.
Guardé mi pluma sobre la cartuchera y cerré los ojos con un suspiró entrecortado, acostándome perezosamente sobre mi cama llena de ultiles escolares.

Quedando toda desparramada con los pies sobresaliendo del borde de la cama.
Había terminado por fin la tarea, ya era viernes y estaba sola y encerrada en mi cuarto.
¿Desde cuando me quedo encerrada un viernes por la noche?

-Desde que te has mudado y no tienes amigos con quienes salir- me recordó mi voz interna.

Me sentía como una renegada antisocial, en toda la semana de clases el único amigo que había hecho era Vadhir, tal vez fueron mis esfuerzos por ser tan hepática o mi cara de huele pedo que nadie quiso entablar una conversación conmigo.

Maldición, y para aumentar mi neurosis Aaron no me contesta los mensajes.

Era la tercera vez esta semana y si soy sincera me estaba preocupando.
No sé qué mierda es lo que está pasando con él, a solo una semana de mi partida y él se desaparece como si nada.
Sé que ha sido difícil esta situación, pero no es solo para él, sino también para mi.
Cerré los ojos con desespero y tapé mi rostro con mi antebrazo.

Mis ojos comenzaron a escocer, y a llenarse de lagrimas.

Estaba cansada y harta de esta situación, no era justo. Aaron no tenía porque comportarse de esa manera, cuando más lo necesitaba menos estaba, solo quería regresar y que todo volviera a la normalidad.

El sonido agudo de mi teléfono provocó que pegara un brinco sobre la cama.

Alguien estaba llamando por teléfono.
Tomé el teléfono por la base y miré el número sobre la pantalla.

Número desconocido.

Me encogí en hombros.
¿Qué más da?

-¿Hola?- pronuncié descolgando el teléfono.

-¡Agynes, hola! Soy Vadhir- respondió con su voz grave.

¿Vadhir? ¿Qué hacía llamándome a esta hora?

-Oh, hola...

-Sé que es un poco tarde...

-Lo es- respondí tajante.

-Sí- soltó una risilla nerviosa- pero quería preguntarte algo.

¿Qué se trae éste entre manos?

-¿Qué pasa?- dije incorporándome un poco sobre mi cama, colocando ambos codos sobre el colchón.

-Verás, en un rato más iré a una fiesta a las fueras de la cuidad, me gustaría que vinieras conmigo, es algo relajado pero sirve y te distraes un rato.

-¿A una fiesta?- repetí.

-Sí- confirmó con paciencia.

-¿De quien?

Ay, por favor no me digas que es de Nina, que no sea de ella.

-No te enojes pero es de Nin...

Lo interrumpí.
-No gracias Vad, de esta paso.

-¡Oh vamos! No seas tan amargada, será solo un rato, y además...

Le interrumpí.
-Vadhir, no le agrado en lo absoluto a esa chica y creo que te diste cuenta hace un rato, dure más de una hora en el baño tratando de quitarme pedazos de fresa del cabello.

Mesa para dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora