Prologo

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La mañana era fría, pero sólo lo suficiente. La luz del sol tampoco era un problema, pues el astro, aunque podía atisbarse entre una maraña de nubes grises, no podía brillar lo suficiente. Era una mañana agradable que ayudaba a Frisk a mantenerse... Determinada.

Estaba maravillada con el camino con el que se llegaba a su nuevo instituto en la cima del Monte Ebot. Éste estaba rodeado de árboles en ambos lados, con hojas por el suelo y mucha vegetación a su alrededor. No se parecía en nada a los caminos de la ciudad, donde había vivido hasta hace una semana: en la urbe, todo era gris y sucio, pero en esta montaña y en el pueblo que había detrás de ella, todo era verdor y luz, como si se hubiera instaurado una eterna primavera en esa parte del país.

En cierto modo, ese ambiente le hacía pensar en su pasado como una horrible pesadilla que ya no puede alcanzarte pero que aún así prefieres no recordar. Pero era real. Aunque su nueva casa y Toriel la hacían sentir segura y le transmitían una calidez y amor que nunca antes nada ni nadie le había transmitido, su pasado era tan real como las heridas bajo y en la piel.

Estaba tan sumida en sus pensamientos que no vio que ya estaba llegando a su destino.

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Prologo, hecho.

Cabe aclarar que Frisk aquí su sexo es femenino, pero es de género neutro.


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