Íbamos camino a casa. La noche cayó ante nuestros ojos, Lowell manejaba y la música que provenía de la radio iba a un volumen moderado.
Recosté mi cabeza en el respaldo, observaba la ventana. Había sido un día maravilloso gracias al chico que se encontraba a mi lado.
— ¿Qué harás mañana? —Escuché su voz y me giré a verlo.
— ¿Tan buena compañía soy que quieres salir otra vez? —Solté con diversión. Él esbozó una sonrisa, pero no dijo nada—. Mañana voy a la universidad, pero tú puedes salir. ¿Estás de vacaciones, verdad?
—Técnicamente —Se detuvo en un semáforo y me miró—. Tenemos un par de conciertos que dar acá.
— ¿En serio? Harley no me lo dijo. Tal vez porque no hemos hablado mucho estos días —Agité mi cabeza y alejé ese pensamiento—. ¿Tendré entradas gratis, no? —Sonreí.
Elevó una ceja. Parecía estarlo pensando y segundos después sonrió.
—Sólo si me invitas a otro raspado.
—Me parece bien —Levanté mi mano y cerramos el acuerdo.
Teníamos hambre y pasamos por una pizzeria, compramos una familiar para comer con los chicos en el apartamento de Harley.
Antes que abriera la puerta Lowell había salido con otro de sus chistes y no pude evitar soltar una risa por lo malo que era.
— ¿Layla? —Reconocí su voz y eso bastó para que dejara de reír.
Mi mejor amigo, porque eso era y jamás dejaría de serlo, estaba en el sofá junto a esa chica, Violet. Norris y Roy estaban sentados en unos puf, viendo una película.
Lowell cerró la puerta con una mano mientras con la otra cargaba la caja de pizza.
— ¿Llegamos tarde para la película? —preguntó.
—Trajimos comida —Di pequeños golpes a la caja esbozando una sonrisa, no quise mirarlo y sólo observé a los dos chicos en el suelo.
— ¡Layla nos ama! —Norris se levantó de un salto y corrió para abrir la caja y olfatear la pizza.
Los demás chicos rieron, excepto Harley.
— ¿Salieron esta tarde? ¿Solos? —El rostro del pelinegro no reflejaba alegría alguna.
Su lado protector salía a la luz como todas esas veces que algún chico se acercaba a mí. ¿Por qué se comportaba así? ¿Acaso no se daba cuenta que sólo me daba ilusiones?
Ilusiones que luego aplastaba fácilmente.
Un enojo comenzó a invadirme.
—No te interesa.
Los chicos abrieron sus ojos y comenzaron a alejarse un poco. Harley se levantó del sofá y caminó hacia mí.
— ¿Qué dices? Por supuesto que sí. Pude acompañarte. Sólo tenías que llamarme.
Apreté mis labios para no soltar una risa sin gracia.
—Puedo hacer, decir, ir, decidir y cualquier otro verbo, lo que yo quiera. Si quiero salir con él lo haré, si quiero besarlo o... No lo sé, llegar a más que eso, también lo haré. Tú no vendrás y me dirás como hacer las cosas.
Pude notar sorpresa y dolor en su mirada. Volteé a ver a otro lado para no verlo. Tenía que irme. No quería seguir en ese lugar.
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Espacios coloreados |Completa|
RomanceEl amor era una mierda. O como prefería describirlo Layla: Gris. Un jodido color gris. Harley era el causante de ese concepto, pues la había enviado a la friendzone incontables veces. Luego de su regreso a la ciudad siendo parte de una banda en asce...