Guerra Silenciosa.

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Hola a todos me alegra estar nuevamente por aquí, hoy les traigo un nuevo fanfic Shikatema esperando que lo disfruten.

Disclaimer: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.

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Capitulo I. El desatamiento.

Me encontraba en la oficina con Naruto revisando las siguientes misiones para los nuevos genins y justo como había imaginado aquellas solicitudes no eran la gran cosa: una que otra misión de guardaespaldas, solicitud de ayuda de algún establecimiento, atrapar el mismo gato que llevaba años tratando de huir, entre otras ridículas peticiones. Fruncí el ceño por el disgusto que me producía realizar esta tarea ¡ Por algo había un departamento encargado de esto! Pero no, Naruto insistió argumentado lo importante que era para él ayudar en todo lo posible a la nueva generación para que estos se convirtieran en buenos Shinobis, y el hecho de que ya no tuviéramos tanto trabajo en la oficina también influenció en su decisión.

- Neee Shikamaru ¿ te ocurre algo? - las palabras de Naruto lograron sacarme de mi berrinche interior.

- Jum ¿ Por qué lo dices? -

- Nada, es solo que desde que llegaste tienes una cara de pocos amigos y todo el día te la has pasado gruñendo, eso es muy raro viniendo de ti, digo tu siempre has sido vago pero tranquilo, además es el quinto lápiz que rompes-

- Mendokusai - dije en forma de chillido al contemplar mis manos y confirmar como el lápiz que momentos antes había estado utilizando se encontraba en pedazos.

Tiré en un lado los restos del difunto lápiz y me encaminé hacia la ventana de la habitación con la firme intención de fumar, sabía muy bien que en otras circunstancias Naruto me reprendería por impregnar la oficina con el aroma a tabaco, pero al parecer pretendía dejarlo pasar con tal de darme un respiro. Sentir aquel humo invadir mi garganta me llenó de una enferma tranquilidad que me permitió observar el hermoso cielo sobre nosotros y la forma tan magnífica con la que las nubes desfilaban sobre él, comúnmente un día como hoy sería capaz de alegrarme y brindarme las energías suficientes para acabar la exhausta jornada laboral, pero no hoy.

Hoy me encontraba tan irritado que me era imposible disfrutar de tan maravilloso día y ni siquiera la cajetilla completa en mi bolsillo lograría ponerme de buenas, sentía la necesidad de quedarme toda la noche trabajando con tal de no llegar a casa y la última vez que eso sucedió se debió a un disgusto demasiado fuerte con la problemática, y hoy años después se repetía la historia.

La razón por la que hoy Naruto y yo nos encontrábamos disfrutando de una tarde laboral no tan ajetreada era gracias a que desde hace dos semanas ambos habíamos estado trabajando hasta la madrugada con tal de adelantar todos los pendientes y estar lo más libres posibles en los exámenes chunin, muy cerca de celebrar. La noche anterior en especial fue una de las más difíciles, nunca sabré si fue el trabajo en sí o el desgaste de los días transcurridos. El caso es que había salido de la torre Hokage arrastrando los pies con el único deseo de llegar a casa y derrumbarme en la cama, pero pareciera que mis propios deseos solo lograban entorpecerme pues el recorrido que habitualmente me conduce a mi hogar en quince minutos hoy me había tomado más de treinta minutos.

No me resultó extraño encontrar mi casa en completa obscuridad después de todo eran altas horas de la madrugada así que mi mujer e hijo se encontrarían profundamente dormidos, sabiendo eso únicamente me límite a realizar mi rutina habitual: salir al jardín trasero para fumar, tomar una ducha en el baño de la planta baja para no despertar a Temari, vestirme con el pijama y tirarme con la mayor delicadeza posible en mi cama para no perturbar el sueño de mi señora, para finalmente caer dormido sabiendo de antemano que la problemática me despertaría un par de horas después y volvería a empezar con mi rutina diaria.

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