Planeando La Defensa.

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Había pasado dos días desde que Dai había ido a buscarme en mi oficina para poder hablar del reciente problema que enfrentaba nuestra familia, al final de cuentas tuve que esperar esos días para lograr hablar con él y eso gracias a que mi hijo se atrevió a despertarme antes de que se marchara a sus entrenamientos con el Ino-shika- Cho, afortunadamente no fue descubierto por Temari, de lo contrario no sabría decir cuál hubiese sido nuestro destino. La gran osadía de Shikadai había dado resultado, pues al no llegar tarde a mi trabajo no tuve que quedarme hasta tarde a recompensar las horas perdidas y había podido llegar a una hora decente a casa.

Justo ahora me encontraba en el patio delantero con mi hijo jugando una partida de Shogui mientras le contaba todo lo sucedido, admito que era bastante vergonzoso recurrir a mi hijo pero honestamente no tenía más opciones, nunca había tenido una discusión tan seria con mi problemática y no tenía idea de cómo solucionarlo, y si Dai tenía la intención de ayudarme no me quedaba de otra que contarle todo lo sucedido.

Teníamos la ventaja de tener la casa solo para nosotros dos gracias a que Temari prácticamente había huido de  al verme llegar temprano, había usado el pretexto de que había quedado con las demás chicas pero yo sabía perfectamente que ella solo buscaba mantenerte alejada de mí, eso me deprimió en gran medida pero viendo el lado positivo su ausencia nos permitía planear con total libertad una estrategia a nuestro favor.

- Y eso fue lo pasó –

Finalicé mi relato sobre lo ocurrido el día que empezó mi tormento, el silencio de mi hijo me hizo levantar la vista solo para encontrarlo con un leve tic en el ojo derecho.

- Papá, ¡eres un idiota!– acotó con su mordaz honestidad, a la que francamente aún no había podido adaptarme.

- Dai ¿No sé suponía que venías a apoyarme? –

- No puedo hacerlo sin decirte tus verdades –

Oculte la pequeña sonrisa que se formó en mi rostro para que Dai no lo notará y me reprimiera por no tomarme en serio el asunto, ¡ Pero no podía evitarlo! Puede que Shikadai fuera mi viva imagen, pero gran parte de su carácter y sus expresiones eran cien porciento de Temari, y eso me hacía inmensamente feliz.

- Además solo a ti se te ocurre hablar pestes de mamá con otra persona –

- ¿ Y como iba a saber que estaba escuchando? Te digo que estaba furiosa cuando salí de casa, no había forma de que sospechara que me haría " el favor" de traerme el almuerzo –

- Mamá todo lo sabe, todo lo ve y escucha – afirmó Shikadai como si dijera la obviedad más grande del mundo – es algo que como su marido ya deberías saber -

- Está bien, esta bien, tu ganas ¡ Soy un idiota!, Ahora ¿Puedes ayudarme a solucionar las cosas con tu madre?-

- Mmmm no, imposible –

- ¿ Disculpa? – dije con incredulidad mientras miraba a mi hijo con gran reproche.

- Ni siquiera sabes que la hizo enojar en primer lugar -

- Problemático – dije mientras frotaba la parte trasera de mi cuello, era vergonzoso aceptar la verdad en las palabras de mi hijo - ¿Entonces dejamos las cosas como están? –

- No creo que sea lo más recomendable, digo dudo mucho que puedas sobrevivir una semana más a tu nuevo ritmo de vida sin mamá - tal vez Shikadai no tenía una enorme sonrisa en su rostro pero yo sabía muy bien cuando mi hijo trataba de burlarse de mí y estaba claro que hoy lo estaba disfrutando.

- Entonces te escucho –

- Lo primero que debemos hacer es averiguar qué la hizo enojar tanto ¿ Tienes alguna idea? –

Guerra Silenciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora