Preparando La Segunda Contienda.

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Después de varios minutos de haber resuelto el malentendido con mi hijo llegué a la conclusión de que debía levantarme para regresar a casa, Shikadai entendió a la perfección mis intenciones y decidió acompañarme en la travesía, cosa rara considerando la actitud perezosa de mi hijo, pensé que tal vez aún se hallaba culpable por el anterior malentendido pero muy dentro de mi tenía la sospecha de que solo sentía curiosidad de saber cómo su madre acabaría conmigo.

Murmure un débil Mendokusai antes de ponerme de pie y emprender el camino, no creo haber alcanzado a dar diez pasos antes de que notara dos situaciones problemáticas que arruinaron mi motivación: el sol de medio día que golpeaban con todo su esplendor mi rostro, haciendo que por acto reflejo entrecerrar un poco los ojos (acción que solo logró adormecerme mas de lo que ya estaba ) y mi estómago que comenzaba a sentir los estragos de la falta de alimento. Pese eso,  logré seguir mi camino y en cuestión de escasos minutos atravesé el umbral de la residencia Nara, no sabría muy bien cómo debería sentirme al respecto, por un lado me hallaba encantado de que por fin, después de casi un mes, tendría la oportunidad de probar y degustar la comida de mi problemática, pero por el lado contrario debía admitir que me encontraba intranquilo de llegar y encontrarme con ella sin haber elaborado un plan.

El ruido que hizo la puerta principal al ser abierta terminó por empeorar mis nervios, un rápido vistazo me hizo ver a Shikadai con la mano aún en la puerta mientras utilizaba la sonrisa, la cuál,  según Temari, es la misma que yo utilizo cuando quiero fastidiarla. Esta nueva acción en mi hijo me hizo sospechar que aún buscaba una forma de vengarse de mí a pesar de haber sido perdonado, algo así como cuando en la academia te hacían venir con tus padres para una nueva reprimenda pese a haber pasado el día anterior parado en el pasillo reflexionando sobre tu comportamiento. 

Me sentí avergonzado al darme cuenta de lo paranoico que estaba siendo respecto a mi hijo, después de todo me había quedado inmóvil frente a nuestra puerta por un largo momento, era lógico suponer que Dai solo había buscado la manera de hacerme reaccionar.

- Tadaima – saludo Dai de una forma muy vaga mientras ingresaba, y tal como había concluido no había mala intención en sus acciones – Por cierto me encontré a papá vagando por ahí y por eso lo traje conmigo –

Olviden lo que dije, este chico realmente se estaba vengando.

Shikadai entró a casa con mucha tranquilidad mientras yo me quedé estático en mi lugar en espera de la reacción de Temari, sin embargo el silencio de la casa fue lo único que recibimos como respuesta, y no es que me tomara por sorpresa ser ignorado por mi mujer, de hecho era algo a lo que me había estado acostumbrando durante estas últimas semanas, lo que realmente llamó mi atención fue que Temari no prestará atención a la llegada de Dai, algo que NUNCA antes había ocurrido. Aunque tratara de disimularlo con regaños,  ella siempre estaba preocupada por qué Dai no regresará a salvo, en cuanto lo escuchaba llegar buscaba la manera de verificar que estuviera a salvo sin que él lo notará.

Si, aunque no lo pareciera la problemática era una mami sobreprotectora.

Me adentré a la casa para localizar a los problemáticos pero no tuve que avanzar mucho ya que encontré a Dai en la sala principal leyendo una hoja con mucha atención, noté como su rostro tranquilo comenzaba a mostrar muecas de desagrado conforme iba avanzando en la lectura de lo que ahora sospecho era una nota, no se necesitaba ser un genio para saber lo que estaba pasando.

- Es de mamá – Dai confirmó mis sospecha mientras arrugaba el papel y lo hacía a un lado – dice que fue con Tenten-san para ayudarla a terminar los detalles de su prueba, llegará tarde pero dejó listo el almuerzo.

Guerra Silenciosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora