capitulo 3 / Vuelo de amigos.

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Sin darme cuenta me estaba quedando dormido, en la esquina de una de las puertas, de los baños del aeropuerto. Antes de que el taxi nos dejara a mi y a Yuri, el ruso estuvo toda la mañana desde que salimos del departamento, que quería ir a un baño y dijo muchas cosas sin un mínimo del sentido posible. Más que nada me sentía cansado y triste, pero trataba de evitar pensar en que el "amor de mi vida",. En unos días se iba a casar con la persona mas indiferente del mundo, que si no fuera por el "maldito rubio" que estoy esperando en este momento, nada de esto me estaría pasando a mi.

Se preguntarán por que lo pienso y repasó mis grandes errores , bueno, hace seis años Phichit me inscribió en un programa de citas por internet, al cabo de dos semanas un rubio con un catastrófico carácter y un complejo de superioridad auto complaciente; correspondió mi perfil, en el tonto programa de citas. Phichit con su afán de encontrarme pareja, en ese entonces, hablo por mí y arreglo una cita doble con Yuri, el resultado fue fatal, desesperante, aburrido y el ruso se portó pésimo conmigo, el resto de esa noche en la que habíamos quedado.

Esa es una historia complicada y resumiéndolo​ ; a Phichit le agrado mucho Seung, al poco tiempo de conocerse empezaron su relación concordante. Yo y Yuri nos tuvimos que ver obligados a compartir y congeniar, no fueron exactamente las mejores citas dobles de mi vida pero cambio mi forma de dirigirme a el, y conocer de qué se trataba su hipocresía, detrás de sus constantes malhumores, entendí que es tan humano como nosotros los mortales. Termine viviendo con el, a causa de sus terca forma de intimación al pagar su renta, y que se peleaba con ellos, porque afirmaban que Yuri era un chico arrogante y no era grato compartir un espacio con el.

Yo personalmente, estoy seguro de que ellos se equivocan, y puedo reafirmar que el es un sujeto que necesita cariño y ser escuchado, sonara raro pero si no fueramos grandes amigos, en un mundo paralelo hubiésemos estado juntos, como esas parejas bonitas que se toman de la mano y se llaman por apodos estúpidos. Es repugnante que piense tales conjeturas en un momento como este, lo estoy esperando hace tres horas y el vuelo sale en cinco minutos, si no sale en cinco minutos me veré obligado a entrar y matar al Yurio.

-odio los baños públicos-se quejo mi amigo rubio, tocando su estómago-son.. incómodos y en sus paredes siempre hay manchas y escritos sin coherencia.

-!que asco!-le respondí pesaroso.

Por fin, lo espere tres angustiantes horas. Estaría mejor sino hubiese respondido al llamado de Phichit, me abría quedado en el departamento, atrapado en mi realidad, intentado crear algún mundo con mis manos, y un par de palabras.

-gracias por cuidar mis cosas Yuuri-sonrió irónicamente y agarro las maletas, tomando camino a la puerta que nos dejaría en nuestro destino.... Un destino penoso.

Pasábamos rápidamente por la sala de espera principal, la más grande y en donde está plagado de tiendas de regalos, y cosas por el estilo. Yuri se detuvo, sin percatarme choque con su fina figura, su repentina parada me molestó, lo empuje y no hizo nada, lo volví a empujar varias veces hasta que dio un paso glasear hacia el lado y chistosamente caí de cara.

-ahhh mi naris.. mal..-estaba apunto de gritarle, cuando se da la vuelta y me mira como si viera a una cucaracha.

-eres patético-dijo Yuri mirando a su alrededor, fingiendo ingenuidad.-ves esa tienda de por ahí-señalo una de las tiendas del aeropuerto.

-ugghh ¿!que tiene la tienda!?-le exclamé exaltado por la sangre que caía de mi nariz, manchando mis pantalones y mi camisa blanca. Me saque la chaqueta para evitar que se manchara.

-que te importa tonto-me respondió en un tono informal.-me siento poderoso hoy, iré a la tienda de lentes y vuelvo.

No me pareció algo repentino de el, ya me acostumbré a sus locuras y desprevistos, de el salía la guinda que embellecía el pastel al que yo le decía mi vida. Estando al medio, en el
centro del aeropuerto un grandullón choco conmigo, en una movida instintiva bote su boleto, incitando a que el hombre alto lo recogiera. Antes que lo tomara de vuelta en sus manos yo igualmente me agaché para recoger su boleto, pero el fue más rápido y al disculparse por no darse cuenta de mi presencia, pude notar que no tenía una expresión clara en su rostro, solo un tono formal y su peinado Undercut que lo distinguía de aquí al final del aeropuerto.

Puta vida: la boda de mi mejor amigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora