No sé que pasó, ni cuando comencé exactamente a quererte, solo sé que hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto las heladas mañanas de otoño, cuando puedo despertar y ver esas largas pestañas de color negro que decoran delicadamente esos ojos que hacen magia cada vez que me miran; esa mirada profunda que me debilita, en la cual me pierdo en la inmensidad de su oscuro color, y que al volver siempre puedo tener la confianza de caer entre tus brazos y sentirme segura. No sé que más pedirle a mis semanas, solo que no me falte tiempo para poder verte y acompañarnos en este viaje que hemos comenzado a nuestra manera, a nuestros tiempos, con nuestros propios términos, algo autentico y único, sin comparación porque lo construimos tu y yo, y eso lo hace infinitamente especial.
ESTÁS LEYENDO
Uno que otro cuento de amor y desamor
RomancePequeños microcuentos que expresan un sin fin de sentimientos ligados al amor, historias cortas pero que dejan sin aire por su intensidad y sentimiento.