Personalmente, si tuviéramos que describir a Kim NamJoon, diríamos que es un joven inteligente y talentoso, con un trabajo de medio tiempo y que ahorra mensualmente parte de su salario para pagar su universidad. Y personalmente, la gente lo encontraba como alguien muy amable, dulce y generoso.
Pero NamJoon también era un alfa y tenía sentimientos, así que ese día luego de haber ayudado al pequeño omega y se hubo escabullido por la sala del personal; se llevó una mano a su cara y otra a su pecho para comprobar que su corazón sí estaba bombeando a una velocidad increíble. Sus mejillas canelas prendidas en un vivo rojo y sus labios temblando por la sorpresa.
El alfa dentro de él desprendía felicidad y emoción. NamJoon ya no estaba en sí mismo; por un momento se sintió dominado por su propio alfa, desesperado e insistente por ver nuevamente a aquel omega de tiernos ojitos marrones y cara de conejito. Por no mencionar ese dulce perfume a lavanda y caramelo que emanaba.
No era su pareja predestinada, si lo fuera, ambos hubieran entrado en celo. Pero extrañamente su alfa se comportaba extraño, todavía no lo entendía por completo. Se sentía como si hubiera encontrado algo, más bien, alguien.
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Tan solo faltaban unas horas para poder irse a casa. Y lo único que pudo hacer en todo el día, fue contemplar las puertas esperando ver al tierno omega que había hecho que su corazón diera un vuelco pasar por ellas. Su mentón, posado sobre sus manos, y si tuviera cola, la movería esperando ansioso por su amo. Un puchero se posó en los labios de NamJoon y le dio un aspecto infantil e inmaduro. Tenía la esperanza de cruzárselo por lo menos una vez en el día, pero mientras más pasaba el tiempo más se decepcionaba al no ver ni rastro del precioso omega.
Escuchó una risa burlona y familiar detrás de sí y se dio la vuelta observando, irritado.
—¿A quién esperas, Nam? —la voz de Taeyong se asomó luego de su insoportable risa, según NamJoon. Taeyong era su compañero en el último turno del día. El tenía la suerte de ser un beta. A NamJoon no le agradaba ser un alfa —. Luces como un cachorro ansioso.
NamJoon chasqueo su lengua disgustado. —Vuelve al trabajo, estúpido. Déjame en paz.
El beta se rió irónico. —A veces no entiendo como eres alfa, hermano.
NamJoon bufó molesto—Por favor, ya cállate.
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