ADVERTENCIAS: Ya casi estoy por terminar este mini fic, sólo queda un capítulo más y se viene la historia del 2seok ;). Y aclaro que a partir del próximo capítulo Hoseok no aparece más. Gracias por su maravillosa atención.
Disfruten el capítulo <3
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Cuando JeongGuk despertó tenía el definido y firme pecho de NamJoon frente a su rostro, y eso hizo que sus mejillas se enrojecieran. Sí, sí sabía que se había acostado con él. Y, ¿por qué negarlo? Le había gustado, tal vez demasiado como para decirlo en voz alta, pero estaba muy avergonzado. Tal vez NamJoon estuvo lo suficientemente cuerdo como para no dejarlo embarazado, eso realmente sería lo mejor.
Se giró dándole la espalda, quería cambiarse y bajar a desayunar, su estómago rugía reclamando comida. Pero los brazos de NamJoon lo capturaron arrastrándolo hasta la cama una vez más.
—¿A dónde vas, precioso? —le preguntó con voz suave y ronca mirándolo, sus pozos negros fijos en los del omega.
JeongGuk se sonrojó ante la penetrante mirada de NamJoon. ¿Por qué lo miraba tan... profundamente?
Tembló debajo del alfa, intimidado, y murmuró: —A desayunar, tengo mucha hambre.
NamJoon gruñó y se acurrucó junto al pecho del omega. —Vamos más tarde, Gukkie.
JeongGuk suspiró sonriente, acarició el cabello de NamJoon y el alfa casi ronroneo ante las suaves caricias de JeongGuk. El alfa trepó hasta el rostro del omega y le dio un suave beso en su boca. JeongGuk correspondió a su gesto con timidez, que se volvió confianza cuando el beso tomó más intensidad y se hizo más profundo.
El omega de JeongGuk saltó con felicidad, y JeongGuk sentía que su vínculo con él se armonizaba.
Finalmente, los labios de NamJoon se deslizaron por el rostro de JeongGuk, pasando por sus mejillas, hasta llegar a su cuello donde se unía con su hombro. Los colmillos de NamJoon se rozaron sobre la suave y tersa piel de JeongGuk y él pegó un chillido asustado, apartando a NamJoon de golpe.
NamJoon lo miró completamente confundido, incluso un poco ofendido. —¿Qué hice? ¿Hice algo mal, JeongGukkie?
JeongGuk se cubrió con las sábanas temblando. No quería ser marcado, no ahora. Llevó una mano a el lateral izquierdo de su cuello, acariciándolo y recordando que los dientes del alfa se habían rozado contra su sensible piel.
—Estoy... estoy bien —admitió JeongGuk—. Sólo pensé que me marcarías.
NamJoon tragó saliva, no podía negar que casi se dejó llevar. El dulce aroma de JeongGuk lo había poseído, pero eso no era una excusa válida.
