Complejidad y dimensiones

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¡Buenas!

En esta ocasión, estamos aquí reunidos para discutir acerca de los niveles de complejidad que podemos alcanzar con los personajes de nuestras historias en función de sus dimensiones.

Antes que nada, permíteme exponer ciertas "categorías" (lo pongo entre comillas porque es a modo ilustrativo y muy a grandes rasgos) en las que podríamos encuadrar a nuestros personajes:

1. Personajes adimensionales: son aquellos que utilizamos como una simple herramienta. También se los puede considerar como "personajes de fondo".

Es más fácil identificarlos en, por ejemplo, series y películas (vendrían a ser los extras), pero también los utilizamos al escribir.

No les ponemos mucha atención: suelen ser las personas que transitan por una calle, esos compañeros del instituto a los que ni siquiera nos hemos molestado en ponerles nombres, la gente que está en el supermercado mientras nuestro protagonista va a comprar... y así.

No se supone que la atención del lector se concentre mucho en ellos.

Estos personajes cumplen la función de representar a la sociedad. Dan una sensación de normalidad a las escenas y permiten que la vida de los protagonistas pueda desarrollarse.

Son también un instrumento para ejemplificar la conducta de los personajes con mayor importancia en la historia. Por ejemplo, son el montón de fangirls que siguen al bad boy en las novelas de romance adolescente, demostrándonos que, sí, él es en verdad muy atractivo y que, por ello, todas las chicas del instituto se mueren por salir con él.

Estos personajes también pueden ser utilizados para realizar interacciones sencillas: como ser la cajera de una farmacia donde nuestro mortificado protagonista masculino va a comprar condones por primera vez en su vida.

Otro rol que cumplen es el de reaccionar ante las acciones de los personajes principales y es aquí donde, como estritores, queremos prestarles algo más de atención.

¿Por qué?

Pues porque sus reacciones tienen que tener cierta coherencia.

Por ejemplo, si Anacleto, mi personaje principal, se pone a gritar como desaforado en el pasillo de un hospital, tiene que recibir miradas reprobatorias y, posiblemente, un buen regaño de parte de las enfermeras. Lo mismo, si mis protagonistas son partícipes de una balacera en plena calle al estilo película de Hollywood: hay que tener en cuenta qué hará la gente que anda por ahí caminando. Hay que considerar que es probable que alguien los filme y que salgan en las noticias y que los busque la policía.

Esto es muy importante, en particular, en las historias como las de bad boys donde el protagonista forma parte de (o dirige) una pandilla de gente que va por la vida peleando o vendiendo drogas o matando gente y demás situaciones así.

¿Por qué lo menciono?

Porque veo que muchas veces se pierde la verosimilitud cuando se narra que ha muerto gente y jamás, ni una sola vez, se menciona que los policías lo están investigando. Muchas veces los protagonistas ni siquiera se preocupan por la policía en absoluto y esto no sólo resta credibilidad, sino que, además, es desperdiciar una oportunidad excelente de hacer la trama más compleja e interesante.

Así que, eso.

Presta atención a los personajes de fondo si tu historia se desarrolla en un contexto de sociedad.

Y, como consejo adicional, no describas la apariencia de los personajes sin dimensión a menos que de verdad sea importante o lo suficientemente llamativa como para suscitar atención por parte de los protagonistas. Es una pérdida de tiempo. Y aburre. (Sorry not sorry). Con saber que están ahí (juzgando 👻) basta.

El arte de construir buenos personajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora