La planificación previa

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Después de lo que parecen siglos, estoy de vuelta con esta entrega que había anunciado en la parte anterior. No entraré en detalles de por qué me ausenté tanto, pero sepan que han sido razones de peso y que pienso actualizar esto más seguido a partir de ahora. Mis sinceras disculpas por las molestias ocasionadas 🙈

Pero bueno, luego de sacudirme el polvo y las telarañas, vamos a lo que interesa: la planificación previa de los personajes.

Y sí, como mencioné en entregas anteriores, esto probablemente debería haber ido antes, quizás al inicio de esta recopilación, pero vamos a suponer que el orden de los factores no altera el producto y procedamos igual 🤣

¿De qué trata esto de la planificación previa?

Pues, tal como el nombre lo indica, se trata del proceso en el que creamos los personajes, idealmente, antes de insertarlos en la historia. De hecho, deberíamos hacer esta planificación más o menos al mismo tiempo en que diseñamos la trama, es decir, al momento de crear la idea de la historia. Esta planificación incluye ―pero no se limita a― las famosas y, a veces adoradas, a veces odiadas, fichas de personajes.

Entonces, ¿cómo planifico mis personajes?

En primer lugar, los concibes.

Y aquí inserto una pregunta interesante: ¿qué imaginas primero? ¿La trama que seguirá la historia o a sus personajes?

En mi caso particular, es un poco como ambas cosas al mismo tiempo, pero más orientado a los personajes. De hecho, cuando estoy en la fase más inicial de una historia, lo que hago es escribir. Así, en seco. Sin planificación de nada. Empiezo a describir una escena, un personaje y una situación. Y, si esa escena me hace sentir inspirada, empiezo a elaborar la trama y otros personajes que incluiré a continuación.

¿También lo haces de ese modo, o prefieres tener todo bien planeado antes de ponerte a escribir? Comenta, comenta, que me encanta leerte 🤓

En fin, seas #TeamPrimeroTrama o #TeamPrimeroPersonajes, al concebir un personaje, debes aclararte a ti mismo/a qué rol cumplirá en la trama. Esto es crucial para no acabar con un montón de personajes innecesarios que luego no puedes desarrollar y cuya presencia o ausencia no tiene real relevancia en el contexto de la historia que estás escribiendo.

Un consejo importante que leí en algún lado: en cuanto a cantidad de personajes, menos es más. Y, sí, hay excepciones ―quiero recordarles que no me considero una experta en esto y que todo lo que voy diciendo es lo que he leído, oído y creo que es lo mejor para la mayoría de los casos, pero que al final del día, el dueño o la dueña de tus escritos eres tú y puedes hacer lo que te dé la regalada gana―, pero en general, cuanto más puedas lograr con la mínima cantidad posible de personajes, mejor.

¿Por qué? En primer lugar, porque los personajes son un medio para lograr un objetivo. El objetivo puede ser tan ambicioso como hacer reflexionar a los lectores acerca de una problemática determinada, o tan sencillo como entretener, y no tiene sentido tener dos personajes para cumplir una función para la que basta uno solo. En segundo, porque exponer una gran cantidad de personajes, en especial si se hace de golpe y al comienzo de una historia, sirve para confundir al lector y hacerlo perder el interés o el hilo intentando recordar todos esos nombres y cuál era el que tenía el pelo azul y cuál la que tenía un defecto de nacimiento y así. En tercero, porque, a menos que planees hacer una saga a lo Canción de Hielo y Fuego, una novela e incluso a veces una trilogía no son suficientes para explorar todos los aspectos de un montón de personajes y desarrollarlos como se merecen.

Podría enumerar más razones, pero me desvío del tema principal: lo primero que hay que hacer al concebir un personaje es definir el rol que tendrá en la trama. ¿Será el protagonista? ¿Será el antagonista? ¿Será el mejor amigo del protagonista, su padre, su hermano? ¿Qué punto probarás con este personaje? ¿Qué función cumplirá dentro de la historia? Etcétera.

El arte de construir buenos personajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora