Cap. 8 Un poco de tiempo y ya.

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El calido brillo del amanecer golpeó el rostro del adolescente.
Morty abrio sus ojos castaños centrando su mirada en el techo color gris ¿pero que el techo de su habitación no era color beige? Se levanto de golpe mirando con pánico una habitación que no era la suya y entonces recordo la "pijamada" que tuvo el día anterior con su abuelo.

- Ugh ¿Como dejé que esto se me fuera de las manos? -refunfuñó el chico poniendose de pie y estirando su cuerpo cual gato- Ya debería estar en la oficina...

-Hmmm...-volteo su cabeza hacia abajo encontrando al peliazul tirado en el suelo abrazando una almohada.  Entonces por segunda vez sonrió y no por malicia.

-Hey, estupido-golpeo el hombro del otro suavemente un par de veces- es hora de levantarse,  tienes una investigacion pendiente.

Rick le dio la espalda soltando un leve gruñido.

-Oh vamos, a ti te gusta levantarte temprano. No le des un mal ejemplo a tu nieto Rick.

-Déjame dormir... Solo una hora más...- respondió cansado a lo que el otro se encogio de hombros.

-Muy bien,  es solo que... Creí que podriamos desayunar juntos, ya sabes, como una verdadera familia...-le dio la espalda  manteniendo una sonrisa pues, despues de un par de segundos el anciano se levanto de golpe.

- Muy bien ¿Que esperamos? -acomodo su pelo y sin cambiarse la pijama salió de la habitación seguido de su joven nieto, quien caminaba con elegancia de sobra y sin expresion en su rostro,  aun sin estar listo para que todos se enteraran de su extraña relacion. Aunque de igual forma no se pudo evitar, los presentes en los pasillos miraban con extrañez al anciano que corría como un niño de siete años; Morty solo ignoraba aquello y continuaba caminando hasta que vio al otro detenerse frente al comedor.

Su sonrisa de alegría le parecía tan estúpida y a la vez tan cálida, era como si quisiera conservar esa expresión en el rostro del mayor y jamás perderla de vista; por alguna razón sentía aquello como una droga que podía disfrutar pero que tambien lo mataba por dentro, lo carcomía, lo hacia olvidar todo lo malo y todo lo que importaba en verdad.
Pero en esos momentos solo le importaba una cosa.

- Hey ¿ te quedaras ahí parado? Vamos Morty, o el desayuno se irá corriendo- el castaño río con suavidad y tomo asiento frente al anciano que devoraba los huevos con tocino como cualquier animal.

- Calmate Rick, o te terminaras comiendo el plato por error.- hablo con tanta dulzura y tan poca hipocresía que casi sentía dolor.

- Hmmm... Pero es que sabe tan bien... Oye, creo que estas algo... Espera- el peliazul tomo una servilleta que humedeció con su propia saliva y la acerco  al rostro del chico, aunque antes de tocarlo el otro agarro su muñeca con algo de fuerza.

- Rick... No soy un bebé, puedo limpiarme solo- aparto la mano del otro y agarro una segunda servilleta para limpiarse el mismo.

- Oh... Si, lo siento. Es que creí que... Bueno... Como ya nos llevamos mejor, supongo que me deje llevar por instinto paterno... Ya sabes.

Para el otro aquello se sintió como un balde de agua fría y no sabia por qué. ¿Paterno? Acaso...

- Entonces ¿Me ves cómo a un hijo?

- ... Si, eso creo, eres un chico agradable cuando no estas tramando destruir una ciudad completa con todo y habitantes. Quizá si yo hubiese tenido un hijo, me habría gustado que fuera tan astuto y fuerte como tu, nada te derriba.

Así que eso era, por alguna razón se sentía molesto, ya no tenía ganas de comer. Así que no dio ninguna excusa estúpida, solo se levantó y fue directo a su oficina a continuar su trabajo.

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