Después de liberar a su padre, el caos se desató. Las dimensiones del infierno comenzaron a romperse y expandirse, desbordándose en la Tierra. En tres días, las hordas de demonios de Trigon habían llegado a Jump City, cubriendo la ciudad con una sombra oscura y apocalíptica. El cielo se teñía de un rojo infernal, y la atmósfera olía a azufre y destrucción. Las calles antes llenas de vida estaban en ruinas, los edificios en llamas y el suelo temblaba bajo los gritos de los habitantes que huían.
Los Titanes no tardaron en responder. Con el liderazgo de Starfire y Robin, el equipo se lanzó contra los demonios. Las criaturas infernales eran monstruosas, con piel escamosa y alas de murciélago, sus ojos brillaban con malicia mientras atacaban a la ciudad. Pero los Titanes peleaban con valentía. Starfire lanzaba ráfagas de energía mientras Beast Boy se transformaba en bestias poderosas para destrozar a sus enemigos. Cyborg disparaba con precisión, y Robin encabezaba el ataque con sus habilidades marciales y liderazgo estratégico.
Mientras tanto, la Liga de la Justicia luchaba en una batalla colosal contra Trigon. Superman volaba en círculos alrededor del gigante demoníaco, lanzando rayos de calor desde sus ojos, mientras Wonder Woman atacaba con su espada mágica. Batman, siempre en las sombras, esperaba el momento adecuado para lanzar sus gadgets y estrategias contra el titán infernal. Pero Trigon era inmenso, su poder oscuro retumbaba en cada golpe, desatando olas de energía destructiva a su alrededor.
Y Raven... Raven se mantenía oculta. Desde que había llegado a Jump City, se había escondido entre las sombras, esperando el momento perfecto para intervenir. Sabía que sus amigos, la Liga, y los Titanes no tendrían piedad con Trigon si lograban derrotarlo. Raven miraba desde lo alto de un edificio en ruinas, observando cómo las hordas de demonios iban cayendo uno tras otro bajo los golpes de los héroes. Con el ceño fruncido, murmuró para sí misma, la frustración ardiendo en su pecho.
—Imbéciles... no sirven para nada —murmuró, furiosa al ver cómo sus hermanos demoníacos caían en combate, derrotados con facilidad por los héroes.
Cuando vio que la Liga y los Titanes estaban reuniendo todas sus fuerzas contra Trigon, comenzó a sentir un dolor profundo en su cuerpo. Cada golpe contra su padre resonaba en ella como una cuchillada, debilitándola también. El vínculo entre ellos era más fuerte que nunca. Escuchó la profunda voz de Trigon, resonando en su mente, lleno de agonía.
—Hija... ayúdame... —el tono de su padre sonaba debilitado, algo que nunca había escuchado antes.
Raven cerró los ojos por un momento, sintiendo su corazón acelerarse. Sabía lo que tenía que hacer.
—Sí, padre —respondió, decidida.
Justo cuando los Titanes y la Liga de la Justicia estaban a punto de asestar el golpe final a Trigon, un rayo oscuro se materializó desde el cielo, deteniendo a los héroes en seco. Era Raven. Flotando en el aire, sus ojos brillaban con una luz oscura mientras su energía envolvía a Trigon, curando sus heridas.
El gigante demoníaco se levantó, su poder restaurado, y con una carcajada resonante, comenzó a destruir lo que quedaba de la ciudad, lanzando olas de energía que derribaban edificios y partían el suelo. La confusión se apoderó de los héroes.
—¿Quién eres? —preguntó Superman, volando frente a ella, sus ojos aún encendidos con energía láser.
Raven, con una sonrisa oscura, bajó al suelo y se quitó la capucha, revelando su rostro.
—¿Acaso no recuerdan mi apariencia? —su tono era sarcástico, mientras la energía oscura fluía alrededor de su cuerpo.
Robin, al verla, quedó paralizado por un segundo.
—Raven... —su voz apenas era un susurro, incrédulo ante lo que veía.
Starfire, con el corazón roto, avanzó unos pasos, su voz temblorosa.
—Raven... ¿por qué haces esto? —preguntó, su tristeza palpable.
—Porque quiero que mi padre sea libre —respondió Raven, su voz fría y distante—. Y si me disculpan, tengo asuntos con mi padre.
Estaba a punto de teletransportarse cuando una soga salió disparada, rodeándola y haciéndola caer al suelo. Superman, con rapidez sobrehumana, la había atrapado.
—Titanes, encárguense de ella. Nosotros nos ocuparemos de Trigon —dijo Superman con seriedad, antes de volar hacia el gigante demoníaco junto a Wonder Woman y Batman.
Raven, todavía en el suelo, levantó la cabeza lentamente, su mirada fija en los Titanes.
—No quiero lastimarlos... —dijo con un leve tono de advertencia, aunque en el fondo de su mirada había una chispa de dolor.
—Entonces no lo hagas, Raven. No tienes que hacer esto —rogó Starfire, con lágrimas en los ojos.
—No me detendré hasta que mi padre controle este planeta —respondió Raven, su voz ahora llena de determinación oscura.
Con un movimiento de su mano, Raven lanzó un hechizo que dejó a los Titanes inmóviles, incapaces de moverse. Uno por uno, cayeron al suelo, sus cuerpos envueltos en sombras mágicas. Sin más demora, se teletransportó junto a su padre, observando cómo él seguía devastando la Tierra.
—Si quieres seguir, trata de no debilitarte, padre —le advirtió Raven, sintiendo su propio poder agotarse.
En ese momento, Batman apareció frente a ella, listo para el combate. Con su habilidad táctica, comenzó a atacarla, buscando debilitarla con precisión. Raven lo enfrentó con su magia, pero el cansancio la alcanzaba. En medio del combate, sintió un dolor punzante en su espalda. Se volteó para ver a los Titanes atacándola desde la retaguardia, sus caras llenas de determinación.
—¡Tu padre nunca conquistará la Tierra porque nosotros lo detendremos! —gritó Robin, su voz llena de furia.
Raven, herida y agotada, gritó, su magia envolviéndola como un escudo.
—¡Todavía no lo entienden! —exclamó, mientras una lágrima escapaba de su ojo—. Si lo asesinan... moriré yo también. Si no quieren verme muerta... entonces no interfieran...
El silencio se apoderó del campo de batalla. Los Titanes, sorprendidos y paralizados por la revelación, no sabían cómo reaccionar. La lucha se detuvo por un breve momento. Pero entonces, un dolor profundo atravesó el pecho de Raven. Su cuerpo se sacudió violentamente. Todos voltearon para ver la razón: la Liga de la Justicia había dado el golpe final. Trigon cayó al suelo, su cuerpo destruido, mientras su alma era arrastrada de regreso al infierno.
La voz de Trigon resonó por última vez en la mente de Raven.
—Véngame, hija...
—¡NO! —gritó Raven, su grito desgarrador resonando por todo el campo de batalla.
Cayó de rodillas, sus manos temblando, mientras las lágrimas comenzaban a correr por su rostro. Su padre estaba muerto, y con él, una parte de ella también.
Raven se tumbó en el suelo, cubriendo su rostro con las manos, sollozando. El peso de la decisión, el sacrificio, la traición... todo la aplastaba. Los Titanes, viendo su dolor, no se movieron, sintiendo el impacto emocional de lo que había sucedido.
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𝙸𝙽𝙵𝙸𝙴𝚁𝙽𝙾 - ᴿᵃᵛᵉⁿ
ActionQue hubiera pasado si Raven se quedara en el infierno despues de derrotar a su padre y decidiera liberarlo? Para eso tendrías que haber visto la pelicula "Liga de la justicia vs Los Jovenes Titanes: Unión en acción"