parte 6

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Han pasado tres días desde que Raven cayó en ese profundo sueño, uno del que parecía no querer despertar. Tres días en los que no he podido concentrarme en nada más. No importa cuántas misiones o entrenamientos intente realizar, mi mente siempre vuelve a ella, a su rostro tranquilo pero pálido, a la forma en que la encontré en la enfermería de la Torre, inmóvil, tan frágil como nunca la había visto. Desde que murió y volvió a nacer en ese nuevo cuerpo, algo en mí cambió. Ya no puedo soportar la idea de perderla de nuevo.

Mientras camino por los pasillos silenciosos, mi corazón late con fuerza en mi pecho, golpeando con un ritmo incontrolable. Las luces del pasillo proyectan sombras alargadas, pero en mi mente solo hay un pensamiento: ver a Raven. Nada más importa.

Finalmente, llego a la puerta de la enfermería. Pauso un momento, inhalo profundamente y entro. El sonido del monitor de signos vitales llena la sala con un suave pitido rítmico, lo único que me confirma que sigue aquí, viva. Sus ojos siguen cerrados, su pecho subiendo y bajando con cada respiración. Parece en paz, pero aún no despierta. Me acerco lentamente, mis pasos resonando en el frío suelo.

-Raven... -susurro mientras me siento a su lado-. Raven, por favor, despierta.

Extiendo mi mano y tomo la suya, esperando algún signo, una señal de que pueda escucharme. Pero el silencio en la sala es insoportable, salvo por el monótono pitido de las máquinas. A veces me pregunto si soy lo suficientemente fuerte para soportar esto.

-Raven, despierta, por favor -murmuro una vez más, con más desesperación, apretando su mano suavemente.

En ese momento, siento un leve movimiento, un tirón casi imperceptible en su mano. Mi corazón se detiene por un segundo. Alzo la vista rápidamente y veo sus párpados temblar. Poco a poco, sus ojos se abren, revelando ese familiar brillo violeta que tanto amo. Mi respiración se corta cuando finalmente, después de lo que parece una eternidad, me mira.

-Hola, Damian -Su voz es suave, casi como un susurro, pero me alcanza como un trueno. Está sonriendo, y esa sonrisa, débil pero genuina, me atraviesa el alma.

-Raven... -Dejo escapar su nombre como una oración, sin poder evitar que una mezcla de alivio y emoción me llene por completo-. Te extrañé tanto...

-Lo sé... Yo también te extrañé. -Se incorpora lentamente en la cama, su cuerpo aún debilitado por el esfuerzo de restaurar la Tierra, pero no duda en rodearme con sus brazos en un abrazo suave. Todo en ella es calidez y familiaridad, como si nunca se hubiera ido. La rodeo con mis brazos también, sosteniéndola como si fuera lo más preciado en mi vida, lo cual es cierto.

Mi mente no puede evitar recordar esos momentos oscuros, cuando pensé que la había perdido, cuando su propia alma estaba consumida por la oscuridad de Trigon. Pero aquí está, de vuelta, viva, y más fuerte que nunca, al menos en espíritu.

-Te amo, Raven -susurro contra su cabello, con el miedo de que decirlo en voz alta pueda romper este momento.

-Yo también te amo, Damian. -Su respuesta es firme, y entonces, sus labios buscan los míos en un beso lleno de sentimientos reprimidos. Es un beso suave al principio, pero pronto se convierte en algo más profundo, más apasionado, como si el simple hecho de estar cerca no fuera suficiente para ninguno de los dos.

Damian y Raven se abrazan por lo que parecen unos minutos, perdiéndose el uno en el otro, hasta que finalmente se separan, aunque ninguno de los dos parece querer alejarse demasiado. Las manos de Raven todavía descansan en los hombros de Damian, y él mantiene un brazo firmemente alrededor de su cintura, como si temiera que si la soltaba, volvería a desaparecer.

-No sé cuánto tiempo he estado durmiendo, pero... parece que me he perdido muchas cosas -comenta, mirando a su alrededor, como si recién notara el mundo a su alrededor. Su mirada recorre la sala de la enfermería antes de volver a mis ojos.

-Tres días. Has estado fuera durante tres días, Raven. -La preocupación en mi voz es evidente, pero también hay alivio. Ella asiente lentamente, procesando la información, aunque sus ojos reflejan algo más, un dolor que no ha desaparecido del todo.

-Tres días... Parece que incluso ahora sigo siendo un problema para todos... -murmura, aunque su tono es más resignado que autocompasivo.

Frunzo el ceño, tomando su mano de nuevo, esta vez con más fuerza, como si quisiera asegurarle que no está sola.

-No eres un problema, Raven. Nunca lo has sido. Todos te necesitamos. Yo te necesito. -Mis palabras son firmes, llenas de determinación. Y aunque Raven me mira en silencio, como si quisiera discutir, no puede evitar sonreír de nuevo, pero esta vez hay una tristeza en su sonrisa.

-Yo también te necesito, Damian. Pero hay cosas que... -Comienza a decir, pero se detiene. Sus ojos se nublan por un segundo, como si estuviera recordando algo que preferiría no recordar.

-Trigon todavía está dentro de mí. Aunque lo vencimos, aunque su cuerpo fue destruido, una parte de él siempre estará ahí, acechando en las sombras de mi mente. Y eso me aterra. Temo... temo que un día no seré lo suficientemente fuerte para contenerlo, y volveré a hacerles daño a todos. -Sus palabras salen con dificultad, cada una más pesada que la anterior.

-No dejaré que eso pase, Raven. No tienes que enfrentarlo sola. -Mi voz es un susurro urgente, pero lleno de pasión. La mirada en mis ojos es firme y determinada. No importa qué oscuridad intente arrastrarla, no dejaré que caiga.

Raven me mira durante unos segundos, sus ojos reflejando una mezcla de emociones que es difícil de descifrar. Finalmente, ella asiente, aceptando la verdad en mis palabras. Se siente aliviada de que, al menos, no tiene que cargar con todo esto sola. No más.

-Gracias... Damian. -Su voz es suave, pero hay una sinceridad en sus palabras que me desarma por completo.

Justo en ese momento, la puerta de la enfermería se abre, y los demás Titanes entran en la habitación. Starfire, con sus ojos brillando de alivio, es la primera en hablar.

-¡Raven! ¡Gracias a Dios estás despierta! -exclama, volando directamente hacia ella para envolverla en un abrazo lleno de calor y amor.

Cyborg y Garfield se unen rápidamente, formando un círculo alrededor de Raven, como si el simple hecho de verla los aliviara. La preocupación en sus rostros se disuelve mientras conversan con ella, y por un breve momento, todo parece volver a la normalidad. Sin embargo, en el fondo, Raven sabe que este es solo un respiro, una pausa antes de la próxima tormenta que seguramente vendrá.

Pero por ahora, estar rodeada de sus amigos, de la gente que la ama y que ha estado con ella en los momentos más oscuros, le da la fuerza que necesita para seguir adelante. Y mientras siento la mano de Damian en la mía, algo dentro de mí se calma. Al menos, por ahora, sé que no enfrentaré mis demonios sola.

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