Capítulo 9: Toco tu boca.

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Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

-Rayuela, capítulo 7. Julio Cortázar.-

(Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel)


Lo minutos que mantuvieron ese cálido abrazo duraron para ambos una eternidad. Nada existió a su alrededor, solo ellos dos. Flug presionaba su rostro contra el hombro del villano, olfateando disimuladamente una suave colonia y el olor a tabaco, era extraño, antes pudieron ser olores poco agradables pero en ese momento eran amenos y relajantes. Por otra parte Black buscaba un motivo para separarse, no quería hacerlo pero ya había durado demasiado. Soltó al muchacho y lentamente finalizó el abrazo.

Flug continuaba cabizbajo, pensativo mientras el demonio lo soltaba, era como si no pudiera volver en sí, intentaba entender ese momento. Cuando finalmente se dignó a mirarlo conectó de inmediato con la mirada seria de Black Hat, permanecieron así, mirándose sin decir nada, sin saber que comentar. Rompiendo por completo el silencio, el elegante teléfono de disco de la oficina del demonio comenzó a sonar, devolviéndolos a la realidad. El del sombrero se dirigió con velocidad y levantó la bocina escuchando la voz de un subsidiario al otro lado de la línea, retomó su semblante maléfico y contestó. El científico reaccionó al instante, se sintió por un momento extrañamente vacío, y cayendo en la cuenta de que el demonio había vuelto a su rutina sin problemas, salió de la oficina a retomar la suya.

Fue ese el primer suceso extraño de muchos. Pasados los días Black Hat frecuentaba el laboratorio del científico con escusas vagas más de una vez al día, el doctor no tenía inconvenientes al respecto pero no podía ignorar la rareza de su comportamiento. Desde aquel abrazo Flug había intentado tocar el tema pero era fácilmente interrumpido o evadido, concluyendo que quizá no era nada realmente importante, pero entre las constantes visitas de su jefe y el trabajo dentro de su oficina había instantes en los que le daba la impresión de que el demonio quería decirle algo, lo veía cayado frente a él intentando articular una palabra que finalmente no salía de sus labios, le parecía raro pero a su vez sentía que esperaba algo.

El trabajo duro llegó nuevamente, como casi cada mes todo habitante en esa mansión se preparó para una nueva grabación de los videos de orientación. Grandes arreglos de escenario, producción y el recibimiento de un narrador, el único trabajador que entraba y salía de la mansión sin inconveniente. No le gustaba quejarse pero Flug tenía presente que él era quien tendría como siempre más trabajo encima, su precioso oso no tenía el suficiente conocimiento como para involucrarse más y siendo honesto lo que más quería era mantener a Demencia fuera del set, además de que aunque Black Hat se ocupara de presentar y hablar toda la grabación también conllevaba un gran esfuerzo mantenerlo dentro de sus cabales. Deseaba con todas sus fuerzas que el subsidiario seleccionado no fuese un tremendo idiota que desquiciara a su jefe... Que mala suerte tenía.

Paper Love and Black Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora