La pequeña del cabello rojo

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Querido lector, favor de reproducir la melodía para una mejor experiencia.
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El tren que te lleva a casa siempre es bonito. O al menos eso pensaba Ivan cuando su vida dio un giro radical. 

Ashlie era el amor de su vida y del fruto de su cariño nació Cielo, una bebe hermosa y tierna como su madre.

Aquella pareja que parecía un amor de libros y de películas se conoció en el tren que los llevaba a casa. Se podría decir que fue un amor a primera vista, a primer olfato... a primer contacto. El tren frenó de manera brusca y eso hizo que ambos cuerpos colisionarán debido a la fuerza del frenado, alzaron sus vistas y surgió esa magia que te hace saber que de ahí eres, que es ahí donde quieres pasar cada minuto de tu vida.

Pero, al igual que los trenes, la vida puede tener complicaciones y accidentes. Al nacer Cielo, Ashlie tuvo una complicación y su cuerpo no resistió al parto, los médicos que la atendieron no pudieron lograr hacer algo significativo para salvarla.

Como ha de suponerse, Ivan cayo en depresión, tenía lo único que quedaba con vida de Ashlie entre sus brazos, la representación de su amor, la clara evidencia de que alguna vez Ashlie existió.

Pero aquella situación fue demasiado para Ivan, cada vez que veía a su hija veía a Ashlie y le rompía más el corazón. Como medida, le dijo a los padres de Ashlie que la cuidaran mientras el se recuperaba de la perdida de su gran amor.

Claro que los abuelos maternos aceptaron sin ningún problema, pero por dentro se preocuparon por el gran amor de su hija y del como podría salir adelante sin ella, lo abrazaron y le desearon lo mejor. 

Afortunadamente el tiempo y las ganas fueron sus mayores aliados del joven Ivan, pasaron 4 años y el se sentía con fuerza para volver a ver a su hija, estaba ansioso por regresar. 

Al llegar a la casa de sus suegros y ver a la niña de cabello rojo sonriendo, vio por un momento a su amada, pero al enfocar y tallarse los ojos logró mantener la compostura. 

-Hola, he vuelto. —Dijo Ivan un poco apenado pero con la cabeza en alto demostrando confianza y seguridad—

-Nos alegra volver a verte. —Dijeron los abuelos con una gran sonrisa— Le hemos contado de ti y de Ashlie. Pero creemos que tu podrás contarle más cosas. 

-No se si pueda... —Su corazón de solo pensarlo empezó a latir de forma acelerada y sus manos comenzaron a temblar, tenía miedo de volver a colapsar.— 

-Oye, oye, tranquilo... estarás bien. Tampoco se trata que le lances una bomba de información de Ashlie en un día. Poco a poco. —La simpática abuela, con el cabello rojo al igual que su hija y nieta le sonrió y logro hacer efecto en Ivan.—

-Tienes razón, puedo hablar con mi hija. —Por dentro el se decía que era demasiado extraño presentarse a su hija, lo normal sería que ya se conocieran. Pero logró controlar sus pensamientos y se le acerco a su hija después de 4 años.—

-Hola, Cielo. —Con los nervios carcomiendo su alma logró decir —

-Hola, Papi. —Dijo la pequeña con esa inocencia y esa gran capacidad de perdón que poseen los niños tan a corta edad.—

Ese simple hola hizo que comenzara esa nueva etapa de sus vidas, al final la niña podrá vivir con su padre y el desafortunado padre podrá arreglar y proteger lo que tenía que haber protegido desde un comienzo.

Los abuelos empacaron las cosas de la niña y se las dieron al padre, el padre quiso darles dinero por todos esos años en los cuales no pudo estar pero la pareja se negó.  El joven les agradeció de corazón y con su hija agarrada de la mano fueron a tomar el tren de vuelta a casa. 

El silenció gobernó todo el camino e incluso perduro un gran tramo del viaje mientras estaban sentados en los asientos de piel marrón del tren. Pero aquel silenció se quebró gracias a la curiosidad de la niña, una curiosidad que no solo quebró el silenció sino que también quebró de nuevo el corazón del padre.

-Papá... ¿Me podrías hablar de como era Mamá? 

La mente del padre estaba a mil por hora, recordando cada momento maravilloso que vivió con su amada, pero una extraña fuerza de valor lo ayudó a mantenerse bajo control. Vio a los ojos al fruto de su amor y le contó. 

-Tu madre era una persona maravillosa, lloraba por todo pero a su vez me encantaba porque es cuando te das cuanta de cuanta bondad cargaba en su ser. — Tras cada palabra sentía como su corazón se hacía pequeño—   Ella era a su vez demasiado fuerte, es la mujer con el alma más grande y hermosa que jamas podré conocer. Ella... —Sintió como se le escapan las lagrimas y su voz se cortaba  — Ella... amaba los tacos y las hamburguesas, cuando se ponía nerviosa siempre le sudaban un poco las manos y cuando sonreía... —Sus garganta y su lengua se paralizaron al recordar su sonrisa— su mirada... —Sus lagrimas le nublaron la vista— su voz... —Y al recordar su suave voz no pudo más, sus lagrimas comenzaron el viaje por sus mejillas y no pudo hablar más—

Cielo, al ver las lagrimas de su padre igual comenzó a llorar y entendió que su madre fue maravillosa aunque no pudo conocerla. 

Y el joven padre, roto por dentro pero con unas fuerzas increíbles entendió que su hermosa hija era lo que tenía que proteger porque era proteger el mismo amor que tenía con su dulce amada. 

Palabras muertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora