Prólogo

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Querida Annie:

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi tu tez morena, que se arrugaba delicadamente marcando tu edad, desde que te miré a los ojos, cada mirada tuya era como un sorbo mañanero al café más amargo, desde que escuché tu voz, frágil pero a la vez impenetrable.

Te echo de menos.

Firmado: N.W

Envié la carta, con esperanzas de encontrar respuestas. Un simple "Hola" me servía para localizarla, pero no iba a ser tan sencillo.

Siento no haberlo mencionado antes. Annie era la señora que me cuidaba de pequeña, cuando mis padres estaban ocupados por el "trabajo". Era fundamental encontrarla ya que tenía información esencial para mi plan.

¿Tu plan? Os preguntaréis. Sí, mi plan. Combina un poco de maldad, astucia y locura.

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Lágrimas de PlomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora