Prólogo

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  Cada persona tiene su lugar en todos sitios. En la familia, en el trabajo, con los amigos, en la sociedad… Muchos vivimos en la ignorancia sin saber que no estamos solos en este mundo si buscamos bien. Cuando nos suceden cosas malas, extraños sucesos donde quizás perdamos a esa gente que nos importa y no sólo durante un periodo de tiempo sino para siempre, perdemos la capacidad de pensar en buscar el lado bueno de las cosas. Se nos cae el mundo encima porque ya no hacemos nada para sujetarlo y pasa lo que tenía que pasar: acabamos en una depresión y estando más solos de lo que estábamos.

   Esperamos…

   Esperamos…

   Esperamos…

   ¿A qué? ¿De verdad pensamos que nos llegarán las cosas buenas de repente, así porque sí? La respuesta es no. Aún una persona que lo tiene todo bien, que no le suceden cosas malas mira el lado malo, el vaso medio vacío. Pero, ¿quién no mira antes el lado malo de las cosas? Entre cada oscuridad hay una luz, aunque a veces difuminada. Tal como en una tormenta de día se pueden contemplar como lloran las nubes es porque deslumbra más allá de la vista humana el sol, dándonos su luz y, aún menos, su calor. Con esto decir que estando aún a las puertas de la muerte se podría pensar en lo bueno que tiene la situación: buenos recuerdos, menos sufrimiento, una vida plena finalizada... No des por perdido lo que algún día te hizo ser vencedor.

Te marchas o me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora