Capítulo 3

709 24 2
                                    

Ya había terminado el vaso, de nuevo. Había perdido la cuenta de cuántos tragos me había pedido. Definitivamente Edward Bergling es el mejor haciendo tragos. Me intenté levantar del banquito en donde estaba sentada pero casi me caigo sobre Dylan.

— Ten cuidado –su voz delataba que también estaba pasado de copas-

— Estoy perfecta, simplemente lo hice para ver si estabas atento.

— Sí, claro. No tiene nada que ver con los últimos diez tragos que tomaste –me contestó sarcásticamente-

— Creo que no hay más tragos para ti –acotó Ed mientras reía-

— Oh, vamos, sírveme uno más, pelirrojito lindo –insistí sentándome nuevamente-

— No, tu hermana me matará si llegas a vomitar por mi culpa.

—Que aburrido –puse mi mejor voz infantil-

— Eres tierna –dijo mientras tomaba uno de mis cachetes-

Dos chicas entraron en la cocina, lucían unos vestidos algo escotados y bastante cortos, pero con esos cuerpos yo también me vestiría así. Ed volvió a la mesa para prepararles unos tragos, parecía que una era la novia por cómo se miraban, prácticamente se comían con la mirada. La otra chica estaba tan concentrada en su celular que no parecía para nada incómoda.

Esperé a que Dylan terminara su trago en silencio, coloqué uno de mis brazos sobre la barra improvisada de tal forma que pude apoyar mi cabeza sobre mi palma. Saqué mi celular y revisé rápidamente la hora, eran apenas las tres de la mañana. Divisé la entrada de la cocina y vi como algunos jóvenes pasaban por allí para dirigirse al piso superior para tener mayor intimidad. Una sonrisa cómplice apareció por mi rostro al ver a una de las amigas de Michelle, Kylie Howland, una castaña de ojos marrones, era algo rellenita y eso la acomplejaba bastante, me alegraba saber que por fin se animó a usar un top, se dirigía con un chico al piso superior, supongo que ese era el famoso Jeremy Blake del que tanto hablaban cuando venía a casa.

Volví a ver a mi mejor amigo, estaba terminando su trago, observé como su nuez de Adán se movía mientras tomaba. Dejó el vaso en la mesa y comenzó a jugar con él, pasándolo de mano en mano, lucía bastante concentrado y eso me pareció algo tierno pero a la vez bastante sexy. Pasé mi mirada por cada lunar que adornaba su rostro, admirando su belleza, deteniéndome en cada detalle de su bello rostro. Alcé mi mano libre y la pasé por su cabello, formando remolinos con algunos mechones.

— ¿Qué haces? –preguntó divertido-

— Juego con tu cabello, ¿no es obvio?

— Lo único obvio aquí es que estas ebria.

Es que estás ebria –lo imité infantil y burlonamente-

— Muy adulto de tu parte –contestó riendo sarcásticamente -

— Quiero bailar, ¿me acompañas?

— No soy bueno bailando.

— Oh, vamos –insistí estirando las vocales-

Se paró y me tomó de la mano para hacerme girar al ritmo de la música. Movimos nuestros cuerpos como podíamos debido a la gran cantidad de alcohol que teníamos en sangre. Él comenzó a hacer unos movimientos bastante graciosos, no podía parar de reírme. Me acerqué a su anatomía, tomé sus manos y las coloqué en mis caderas mientras intentaba bailar sensualmente fallando en el intento. Me separé riéndome y comencé a dar un par de vueltas mientras alzaba mis manos y cerraba los ojos. Dylan tomó mi mano deteniéndome, se pegó a mi espalda y bailamos un rato, coloqué mi mano rodeando su cuello acercándolo más a mí como si eso fuese posible. Por su parte, me tomó por la cintura apegándome aún más a su cuerpo. Acercó su boca a mi oído y comenzó a cantar la canción que sonaba. Sentía su aliento, lo cual me causaba ciertas cosquillas placenteras, comencé a reír por eso.

Entonces... ¿Me ayudas? (Dylan O'Brien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora