Capítulo 8

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N.A:

Ok, este capítulo es el inicio de la acción entre nuestros protas, no sé si me entienden ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Están en todo su derecho si no desean leer lo que sigue.

¡Espero que les guste!

Voten y/o comenten, deseo saber qué les parece :)

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Se apoyó sobre sus rodillas y se acercó a mí, mirándome fijamente mientras sonreía. Me acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja, pasó su mano hasta llegar a mi nuca y tímidamente me atrajo hacia él. Su mirada pasó de mis ojos a mis labios, relamió los suyos mientras pegaba su frente a la mía, cosa que lo hacía ver extremadamente deseable. Depositó un suave beso en mi nariz y se alejó, recargando sus codos sobre el apoya brazos.

Coloqué mis pies sobre el sofá atrayendo mis rodillas hacia mi pecho para abrazar mis piernas. Lo miré detalladamente, eso de recién me había puesto nerviosa. Nos quedamos mirándonos en silencio, le sonreí y él me devolvió el gesto.

— Creo que no es un gran secreto después de todo –comentó sin quitarme la mirada de encima-

— ¿Qué cosa? –pregunté aunque ya me veía venir lo que iba a decir, sin embargo quería escucharlo para poder terminar de entender-

— Por algo te dije que deberíamos tener esa conversación sin estar ebrios. Es verdad que el alcohol ayuda para esa clase de cosas, pero prefiero decírtelo y que puedas recordarlo al día siguiente.

— De acuerdo, lograste que me pierda, ¿qué quieres decir?

—Anoche, cuando me pediste que te quitara la virginidad, te pedí que nos detuviéramos y que habláramos cuando no estemos ebrios –iba a protestar pero él colocó un dedo sobre mis labios impidiéndome hablar- Es momento de retomar esa conversación. –asentí lentamente- Lo que quiero decir es que –suspiró y se rascó la cabeza- Me encantaría hacerte ese favor, pero no porque desee tener sexo contigo... Quiero decir, sí, me encantaría tener sexo contigo, pero no por una simple calentura. No significa que no seas linda o haya algo mal con tu cuerpo –comenzaba a trabarse con sus propias palabras y a desviar la mirada como siempre que se ponía nervioso-

— Dylan –alcé mi voz al borde de la risa, siempre me causaba ternura cuando hacía eso-

— Maldición –suspiró y se acercó más a mí, me tomó nuevamente las manos y me dedicó una mirada extremadamente dulce- Lo que quiero decir es... -se mordió el labio inferior y luego me sonrió tímidamente- Me gustas.

Mi mirada fue a parar a sus labios y algo dentro de mí hizo un "clic", sentía la necesidad de besarlo. Eso estaba mal, esta vez no podía culpar al alcohol, simplemente quería besar a mi amigo. Mordí mi labio inferior, debatiéndome entre hacerlo o no. Él parecía estar en la misma. Me miraba dubitativamente, sin saber qué hacer luego de esa declaración. Podía ver algo de nerviosismo y temor a un posible rechazo.

Finalmente pensé "al diablo, ¿por qué no?" y dejé que mi instinto tomara control de mi cuerpo. En un rápido movimiento me senté sobre mis rodillas, coloqué una mano sobre su pecho y me acerqué hasta su rostro. Él aún estaba semi-acostado por lo que me incliné quedando prácticamente encima de él. Me dedicó una sonrisa de costado.

— Hazlo de una maldita vez –dijo mirándome a los ojos-

— Espera, tengo una pregunta... ¿Qué hay de Lucy? –pregunté con cierto temor-

— No hay nada con ella. Quiero decir, tuvimos sexo un par de veces pero ambos tenemos claro que solo es atracción sexual –intentó restarle importancia pero eso me preocupó, después de todo yo era una inexperta en el tema-

—- Oh.

— Escucha, no tienes por qué preocuparte –pareció leer mi rostro preocupado-

Dicho eso, tomó mi rostro y pegó sus labios con los míos. Al principio no sabía cómo reaccionar pero terminé cerrando los ojos y siguiendo ese beso. Sus labios se movían perfectamente, con una delicadeza y a la vez una determinación que me hacían desear más y más. Sus manos masajeaban mi cabello produciéndome sensaciones sumamente agradables. Separé mis piernas y las coloqué a ambos lados de su cuerpo, para estar más cómoda. Me dejé caer suavemente sobre él, sin aplastarlo. Pasé mis manos por su torso, sintiendo sus músculos, para finalmente rodear su cuello y jugar con su cabello, despeinándolo. Él bajaba y subía sus manos, rozando mi piel con sus dedos, produciéndome cosquillas gratificantes.

Su lengua pidió permiso para entrar en mi boca, abrí los labios para profundizar el beso. No sé cómo hizo pero logró darme la vuelta, casi se cae del sofá pero se aferró al respaldo para evitar la caída. Solté una carcajada pero ésta se vio interrumpida por un segundo beso. Se terminó de acomodar sobre mí y sus manos volvieron a lo suyo, hacía suaves círculos sobre mi abdomen. Una de mis manos seguía jugando con su cabello mientras que la otra se colaba en su camiseta sintiendo la piel ardiente de su espalda.

Dylan fue depositando besos sobre mi rostro hasta llegar a mi cuello, atacó con toda su artillería cada rincón sensible de esa zona produciéndome escalofríos de placer. Cerré los ojos mientras mi respiración se aceleraba más y más. Empezó a mordisquear el lóbulo de mi oreja izquierda, jugando con sus dientes y su lengua. Mientras seguía repartiendo besos húmedos entre mi cuello y mi oreja. Deslizó una mano bajo mi top y una oleada de placer me invadió, no pude evitar soltar un gemido al sentir cómo masajeaba mi pecho derecho por sobre la tela del sostén. Inconscientemente, mis piernas se abrieron aún más, Dylan se colocó mejor entre ellas. Un calor mezclado con cosquillas se formó en mi vientre bajo.

— ¿Estás segura de que deseas que continúe? Puedo parar si así lo deseas –depositaba suaves besos en mis labios, apartó sus manos traviesas de mi cuerpo-

— Lo dije anoche y no me arrepiento, quiero que tú seas el primero –musité sobre sus labios-

— Entonces vamos a un lugar más cómodo.

— De acuerdo.

Entonces... ¿Me ayudas? (Dylan O'Brien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora