Gigantitan-Parte única

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-Bien hecho, Cat Noir.- susurró Marinette mientras el héroe guiaba al enorme y tierno super villano lejos de los demás.

-La cita romántica con Adrien tendrá que cambiar su locación... aunque no termino de comprender el por que de tanto rollo. Le ves todos los días...- comentó Tikki.

-N-No es lo mismo tratar con él para algo de la escuela o de los akumas que invitarle a una cita...- aseguró la chica con sus mejillas sonrosadas.- Necesito una mano para invitarle a salir.

-Pero no la necesitas para sus cursilerías diarias...- rió la kwami.

-No sé de qué me hablas...- balbuceó la chica cruzándose de brazos.

-No creo que debas complicarte, Marinette. Te aseguro que Adrien te dirá que sí sin chistar.- Marinette sonrió.

-Ya me encargaré de eso. Ahora, ¡hay que ir a por ese bebé!

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-Mira por dónde. Tampoco se te dan bien...- comentó Cat Noir con una sonrisaen referencia al tema de cuidar niños mientras subía al techo al que el gigante villano había lanzado a su compañera.- Me preocupa, ¿sabes? No vaya a ser que tampoco puedas con los nuestros, mi lady...

-Ja-ja. Para tu información, dudo que sean de diez toneladas...- respondió la joven, antes de ser tirada a un lado por el héroe previniendo que fuera alcanzada por Gigantitan.

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-En el parquecito, yo cantaré la nana.- avisó el chico mientras el dúo atraía al adorable akumatizado hacia su trampa.

-Queremos que se calme, no romperle los oídos...- respondió Ladybug con una sonrisa.

-¡¿Qué?! ¡Tengo una gran voz! Algún día maullaré una serenata.- aseguró él. Su compañera soltó una risilla.

-¿Y planeas cantarle también las nanas a nuestros hijos?- tanteó divertida. Cat Noir la miró un poco sorprendido de que le siguiera su comentario de hacía un rato, pero no le molestaba para nada.

-Pues claro.  Ya verás como se enamorarán de la voz de su padre.

-¿Y les bañarás con la lengua también?- continuo Ladybug con una sonrisa.

-Eso... creo que podemos pasarlo por alto...

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-De niño me encantaba jugar con coches...- comentó el héroe con algo de nostalgia al ver como el pequeño gran infante se distraía con un auto.

-Nunca se es muy grande para eso.- intentó bromear Ladybug refiriéndose al tamaño del villano.

-Nah, eso quedó en el pasado. Soy más de figuras de acción de super héroes ahora.. sobre todo de heroínas de trajes inspirados en insectos...

-Adrien...- la chica le miró con una ceja alzada.- No tienes una figura de acción de mí, ¿cierto...?

-¿Y-Yo? No, no, no. ¿Cómo crees? Sólo... bromeaba... jeje...- afirmó él con una mano tras su cabeza.

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-Gatito...- balbuceó el pequeño August completamente fascinado con la campana que colgaba del cuello del héroe.

-Al final sí que puede que a nuestros gatitos si les toque un padre bueno con los niños.- bromeó Ladybug recostándose a su hombro. Cat Noir sonrió.

-Recuerda esas palabras, Bugaboo: NUESTROS gatitos. No vaya a ser que el día de mañana te eches para atrás.- comentó él con un guiño. Con sus mejillas sonrojadas, la chica le sonrió.

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-Deberías encargarte del asunto de la cita con Adrien tu misma, Marinette.- aconsejó Tikki.

-Lo sé, lo sé. Pero bueno, Alya tiene mejores ideas para que todo sea más perfecto o romántico. Y las chicas pueden ayudar.

-Una relación es cosa de dos personas...- recordó su kwami. Marinette le miró y se lo pensó un momento. Eso era verdad.

-

-¡Adrien!- llamó Marinette al chico que se acercaba al auto.

-Marinette... vaya casualidad, mi lady. No planeaba para nada llegar a verte hoy.

-Lo sé.- rió la muchacha.- Escucha, yo me preguntaba sí... bueno, si quieres... es decir...

-¿Sí...?- preguntó Adrien agachándose un poco para intentar ver el rostro de la joven que ahora miraba hacia el suelo con pena.

-Yo... quería saber si...- El sonido de la bocina la alteró.- ¡Salir contigo! Es decir, no contigo. Osea, que tú salgas con...- Más sonidos de bocina.- Olvídalo. No le hagas esperar.

-De...acuerdo...- dijo extrañado el rubio antes de dar media vuelta y caminar hacia el auto. Marinette miró hacia abajo con descepción.- Pero si quieres... podemos llevarte a casa.- escuchó decir de pronto. Su cara se iluminó, pero su lengua le hizo una mala jugada.

-No, no. Ya me iré con el yoyo.- Adrien empalideció ante la casi revelación de su identidad a su chófer. Él entendía a la perfección aquel comentario, mientras que escondidas tras una columna el grupo de chicas golpeó sus frentes simultáneamente ante la absurda respuesta.

-Muy bien... ¡Te veo mañana en la escuela!

-

-Has estado cerca, Marinette.- intentaba consolar Tikki a la apenada joven escondida bajo las sábanas de su cama.- A la próxima te las apañarás para decir algo coherente. ¡Ya verás!

Un guñido fue lo que se escuchó como respuesta a aquello, seguido de la melodía de su celular. La kwami, viendo que su portadora se rehusaba incluso a fijarse quien la llamaba, se acercó al aparato en la mesa.

-¡Es Adrien!- exclamó.

-Sólo lo dices para que me levante a tomarlo...- respondió Marinette. Tikki deslizó la pantalla para atender la llamada de vídeo.

-¿Marinette?- llamó el rubio del otro lado de la línea.

-¿Qué tal, Adrien?- saludó la criatura roja con una sonrisa.

-Hola, Tikki.- respondió el chico con ternura.- ¿Está mi lady por ahí?

-En realidad ella está...- Un golpe en seco le inteumpió y le hizo voltear para encontrarse a la mencionada de cara en el suelo en un intento por bajar más rápido de la cama.

-¡Estoy aquí!- exclamó mientras corría a la mesa, intentando arreglar sus ahora caídas coletas en el proceso.- Hola, Adrien.- saludó.

-Hola. Veo que estás en tu casa ya...

-Así es.

-¿Estarás libre esta tarde? Tengo un nuevo vídeo juego y necesito un compañero. Padre cree que estoy practicando piano ahora y no me vendrá a buscar al menos en un par de horas...

-¡Suena genial!- chilló Marinette.- Es decir... sí, claro. Puedes pasar por aquí si quieres...

-Muy bien. ¡Te veo en diez minutos!- aseguró con emoción antes de colgar. La joven abrazó su celular con fuerza.

-¡Sí!- exclamó.

-Marinette...- llamó Tikki.- ¿Es que acaso planeas recibirle en pijama...?

Porque Marinette merece un final feliz!!!

Actualización de dos historias diferentes en menos de veinticuatro horas. ¡Woooo!

*cae de bruces sobre su computadora*

Rostros familiaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora