Capítulo 2. Los ojos mas azules que el cielo.

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- ¡Stiles, despierta o llegaras tarde a clases! - la voz de mi papá se escucha tan lejana - ¡Stiles, apúrate! - me remueve.

- Cinco minutos más - pido mientras me cubro con el cobertor hasta la cabeza.

- Stiles arriba, ¡Ahora! - me quita el cobertor, el frío de la brisa del aire golpea mi cuerpo a pesar de que tengo puesta mi pijama.

- Papá que malo eres - le reclamo, me incorporo de la cama lanzando un buen bostezo al momento que me tallo los ojos con ambas manos.

- Viéndote así, pareces un gato levantándose - se ríe de sus palabras.

- ¿Me estas comparando con un gato? - pregunto fingiendo indignación - no puedo creerlo papá - enfoco mi vista en él mientras me llevo una mano al pecho para darle mas dramatismo.

- Ya... Ya, esta bien, lo siento - alza las manos en son de paz - ahora apúrate o de verdad llegaras tarde - al terminar de decir eso, camina hacia la puerta y sale dejándome solo en la habitación.

Me levanto completamente de la cama, estiro ambos brazos para tronar mis huesitos al momento que camino hacia el baño. Una vez estando adentro me despojo de la pijama esta quedar desnudo, también quito la pequeña venda que cubre la herida al lado derecho de mi frente, la contemplo en el espejo colgado sobre la pared, arriba del lava manos, la herida no es tan grande pero si lo suficiente como para que el doctor me la cosiera, observo también mis brazos y cuerpo, tengo dos moretones en mi brazo izquierdo y una en la derecha, por el resto de mi cuerpo también, algunas se ven verdes, hasta parece como si me hubiese tirado pintura encima, pero todo es gracias al golpe que mi cuerpo recibió a las vueltas del auto cuando pasó el accidente.

Dejo de mirar mis golpes y heridas, entro a la ducha, abro ambos grifos de la regadera para que el agua tenga una temperatura que mi cuerpo soporte, compruebo con mi mano la temperatura, cuando siento que está bien, meto mi cuerpo entero bajo la regadera

Tardo un poco más de lo esperado al bañarme, salgo cuando termino, saco una toalla del mueble que se encuentra a un lado de la puerta del baño, me la enrollo alrededor de mi cintura y antes de salir del baño completamente, agarro el botiquín de primeros auxilios para así abandonar el lugar y entrar a mi habitación.

Dejo el botiquín sobre la cama, camino hacia el clóset, la abro y saco las primeras prendas que encuentro, no soy muy fan de la moda por lo que toda mi ropa consiste en camisas a cuadros y pantalones de mezclilla desgastados, de un cajón extraigo un bóxer azul junto a unas medias negras. Me comienzo a vestir con cuidado, intentando no rosar mucho los moretones de mi cuerpo, lo mismo hice cuando me bañé, fue una gran tortura, la verdad. Por ultimo calzo mis tenis negros y quedo listo.

Abro el botiquín que había dejado sobre la cama, saco un pequeño bote de alcohol con un pedazo de algodón para limpiar la herida de mi frente, me acerco al espejo que tengo a un lado del clóset, paso cuidadosamente el algodón en las puntadas, Diablos, arde como el demonio, después de eso tiro el algodón en el bote de basura, agarro la pomada que me había dado el doctor, unto un poco en mi dedo índice para llevarla a la herida, después de eso saco una curita del primer cajón de la mesa de noche, cubro la herida con eso. Dejo mi cabello sin peinar, solo me lo acomodo un poco con mis dedos dejando que algunos mechones caigan en mi frente cubriendo todo rastro de la curita.

Me acerco a la cama para arreglarlo, una vez terminado voy hacia el escritorio, agarro mi mochila, meto algunos libros y cuadernos que hacen falta, cuando veo que todo lo que usaré el día de hoy ya está, salgo de la habitación con la mochila en mi hombro, bajo a la cocina encontrando a mi papá sirviendo el desayuno, no es nada del otro mundo, huevos revueltos con pan tostado y café, a pesar de que le digo que no coma nada que conlleve grasa, no me hace caso, pero bueno, por hoy se lo voy a dejar pasar.

Príncipe Heredero®  [Stiles Stilinski] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora