Capítulo 5.

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-¡TSUBASA! ¡TSUBASA, SE MUEVEN! ¡SE ESTÁN MOVIENDO!

-Gingka, tranquilo. Vamos, respira.

Horrorizado el pelirrojo corrió y escondió su cabeza entre los cojines de un sillón, haciendo graciosos sonidos de desesperación, moviendo sus piernas golpeado la superficie del mismo.

-¿¡Cómo demonios puede pasarme esto?! ¡Es imposible!

Para acortar un poco la historia, esa mañana, el pelirrojo se levantó con un fuerte dolor de cabeza, algo muy extraño en él, pues no sufría de migrañas y mucho menos al acabar de levantarse de una buena noche de sueño. En fin, el pobre tomó una pastilla y se fue a casa de Tsubasa, con su gorro, sus guantes y su abrigo, pues el mayor ya lo estaba esperando. Cuando el pelirrojo llegó, Tsubasa lo recibió feliz de verlo de nuevo, Gingka le comentó sobre su molestia y Tsubasa sugirió que, como no había nada que hacer ese día, no creyó que hubiera algún problema en pasar todo un día en cama, Gingka aceptó completamente de acuerdo y se fue a recostar con el peliplata, ya ambos en la cama, compartieron un par de besos y caricias hasta que Gingka se quedó dormido entre los brazos de su novio, el cual lo observó hasta que termino igual, tal vez, aún era demasiado temprano para ambos.

No pasó mucho tiempo cuando Gingka volvió a despertar, quejándose en silencio de su dolor de cabeza para no despertar al peliplata, sin embargo no fue muy efectivo, Tsubasa despertó igual, y se dedicó a abrazar y consolar el ligero llanto de su pelirrojo, quien sólo atinó a tomarse la cabeza con fuerza.

Luego se detuvo.

El dolor se desvaneció casi de inmediato, Gingka se desplomó en los brazos de Tsubasa por el alivio, mientras que al mismo tiempo, algo le hacía cosquillas al mayor, él pensó que solo era el cabello de Gingka, ese alborotado manto pelirrojo que siempre estaba hacia arriba. Pero luego, algo se movió, si, de forma extraña, luego, lo volvió a hacer y esta vez Tsubasa tuvo que separarse confundido, Gingka lo miro igual, mientras que los ojos de Tsubasa no podían estar más grandes.

Luego de murmurar un "Tienes orejas" Gingka rio con ironía, era obvio, pero se extrañó porque Tsubasa seguía viéndolo extraño, trató de levantarse de la cama incómodo, Tsubasa no quiso, lo sostuvo fuerte, pero Gingka logró soltarse y verse al espejo, gritando automáticamente al ver una largas pero pequeñas orejas blancas de lo que parecía ser un pony. Y de ahí, llegamos a lo inicial.

-N-No puedo... R-res...- se llevó la mano al pecho apretando su camiseta con fuerza, Tsubasa corrió hacia él rápidamente preocupado. Ataque de pánico, sabía que los tenía, pero nunca había visto uno. Corrió a la mesa de noche y buscó una bolsa, no logro encontrarla -M-Mi... Mi- señaló su bolso, Tsubasa corrió y encontró lo que buscaba, dándole a Gingka una bolsa de papel.

-Tranquilo, respira- lo ayudó a sentarse en la cama, mientras éste seguía respirando dentro de la bolsa. Las orejas blancas estaban paradas, las analizó asombrado, analizando a Gingka, notando así otra cosa.

Una cola.

Aguantó la respiración y se mordió la lengua para no decir nada, Gingka estaba alterado, no quería alterarlo mucho más, pero aún así no dejó de verla. Larga, peluda, parecía suave y de color blanco igual.

Gingka recostó su cabeza en el hombro de Tsubasa y lo abrazó con fuerza, Gingka temblaba y en eso, suena el teléfono.

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-Bien, por favor tomen asiento- indicó la mujer que los había llevado ahí. Kyoya se sentó en la camilla, mientras que Ryuga tomó asiento en una silla al lado de esta. El peliverde comenzó a mover los pies nervioso, mientras que Ryuga se dedicaba a mirarlo y analizar cada pequeño movimiento que este hacía. La mujer los miraba con una pequeña sonrisa, pensando que esos dos eran adorables juntos, adorables pero en una forma extraña pues ambos parecían ser muy rudos a pesar de haber entrado a la habitación con sus manos entrelazadas, mientras que Kyoya cada vez se sentía que esa mirada fija en ellos lo juzgaba, como si pudiera saber lo que le pasaba, como si se preguntara qué demonios harían dos hombre en un lugar como ese, y ya hubiera tenía una respuesta.

Kyoya-Neko: ¡¿Qué Diablos...?! [M-PREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora