Capítulo 4.

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—Feliz Navidad para ti también, jodida antorcha.

—Am...— Kyoya no sabía muy bien qué decir, confundido por la forma tan ruda en la que el pelirrojo estaba hablando, pues él apenas y podía levantar la voz en todo chillón cuando se enojaba de forma casi cómica, pero esta vez parecía realmente serio.

—Digan algo, ahora— ordenó el pelirrojo, ahora sentado en el sillón sin intensión de irse hasta tener una respuesta, doblando una pierna sobre la otra y su espalda arqueada, casi sin tocar el respaldo del sillón— Tu más que todo, estuviste molestándote media semana para que viniera aquí cada día a saber cómo estaba este tonto, pero nunca me decías qué había pasado. Habla— señaló a Ryuga, quien tenía una mirada de completa indiferenciado, mientras por dentro buscaba una excusa que decir, nadie debía saberlo, mucho menos cuando había hablando tan poco sobre el tema, y la única conclusión a la que habían llegando era el hecho de no querer tener a la criatura... Por ahora.

—Vamos Gingka, basta de insultos, esa es nuestra especialidad— mencionó Kyoya, tratando de aligerar el ambiente.

—Ya se los dije, no me iré de aquí. Escuché de papá que habló de nuevo con el doctor que Kyoya estuvo muy alterado cuando despertó en el hospital, y es injusto que a nosotros que estuvimos preocupados por el nos excluyan de esto— bramó el chico, Kyoya se sentó a su lado, mientras Ryuga sólo se quedó parado donde estaba.

—Bien, escucha, tal vez y exageré un poco por estarte molestando tanto con Kyoya, pero él no me dejaba verlo, habíamos... Peleado muy fuerte al salir del hospital porque yo decía que el debía cuidarse más, pero Kyoya es terco y no quiere cambiar su estilo de vida...— hizo una pausa, Kyoya lo miró mal, estaba inventando que todo eso fue su culpa por obstinado, pero eso estaba haciendo a Gingka caer, por eso no lo detuvo— Kyoya se alteró mucho en el hospital porque simplemente no le gusta estar ahí, lo sabía, pero no les dije nada, y cuando despertó todo alterado él jodido médico volvió al cuarto y comenzó a llamar a Kyoya "ella", él simplemente explotó— finalizó el albino, mirando serio al pelirrojo que se quedó pensativo y analizando cada palabra que Ryuga había dicho. Kyoya su lado tragó grueso, y de forma casi disimulada llevó su mano izquierda a su vientre sin bulto, como si esto lo calmara, suspiró luego confirmando lo anterior y Ryuga lo notó, y fue un extraño sentimiento el que llegó a él, indescifrable.

—Bien...— murmuró Gingka— Bien, está bien. Les creo. Pero que no se repita, literalmente casi me arranco todo el cabello por estar pensando estupideces, no lo sé, llegué a pensar que Kyoya pudo haberse matado o algo así.

—¿Qué clase de persona crees que soy?— preguntó ofendido, quitando la mano de su vientre, dejándola a su lado.

—Como sea...— suspiró el pelirrojo— Ahora que ya me dijeron lo que pasa, estoy más tranquilo contigo. Me dijeron la verdad de todo— volteó a ver a Kyoya con una dulce sonrisa, el cual el correspondió con una sonrisa un poco más torpe e incómoda, Ryuga apartó la mirada queriendo sacar a Kyoya de entre las manos de la antorcha.

—Como sea Gingka, sabes que la próxima vez no tienes que armar tanto escándalo, al menos no tan temprano— opinó Ryuga, haciendo que ambos chicos dejaran de verse fijamente, casi le daba asco, los celos no lo dejaban pensar muy bien, y si Gingka seguía tocándole le arrancaría el mismo las manos de encima— Queremos desayunar, ahora vete.

—Ok, entiendo, no les quito más tiempo, lamento haberlos interrumpido chicos. Que pasen un lindo día— el de ojos miel se levantó, y caminó hacia la puerta casi saltando en cada paso que daba- ¡Feliz Navidad~!

Kyoya-Neko: ¡¿Qué Diablos...?! [M-PREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora