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Jeon Jungkook había escuchado muchas mentiras a lo largo de su vida, en particular sobre su hermosa y cruel ex amante, pero aquélla se llevaba el oro.

—No puede ser verdad —dijo escandalizado mientras observaba al médico—. Está mintiendo.

—Señor Jeon, le aseguro que es cierto —replicó con voz grave el doctor Evans —. Ella tiene amnesia. No se acuerda de usted, ni de mí, ni siquiera del accidente que tuvo ayer. Sin embargo, no tiene ninguna lesión física.

— ¡¿Por qué está mintiendo?!

—Llevaba puesto el cinturón de seguridad cuando se golpeó la cabeza con el airbag —prosiguió el doctor Evans —. No hay conmoción cerebral.

Jungkook observaba al doctor Evans con el ceño fruncido. El médico tenía una gran reputación en su profesión, en la que se le consideraba un hombre muy calificado y con una integridad intachable. Era rico, dado que llevaba toda su vida atendiendo a pacientes aristocráticos y de grandes fortunas, lo que significaba que no podía comprársele. Hombre de familia, llevaba casado cincuenta años con su esposa, tenía tres hijos y ocho nietos, lo que significaba que no podía ser víctima de la seducción. Por lo tanto, debía de estar plenamente convencido de que Choi Iseul tenía amnesia.

Jungkook frunció los labios. Dada su astucia, habría esperado más de ella. Once semanas atrás, después de apuñalarlo por la espalda, Choi Iseul había desaparecido de Seattle como por arte de magia. Sus hombres habían estado buscando por todo el mundo sin éxito alguno hasta hacía dos días, cuando, de repente, Iseul había reaparecido en Londres para el entierro de su padrastro.

Jungkook había abandonado las negociaciones de un contrato millonario en Sidney para ordenarles a sus hombres que no perdieran rastro alguno de ella hasta que él llegara a Londres en su avión privado. Kim y Park, le habían estado pisando los talones desde el día de ayer por la tarde, cuando ella había abandonado una clínica privada en Harley Street. Habían visto cómo se cubría el sedoso y largo cabello oscuro bajo un fular de seda, unas enormes gafas de sol y unos guantes oscuros para conducir y se marchaba en un Aston Martin descapotable de color blanco... para terminar chocándose contra un buzón de correos que había en la acera.

—Fue tan raro, jefe —le había explicado Kim cuando Jungkook llegó aquella misma mañana procedente de Sidney—. En el entierro parecía bien, pero al marcharse de la consulta del médico comenzó a conducir como si fuera bebida. Ni siquiera nos reconoció cuando la ayudamos a entrar de nuevo en la clínica después del accidente.

El doctor Evans parecía igualmente desconcertado.

—La he tenido en observación, pero no he podido descubrir ningún daño físico en ella.

—Porque no tiene amnesia, doctor —le dijo Jungkook, apretando los dientes—. ¡Le está tomando el pelo!

El doctor se puso tenso.

—No creo que la señorita Choi esté mintiendo, señor Jeon. La conozco desde que tenía catorce años, cuando vino aquí por primera vez a Londres con su madre. Todas las pruebas han dado negativas. El único síntoma parece ser la amnesia. Esto me lleva a pensar que el accidente ha sido simplemente un catalizador y que el trauma ha sido simplemente emocional.

— ¿Quiere decir que se lo causó ella misma?

—Yo no diría eso exactamente, pero este tema queda fuera de mi campo. Por eso, le he recomendado a un colega, el doctor Smith.

—Un psiquiatra.

—Sí.

—En ese caso, si no le ocurre nada físicamente, se puede marchar del hospital.

All Of My Life ♡ JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora